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La Crónica de Hoy

La violencia es, en mala hora, rasgo sobresaliente de la imagen de México en el exterior. Los corresponsales de los diarios internacionales destacados en México se han dado vuelo. No quieren irse a ningún otro lado. Todos los días tienen material de sobra. El gobierno federal, principal emisor institucional en el país, es responsable de que las cuestiones relativas a la crisis de seguridad dominen la agenda pública. No sólo porque ha emprendió magnos operativos en contra de las bandas del crimen organizado, con soldados y marinos en las calles, sino porque ha intentado, sin mucho éxito, sacar provecho político de la difusión, a través de un uso intensivo de medios, de sus supuestos logros en la materia.
De hecho, la campaña política del 2009 del partido en el poder, el PAN, giró alrededor de la “valentía” del Presidente para enfrentar a la delincuencia organizada. El gobierno no tiene tiempo para cambiar de materia. De aquí a un año, cuando sea la próxima elección presidencial, su única opción es tratar de obtener alguna renta política de la ofensiva contra la delincuencia, aunque ya no centrada en la temeridad de Calderón, sino en el deber cumplido y la solidaridad con el sufrimiento de los ciudadanos, que parece poco para remontar la ventaja de los priistas.
Política.- En este verano, al tiempo que los episodios de violencia se multiplican, el rasgo sobresaliente es la consolidación de la percepción de que el PRI ganará, casi como una fatalidad, la elección presidencial del 2012, llevando como candidato al actual gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. Peña es desde hace años, puntero en todas las encuestas que se conocen de preferencias electorales. La inminencia del triunfo del PRI determina el trabajo político cotidiano de Calderón. El PAN es que no tiene en sus filas aspirantes consolidados, los integrantes del gabinete, legisladores e incluso un gobernador, el de Jalisco, que han externado interés en aparecer en las boletas de media tabla. La única que parece tener potencial para detonar es la diputada Josefina Vázquez Mota, que no es del agrado del presidente Calderón
En el flanco de la izquierda, en cambio, hay dos figuras de peso: Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard. Uno de ellos será el candidato presidencial, o tal vez los dos, si es que la izquierda no presenta, como ha ofrecido, una candidatura de unidad. Ambos son políticos experimentados y con niveles considerables de conocimiento y aceptación por parte de la ciudadanía, pero muy lejos de Peña Nieto y también detrás del candidato B del priismo, que sería el senador Manlio Fabio Beltrones.
Economía.- En el flanco económico inquieta el distanciamiento inocultable entre Calderón y Carlos Slim, el hombre más rico del mundo. Los indicadores económicos de México son mediocres. Los niveles de crecimiento y de empleo, están por debajo de otros países del área. La población mayoritaria está preocupada por la cuestión económica, pero no tanto como con la seguridad. Como varios de nuestros principales socios comerciales también encaran problemas serios, la posibilidad de un repunte de los indicadores en el corto plazo es endeble, pues las inversiones foráneas, que podrían ser el detonador, no llegarán en grandes cantidades en los próximos años.
No hay, en este verano, señales de movilizaciones populares. La sociedad civil que tiene motivos para estar indignada, carece de canales para expresar su descontento sin tener que pasar por la aduana de los partidos políticos o del gobierno federal. Ahí está el ejemplo de la indignación del poeta Sicilia que concluyó con un abrazo y la entrega de un rosario, gestos espléndidos que desactivaron ese movimiento.
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