Rubén Aguilar Valenzuela (@RubenAguilar)
El senador Manlio Fabio Beltrones ha dejado muy claro que desea competir por la candidatura de su partido para participar en la elección presidencial del 2012. Ha propuesto que el representante del PRI debería surgir de una elección interna.
A un partido que por 70 años su candidato fue elegido por el Presidente en funciones por la práctica del dedazo, que aseguraba como candidato al favorito del gobernante, le resultan extraños los métodos de participación democrática para elegir a sus candidatos.
En el 2006, primera elección que participó sin tener en sus manos la Presidencia de la República y poner en marcha el viejo mecanismo de la designación presidencial, optó por la candidatura única para evitar conflictos. Todos conocemos el resultado.
La propuesta de Beltrones sería algo obvio en un partido de tradición democrática, pero no en uno de carácter vertical y autoritario, como ha sido el PRI. Él está en su derecho de luchar para que se establezca un mecanismo que le permita competir. Ya verá si gana o pierde.
A la propuesta del Senador, de inmediato salieron detractores al interior. Son quienes en el PRI se niegan o desconfían de la democracia. No se saben manejar en ella. Les estorba. Beltrones les salió al paso señalándolos como representantes del pasado.
El PRI debería garantizar -lo hacen todos los partidos que se dicen democráticos- las contiendas internas para elegir a sus candidatos en los puestos de elección popular. El tema debería dejar de ser una discusión coyuntural para convertirse en una norma del partido.
Integrar las elecciones internas como parte de la selección de sus candidatos sería una muestra real, contundente, de que algo está cambiando en el PRI y, sin duda, lo legitimaría frente a la ciudadanía pero también, cosa no menor, de cara a sus miembros.
La democracia es más difícil de gestionar que los procesos discrecionales centralizados, pero es la mejor manera de resolver en el mediano y largo plazo la disputa por el poder al interior de un partido. Impide o reduce los personalismos, además de que los grupos se perpetúen.
Este mecanismo permite también que los que quieran obtener un cargo de elección popular se vean obligados a hacer público lo que piensan y a demostrar sus capacidades. Actúa como un filtro para que sólo avancen los mejores. Los que participan no pueden esconderse en el silencio perverso de los spots.
El senador Beltrones, en la búsqueda de la candidatura, se ha convertido en un modernizador de su partido. Si logra que se instauren las elecciones internas, le estará haciendo un gran servicio al PRI y también al país. Sería el fin de las tradicionales cargadas, tan propias del priísmo de antes y pareciera también que del de ahora.
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