agosto 17, 2011

La batalla por el dinero

Denise Maerker (@Denise_Maerker)
Atando Cabos
El Universal

En la batalla para el 2012 la centralísima cuestión del dinero ya hizo su aparición. El tope de gastos de campaña hace mucho que está definido y la cantidad que recibirán los partidos como parte del financiamiento público se conoce también, sin embargo, no es un secreto para nadie que en las campañas de ahora se gasta mucho más de lo que se reporta a las autoridades electorales. Recordarán que Demetrio Sodi lo contó en una conferencia en Estados Unidos: “Si quieres competir tienes que obtener dinero de todos lados… 70% de lo que gastas no está controlado por el Instituto Federal Electoral”. Es mucho lo que se va en lo que el mismo Demetrio definió como el trabajo de tierra: el pago a los promotores del voto, en las despensas y en los 500 pesos que le dan a algunos electores el día de la votación. Fluyen enormes cantidades de dinero en efectivo, indetectable para las autoridades, y que tienen que salir de algún lado. Y como nadie va a poner de su bolsa, agarran del dinero público y del que está menos controlado: el de las arcas de los estados. Pequeño problema: como llevan años haciéndolo, las finanzas de los estados están en números rojos, rojísimos en algunos casos, y esto justo antes de empezar la “madre de todas las batallas”, la de la Presidencia.

De ahí que el 8 de agosto pasado, en Campeche, Humberto Moreira soltara: “A mí que no me salgan con que quieren la reforma laboral primero ni la de seguridad ni la política. Primero la reforma a la Ley General de Coordinación Fiscal… para arrebatarles un poquito de todo lo que se llevan del dinero de los campechanos”. Primera noticia de que esa era una condición para discutir lo demás. Seguramente alguien hizo cuentas en el PRI.

Pero la exigencia se revirtió. Y es que Moreira no es el más indicado para andar exigiendo recursos para los estados. Imaginando que esa petición tuviera alguna legitimidad, lo que es muy dudoso, él es el menos indicado para defenderla. Como ya se ha encargado el PAN de difundirlo, cuando Moreira fue electo gobernador Coahuila tenía una deuda de 323 millones de pesos y cuando se fue lo dejó con una deuda de 31 mil 934 millones. No sólo eso, existen denuncias de que para endeudarse su equipo de gobierno incluso falsificó dos decretos del Congreso en los que supuestamente los diputados aprobaban que se incurriera en más deuda cuando en realidad esos decretos correspondían a asuntos muy distintos. El lunes Moreira se quejaba: “Yo planteo problemas nacionales, y se avientan con temas personales”. ¿Qué esperaba? Si el PRI quiere dinero, Moreira es su talón de Aquiles. Y lo mismo puede ocurrir al PAN con Ernesto Cordero, porque, aun si tuvieran la razón, que el secretario de Hacienda sea al mismo tiempo el posible beneficiario de que no se les dé más dinero a los estados, debilita su posición.

A nosotros nos conviene enterarnos de cómo están las finanzas de todos, de su urgencia de dinero y empujar para que si se reparten algo a cambio se fortalezcan los mecanismos de control. Ya veremos.

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