septiembre 13, 2011

¿Cómo decidir candidaturas?

Ricardo Pascoe Pierce
Especialista en análisis político
ricardopascoe@hotmail.com
Excélsior

La capital es donde el Presidente y el PAN reciben sus negativos más altos del país.

Prácticamente todas las encuestas sobre las opciones electorales en el Distrito Federal colocan al Partido Acción Nacional en el tercero o, incluso, el cuarto lugar en la escala de preferencias de los votantes. La ubicación del PAN en ese rango electoral tiene muchas y variadas explicaciones, todas ellas de alguna manera interconectadas. Para tomar las decisiones que se requieren con el fin de salir de ese lugar y volver a colocarse en una posición competitiva, es necesario diagnosticar las razones de ese frágil posicionamiento. A continuación se apuntan cuatro razones que definen el porqué del bajo porcentaje electoral del PAN en este momento.

El resabio del conflicto poselectoral de 2006 sigue presente en la mente de algunos capitalinos, con un saldo negativo para el presidente Calderón y, por ende, del PAN. La capital es donde el Presidente y el partido reciben sus negativos más altos de todo el país, incluso a pesar de que la mayoría de sus habitantes se encuentran incorporados a los programas federales Oportunidades y Seguro Popular.

Debido a la “cuarentena” que ha hecho el crimen organizado del Distrito Federal como estrategia deliberada, la capital es el espacio urbano que más se opone al combate al narcotráfico con la utilización del Ejército y que, además, reclama su regreso a los cuarteles. La oposición capitalina a la estrategia del gobierno federal es contundente, entre otras cosas, por la decisión inteligente de los cárteles de vacunar a la ciudad de su violencia abierta, pues la encubierta sí existe.

El “efecto Peña Nieto” se ha resentido en el DF de manera notoria, especialmente después de las recientes elecciones en el Estado de México. La Zona Metropolitana es un pañuelo y se construyó sobre vasos comunicantes entre municipios y delegaciones, socialmente hablando. Sin contar con una estructura sólida, el PRI se coloca, de repente, en la vanguardia de las preferencias electorales. Es un posicionamiento precario, pero realmente existente.

Después del PRD, el PAN es el único partido que goza de una estructura partidista sólida en cada una de las 16 delegaciones. Siempre ha ganado algunas delegaciones y distritos electorales. Sin embargo, y a pesar de contar con numerosos integrantes reconocidos en los medios de comunicación, no goza de una caballada fuerte de líderes capitalinos. Este hecho implica que debe depositar un gran esfuerzo en la promoción consciente de los pocos líderes que tiene, habida cuenta los fuertes negativos que padece en la ciudad.

En el caso de las precandidaturas a jefe de Gobierno del Distrito Federal, por parte del PAN se han apuntado muchos interesados, varios de ellos sin duda improbables. En vez de iniciar una contienda entre dos o tres candidaturas probables, arranca una carrera que, por tantas opciones improbables, tiende más bien a confundir las opiniones, tanto en la base partidista como entre la ciudadanía en general. Pudiera ser útil que se decretara una línea invisible de arranque para legitimar una precandidatura en este caso: por ejemplo, que se gozara de 10% de simpatías del electorado panista y/o general para poder, legítimamente, aspirar a una postulación. Esto aseguraría la credibilidad de las ofertas, además de su viabilidad a la hora de la contienda constitucional. Cualquier propuesta fuera de este marco se consideraría improbable y, por tanto, inviable.

La seriedad de los partidos políticos a la hora de presentar sus candidaturas es pieza clave para asegurar su competitividad cuando los ciudadanos acudan a las urnas. Y esa seriedad debe verse reflejada en la conjunción de candidatos con experiencia y liderazgo, además de conocimiento público.

Para recuperar su posición de alta competitividad en la Ciudad de México, es preciso establecer reglas que, además de las ya existentes, coadyuven a disipar la confusión reinante y que promuevan el fortalecimiento y la imagen de los liderazgos reconocidos. Ahí se podrá constatar la solidez y la confiabilidad de la estructura partidista que, con mucho esfuerzo, se ha venido construyendo desde hace años y que cuenta con un padrón importante de militantes entusiastas y entregados a la causa de Acción Nacional.

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