agosto 31, 2011

Regular o no las drogas

René Arce Islas
rene.arce@congreso.gob.mx
La Crónica de Hoy

Ante los lamentables hechos de violencia suscitados en todo el país, ante la demanda ciudadana de frenar esta ola de terror, ante la exigencia de que el Congreso de la Unión apruebe las reformas necesarias que permitan contar con mejores instrumentos legales para el combate al crimen organizado, en México es tiempo de discutir –de manera seria, responsable y con proyección– el asunto de la conveniencia o no de la legalización de las drogas.

Es por ello que en el Senado de la República, a través de la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional, organizamos el foro “Regulación del mercado de drogas en México”. Nuestro país ya no aguanta más. La violencia relacionada con los cárteles de la droga ha causado 34 mil 600 muertos desde 2006, ello de acuerdo a los últimos informes del gobierno; sin embargo, las cifras negras estiman que ya van alrededor de 50 mil muertes ligadas al narcotráfico.

Guste o no reconocerlo, existe un consenso en que la “estrategia” del gobierno federal en su lucha contra el crimen organizado ha fallado: el número de adictos aumenta vertiginosamente y la violencia en el país ha llegado a niveles intolerables; por ello se ha demandado la revisión y el cambio de dicha “estrategia”, sin que hasta el momento se haya suscitado movimiento alguno. Ante esta crisis es necesario abrir el debate y discutir si estamos ante la oportunidad de dar otro trato al mercado de las drogas.

Quienes apoyamos la legalización de algunas drogas, como es el caso de la mariguana, planteamos que el control de este mercado lo asuma el Estado, ello le permitirá, entre otras cosas, optimizar recursos y dedicarse de lleno al combate de otros delitos. Insistimos, es necesario discutir y analizar, en todos los foros posibles y con los puntos de vista de todos los actores involucrados, el impacto de la legalización de las drogas en la Seguridad Pública y en la Seguridad Nacional de México.

Por dicha razón, en este primer ejercicio de foro-debate, realizado en el Senado de la República, fue muy importante contar con el punto de vista del gobierno federal, así como con representantes de sectores y grupos sociales del país.

Ya han pasado más de cuatro décadas que se inició la lucha contra las drogas y las adicciones y poco o nada se ha logrado; en México, el número de adictos crece, los grupos criminales se expanden y las drogas se vuelven más diversas y accesibles, principalmente para los jóvenes. Ante esta situación, necesitamos cuestionarnos y revisar paradigmas, necesitamos conocer a fondo las experiencias de otras naciones que ya han avanzado en el tema, necesitamos analizar nuestro contexto social, económico, cultural y hasta político para ver qué es lo más conveniente para México en materia del mercado de las drogas. Cerrarse al debate es cerrarse a la posibilidad de encontrar soluciones a este problema tan lacerante ya para la sociedad en general.

Tanto en la iniciativa que presenté sobre el tema de la legalización de la mariguana ante el pleno del Senado de la República como en los diversos espacios donde he expresado mi punto de vista, reconozco que con la regulación no se acaba el problema del narcotráfico de manera inmediata. Es necesario tener claro que se trata de un proceso, que hay que librar etapas, pero que es indispensable comenzar ya. Si se opta por la legalización, de inmediato se tienen que atender ámbitos como las políticas de salud pública, el de educación, el de justicia y readaptación social, entre otros.

El asunto de la legalización de las drogas puede resultar un tema difícil por sus implicaciones éticas, morales y sociales y los conflictos que genera en una sociedad conservadora como la nuestra; no obstante, sacarlo de la mesa de debate por prejuicios de cualquier índole es una falta de respeto y compromiso con México y todos los mexicanos, pues son ellos quienes a diario conocen o viven las terribles consecuencias que trae consigo esta “guerra” que emprendió el gobierno federal contra el crimen organizado.

Es momento de generar una sinergia y abrir el debate a todos los ámbitos, sectores, grupos sociales, económicos y políticos. Es tiempo de fijar una postura y plantear alternativas; se pueden o no generar acuerdos tras el debate, se puede o no cambiar la visión y por ende el rumbo, pero lo que no debemos permitir es evitar la discusión y permanecer indiferentes ante el principal problema que enfrenta México.

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