acamin@milenio.com
Día con día
Milenio

Hay algo delirante en el video que reporta la conferencia de prensa de un grupo autodenominado Matazetas, que se atribuye las recientes matanzas de Veracruz.
Los Matazetas se dicen parte del Cártel de Sinaloa. Se han dado la misión de limpiar Veracruz de “mugrosos”. El video muestra a cinco encapuchados sentados en una mesa de conferencias frente a sus respectivas botellitas de agua. Sólo tiene micrófono el que lee el comunicado, cuyas espaldas son como un ropero.
El comunicado explica a los veracruzanos que han venido a protegerlos y a limpiar el estado de los grupos de delincuentes que extorsionan, matan y roban a inocentes.
Los Matazetas dicen entender la negativa de las autoridades a pactar con gente como ellos y explican, humildemente, que es por eso que deben actuar en la clandestinidad para realizar su limpieza.
Nada pretenden sino proteger el patrimonio nacional (sic), familiar, personal de los veracruzanos. Son, como si dijéramos, el Estado y la autoridad por otros medios, con la ventaja de que sus medios no están restringidos por la ley. Son directamente ilegales, violentos, inmisericordes, y, por todo ello, eficaces.
Esos son los únicos medios eficaces, se entiende, para tratar con criminales que no respetan, no se miden y no entienden otro idioma que el de la tortura, el terror y la muerte.
Ya corre la versión de una escena en un restaurante del puerto donde, luego de recoger a todos los comensales sus teléfonos celulares, El Chapo Guzmán, que comía en el lugar, se puso de pie y dijo a los presentes que ya estaba aquí, que había venido a protegerlos de Los Zetas, que no les alarmara lo que iba a suceder, pues no era contra ellos sino contra sus opresores. Terminó de comer y se fue.
Alguna vez, durante una gira triunfante como caudillo militar indiscutido de México, el general Obregón escuchó a un orador decir que los ejércitos de la revolución habían libertado al pueblo. Con su humor habitual, en su turno de la palabra, Obregón dijo: Desde luego hemos libertado al pueblo de sus opresores, Ahora el problema es quien lo va a liberar de sus libertadores.
Pues eso, como suele decir Román Revueltas en estas páginas.
Fe de error: En mi columna del viernes pasado confundí a Cristovam Buarque, secretario de Educación de Lula, con Cristovao Chico Buarque, cantante, compositor y poeta, hijo del gran historiador Sergio Buarque de Hollanda. Pues eso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario