septiembre 15, 2011

Querer y poder

Carlos Elizondo Mayer-Serra (@carloselizondom)
elizondoms@yahoo.com.mx
Reforma

La fracasada solicitud de licencia por parte del presidente del PAN al alcalde de Monterrey, Fernando Larrazabal, refleja bien a este partido: quieren, pero no pueden. A muchos de sus miembros les molesta un escándalo como el del hermano del alcalde "vendiendo quesos" en un casino. No lo protegen a pesar de ser miembro del PAN. Sin embargo, el partido no parece tener los instrumentos ni el gobierno las ganas de usarlos, como para forzar al alcalde a pedir licencia. Instrucción que no se acata, debilita a quien la dio, aunque luego le imponga algún castigo.

El PRI opera de forma distinta. No suele irse contra los suyos. La unidad está basada en la protección de todos, y tienen la "piel dura", en palabras de Peña Nieto. Un priista leal es defendido, no se le pide retirarse mientras se le investiga, sin importar lo que haga, como sucedió con el anterior gobernador de Puebla, Mario Marín. Más recientemente está el apoyo público del PRI a Humberto Moreira, a pesar de que la deuda durante su gestión como gobernador no sólo creció de forma excesiva, sino que se hizo con base en documentos falsos y sin que sepamos bien su destino.

Para que en una democracia los excesos y delitos sean sancionados, importa no sólo qué quieren los partidos, sino la fuerza de los medios de comunicación. Estos deben ser implacables con los políticos abusivos, independientemente de su filiación partidista, pero nuestros medios suelen tener preferencias claras o intereses económicos evidentes.

La tensión entre querer y poder es también evidente en el debate presupuestal. Aquí hay temas donde el PAN, si quisiera, podría, aunque es bueno para el país que no quieran. Podría, por ejemplo, seguir la doctrina Moreira, es decir gastar de más en el último año de gobierno con el objetivo de tratar de ganar la elección a billetazo limpio. Ya luego el gobierno entrante estará forzado a contraer el gasto.

Ciertamente las restricciones a nivel federal son mayores. El PRI junto con su aliado el PVEM controla la Cámara de Diputados, donde se aprueba y vigila el presupuesto; la información presupuestal es mucho más transparente a nivel federal; los medios de comunicación son más críticos a nivel federal que en muchas entidades donde están a las órdenes del gobierno en turno y las calificadoras tienen bajo la lupa el déficit público.

Sin embargo, bastaría impulsar algunos de los temas que el PRI dice querer, como terminar con el "gasolinazo", como se le llama al aumento mensual de algunos centavos por litro que se aplica para contener el subsidio a la gasolina. El gobierno panista podría fácilmente suspenderlo, como lo hizo en el 2009, cuando congeló el precio de la gasolina por algunos meses con fines electorales. Hasta ahora no han querido, pero esta decisión no pasa por el Congreso. El PRI quiere una banca de desarrollo más activa. Ésta representa el mayor espacio disponible para gastar más en el corto plazo, así se hizo, por ejemplo, en 1994.

La probabilidad de ganar las elecciones presidenciales del PAN es hoy baja. Por ello, podría también empezar a cumplir algunas de las otras cosas que el PRI dice querer. Podría hacer un programa a tres años para disminuir el salario de funcionarios federales y congelarlo a un cierto múltiplo de salarios mínimos, así como disminuir el número de funcionarios poniendo un límite de jefes de unidad por Secretaría. Podrían aceptar las propuestas del senador Beltrones de establecer órganos regulatorios autónomos y aprovechar que en el Senado son el partido mayoritario y quien propondría los nombramientos sería el Presidente. El PRI quiere quitar el IETU y algunos de sus miembros piden regresar el IVA a 15 por ciento, el PAN podría abanderar el cambio.

Sin embargo en estos temas, aunque quisieran, no podrían pasar el escollo de la Cámara de Diputados. Esta Cámara define hoy lo posible, lo cual, aunado a las expectativas electorales para el 2012 la obligaría a actuar más como partido en el poder y no como oposición. La lógica dominante de la mayoría verde-priista que la controla ha sido no hacer nada que pudiera enfurecer a algún miembro de esa alianza de intereses que es el PRI, incluido a quien ven como futuro Presidente y que seguramente no desea regalos envenenados. Con todo, para el PAN dejar claro quién quiere qué puede tener cierta rentabilidad electoral, aunque al hacerlo parecerá cada vez más un partido de oposición que un partido de gobierno responsable.

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