agosto 05, 2011

Las campañas de 2012, en realidad, ¿no estarán terminando?

Héctor Aguilar Camín (@aguilarcamin)
acamin@milenio.com
Día con día
Milenio

Están prohibidas las campañas políticas “adelantadas” en toda la República, pero la República toda es una campaña política adelantada.

De hecho, si uno ve las cifras de encuestas recientes, se diría que estamos al final de campañas adelantadas a punto de concluir. Los candidatos o aspirantes presidenciales no han hecho otra cosa que estar en campaña todo este tiempo. Es fácil constatar que los que llevan ventajas mayores o tienen a la mano candidaturas más seguras, son los que empezaron sus campañas en 2006: Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Quienes parecen más inciertos, en cambio, son los que empezaron tarde, como los aspirantes del PAN, que apenas han empezado a moverse, o Marcelo Ebrard, en el PRD, que no acaba de romper para competir con su candidato adelantado, López Obrador.

Para estos candidatos tardíos o que compiten con un correligionario que apartó lugar desde el principio de la fiesta, la legislación vigente que prohíbe campañas adelantadas es casi una prohibición de competir con posibilidades de ganar.

De un lado los aspirantes tardíos no pueden moverse con claridad en busca de su candidatura, salvo durante un muy corto espacio de tiempo. De otro lado, la misma ley les prohíbe el acceso libre y masivo que necesitan al único instrumento que les permitiría proyectarse nacionalmente en tan corto tiempo. Me refiero a la televisión, cuyos espacios oficiales disponibles administrará equitativa y rutinariamente el IFE. Pero no es equidad y rutina lo que necesitan los rezagados, sino huracanes y atajos mediáticos. Los candidatos adelantados sólo necesitan mantenimiento.

Los expertos dicen siempre que falta mucho tiempo para las elecciones y que en una elección no hay nunca nada ganado hasta que se gana. Tienen razón desde luego, pero mucho tendrán que perder los candidatos adelantados y mucho ganar los retrasados para que las campañas presidenciales de 2012 cambien dramáticamente las ventajas, también dramáticas, que hoy muestran las encuestas a favor de los candidatos que empezaron sus campañas adelantadas a tiempo, es decir: hace seis años.

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