junio 07, 2011

¿Comulgarás con Chávez o con Lula?

Fran Ruiz
fran@cronica.com.mx
La aldea global
La Crónica de Hoy

Las elecciones más reñidas de la historia en Perú acabaron con una victoria por la mínima de Ollanta Humala, el primer candidato auténticamente de izquierdas que ha sido elegido presidente por los peruanos (aunque no el primero, porque Lima tiene también desde este año su primer gobierno de izquierdas, de la mano de la alcaldesa Susana Villarán).

La victoria de Humala se explica, primero que todo, por el miedo real al regreso del fujimorismo y su régimen autoritario, plagado de escándalos como el de las esterilizaciones forzosas de mujeres indígenas, los innumerables casos de tortura —hasta Susana Higuchi, ex esposa de Alberto Fujimori, fue torturada por haberse atrevido a denunciar los abusos del gobierno de su marido— y, desde luego, por los casos probados de matanzas. No fue suficiente para Keiko Fujimori vender al votante el “injusto” encarcelamiento de su padre por unos crímenes que ella niega o que, en todo caso, fueron consecuencia de su “guerra a muerte” contra el terrorismo de Sendero Luminoso. No fue suficiente, tampoco, vender al votante de las clases populares la idea de que vivían mejor con su padre porque él, como repetía Keiko en campaña, “era el presidente de los pobres” (¿de quién me suena este lema?).

En segundo lugar, la victoria de Humala es fruto de su arrepentimiento por haber comulgado en la anterior elección con el chavismo. Sea cierto o no, le ha servido para convencer a más indecisos que Keiko.

A quien no acaba de convencer Humala es al mercado financiero. La Bolsa de Lima sufrió ayer la mayor caída de su historia. Pero la propia Keiko, en un gesto que la ennoblece, reconoció rápidamente la victoria del adversario y pidió que no cunda el pánico.

Una vez exorcizado Perú del fantasma del fujimorismo, le toca a Humala honrar su compromiso de que no va a ser un discípulo más de Chávez, como Daniel Ortega, que engañó a los nicaragüenses con una campaña moderada y luego resultó ser un autoritario como en su día lo fue Somoza. Si en campaña prometió que su modelo a seguir era Lula, que cumpla y si no que el pueblo lo juzgue.

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