julio 12, 2011

Triunfo balsámico

Román Revueltas Retes
revueltas@mac.com
Interludio
Milenio

Los chicos de la Sub 17 no se arrugan. Caen y se levantan; van abajo en el marcador y se sobreponen; luchan constantemente; exhiben descaradamente su talento; y, finalmente, juegan en equipo, algo que, según parece, no sabemos hacer los mexicanos. Estas cualidades suyas tan evidentes los han llevado directamente a la cima: son campeones del mundo de futbol en su categoría y, sobre todo, nos han mostrado, a todos los demás, un camino.

No es poca cosa, en estos tiempos de desaliento nacional, que hayan logrado imponer sus virtudes. Las “historias de éxito”, como suelen decir los autores de libros de autoayuda y los motivadores a sueldo, son muy poco frecuentes en territorios, como los nuestros, avasallados por el derrotismo y los impulsos de autodenigración. ¿Dónde está, de pronto, el “héroe de las derrotas”, esa figura que nos resulta tan entrañable y tan determinante en la historia patria? Siempre nos ha sido mucho más familiares los desenlaces como el de la Sub 22 que participó en la Copa América. Pues, cambiemos el guión y disfrutemos la clamorosa victoria alcanzada por estos muchachos: ganaron los siete partidos de la competición y derrotaron a rivales de mucho abolengo, Holanda y Alemania, para mayores señas.

Lo más importante, sin embargo, es que son los emisarios directos de la cultura del esfuerzo, los embajadores de la tenacidad y, en este sentido, encarnan unos valores que deben todavía esparcirse universalmente en nuestra sociedad. La picaresca, la trampa y el embeleco son también especialidades nuestras. Vaya que sí.

Nos encontramos, de tal manera, en una especie de mundo al revés: son los futbolistas profesionales, esos que fingen faltas todos los fines de semana y que caen como si los hubiera fulminado un rayo cada vez que un adversario les sopla en la nuca, los que debieran seguir el ejemplos de nuestros fieros chavales. Y mucha otra gente también. Pues eso.

No hay comentarios.: