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La Razón

La idea, elaborada en la Fundación Rafael Preciado Hernández, es contrastar los logros de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón frente a “los errores” de las administraciones priistas y en particular las de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo.
Como todo análisis, es discutible, pero no deja de ser interesante observar cómo piensan establecer la idea de que votar por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) significaría una regresión para el país.
La fundación analizó 250 variables del quehacer nacional y en todos los ámbitos.
El objetivo es que los militantes del PAN tengan claros los logros de los últimos años y sugieren a los usuarios de las redes sociales colocar el mensaje de que “México avanza” y “México avanza con el PAN”.
Uno de los hashtags (que no es sino una etiqueta para colocar mensajes en Twitter) propuestos indica cuál será uno de los centros de la crítica: “comparo como Moreira”.
El ángulo más interesante, sin embargo, es el que tiene que ver con la seguridad. No se necesita un gran análisis para intuir que uno de los puntos flacos para la campaña panista será la violencia. Cuarenta mil homicidios son muchos, y por dondequiera que se le vea.
Por ello intentarán el siguiente contraste: “Hoy México vive un aumento en las cifras de ejecuciones relacionadas con el crimen organizado, mientras en el pasado se ejerció la violencia contra los mexicanos, y cuyo objeto era mantener el poder de un régimen autocrático”.
Los panistas harán un recuento de episodios represivos del pasado: 1968 en Tlatelolco, 1971 en el Casco de Santo Tomás, 374 desaparecidos políticos en los años setenta y ochenta, y algunos gobernadores malvados como Manuel Zárate Aquino, de Oaxaca y Rubén Figueroa, de Guerrero.
El mensaje es claro: hoy la violencia es desatada por los criminales, pero antes estaba dirigida a los ciudadanos.
Dirán también que las investigaciones de los homicidios del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y del candidato presidencial priista Luis Donaldo Colosio “se caracterizaron por la opacidad”, aunque, por cierto, uno de los encargados de estas averiguaciones fue justamente un militante panista.
Es apenas una probada de un documento amplio con un gran número de referencias a lo que los panistas han hecho bien y los priistas mal.
¿Servirá esta estrategia? Es difícil saberlo, pero hay algo seguro: no se podrán evitar el debate ni la discusión en las redes sociales y para quienes sepan utilizarlas puede significar una ventaja nada despreciable.
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