Martín Bonfil Olivera (@martinbonfil65)
mbonfil@unam.mx
La ciencia por gusto
lacienciaporgusto.blogspot.com
Milenio
Varios lectores me hicieron notar que últimamente he abordado en este espacio temas que parecen más quejas que “ciencia por gusto”, en particular cuando combato las tonterías seudocientíficas que muchos charlatanes difunden como si fueran hechos.
Tienen razón, en parte. El título de esta columna promete compartir el gozo de la ciencia, la “experiencia científica”, afín a la experiencia estética que nos produce el arte, pero que antes pasa necesariamente por la razón.
Pero en el mundo no todo es gozo, y la ciencia también tiene aspectos odiosos… sobre todo la falsa ciencia. Basta con ver la cantidad de productos milagro que se ofrecen por televisión para darse idea de cuántos charlatanes se hacen ricos aprovechándose de la credulidad y buena fe del público, insultando su inteligencia.
Mis dos anti-favoritos actuales son las pulseras con holograma que ofrecen aumentar la fuerza física y mejorar el equilibrio (además de feas, son un fraude descarado) y la nueva crema “Teatrical células madre”®, de Genomma Labs, que supuestamente “contribuye a la protección del ADN y retrasa el envejecimiento anticipado de la piel favoreciendo los mecanismos naturales para su regeneración” (la crema dice contener, efectivamente, células madre… ¡de manzana! A menos que quiera uno cutis de fruta, la simple idea resulta absurda).
Pero más allá de la falta de respeto y el engaño burdo, los charlatanes tienen un efecto nocivo en la sociedad: fomentan la credulidad, la tendencia a creer cosas sin fundamento. Y una vez abierta la puerta de la creencia acrítica, pueden colarse por ella ideas realmente peligrosas, como la de el VIH-sida no es contagioso o la de que un aparatito con una antena puede “detectar” moléculas de droga o explosivos.
Es cuestión de tiempo para que el fraudulento detector GT-200, usado por las fuerzas armadas de México en el combate al narco, produzca un accidente grave. Por el momento, al señalar azarosamente, han provocado numerosas violaciones a los derechos humanos de ciudadanos inocentes, que son registrados y hostigados inútilmente.
Sí: las charlatanerías dañan. Vale la pena combatirlas, aunque no siempre sea agradable.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario