septiembre 16, 2011

¡Viva México!

Jesús Gómez Fregoso
Acentos
Milenio

La primera noticia que yo tengo de lo que se podía llamar el Grito es la que narra el padre Agustín Rivera en sus memorias: consigna que la noche del 15 de septiembre de 1864 Maximiliano, que estaba en la casa de Hidalgo en Dolores, a las 10 de la noche abrió la ventana y, ante la muchedumbre presente elogió a Don Miguel Hidalgo.

Cuando Don Miguel Hidalgo invitó a los vecinos de Dolores a tomar las armas, no había videocámaras ni grabadoras; ni siquiera había una taquígrafa que apuntara las palabras que pronunció el señor cura. Según Lucas Alamán, principal fuente histórica para la guerra de Independencia, en la madrugada del 16 de Septiembre, “el cura mandó juntar a los principales vecinos y estando reunidos les dijo “ya uds. habrán visto este movimiento: pues sepan que no tiene más objeto que quitar el mando a los europeos, porque estos, como uds. sabrán, se han entregado a los franceses y quieren que corramos la misma suerte, lo cual no hemos de consentir jamás, y uds. como buenos patriotas, deben defender este pueblo hasta nuestra vuelta que no será muy dilatada, para organizar el gobierno”. Y añade “los vecinos se retiraron sin dar respuesta alguna”. Eso lo fue lo que ahora llamamos “el grito”, en el que supuestamente se repiten las palabras que pronunció Don Miguel en la madrugada del 16 de Septiembre de 1810: “Mueran los gachupines. Viva la Independencia, viva México”. Además de otros vivas a los principales jefes de la Independencia. Probablemente las palabras sacramentales del grito actual se basan en los recuerdos de dos ex soldados de Hidalgo que, ya muy ancianos, dictaron sus memorias. Uno era Pedro José Sotelo que, a los 84 años de edad recordaba que Hidalgo lo invitó a unirse a la causa en 1809 y le dijo: “se trata de quitarnos este yugo del gobierno de los gachupines para hacernos independientes”. Y cuando luego narra el momento del Grito en la madrugada del 16 de septiembre cuenta que Hidalgo “levantando la voz con mucho valor dijo ‘Viva Nuestra Señora de Guadalupe, Viva la Independencia’”. La avanzada edad de Sotelo, ubicada en tiempos muy posteriores a los hechos narrados, los que corresponden a la efusión del nacionalismo, así como la mano del redactor de sus memorias , hacen pensar que la narración está acomodada a las expectativas del tiempo en que se consignó. Sin embargo esto no es razón suficiente para excluir de Hidalgo la afirmación de la Independencia, aunque no haya formado parte del supuesto Grito, puesto que lo dicho por Sotelo más bien embona con los otros testimonios indudables de Hidalgo por la Independencia. Otro anciano ex soldado, Pedro García, incorporado a la muchedumbre insurgente a su paso por San Miguel el Grande, dictó también unas memorias al referirse a la primera arenga de Hidalgo, pone en sus labios estas palabras: “mis amigos, mis compatriotas: no existe ya para nosotros ni el Rey ni los tributos….llegó el momento de nuestra emancipación….Viva la Virgen de Guadalupe…Viva la América por la cual vamos a combatir”. Ciertamente aparte de la versión de Alamán, no hay otra que clarifique las palabras textuales del Grito.

En cuanto a la ceremonia para conmemorar el Grito, sólo sabemos que el 16 de septiembre de 1812, Rayón hizo mención de que ese día era aniversario del principio de la guerra. Por su parte el señor cura Morelos estableció dos fechas fundamentales para recordar la Independencia: el 16 de septiembre como principio del levantamiento y el 12 de diciembre para festejar “a la patrona de nuestra nación”. La primera noticia que yo tengo de lo que se podía llamar el Grito es la que narra el padre Agustín Rivera en sus memorias: consigna que la noche del 15 de septiembre de 1864 Maximiliano, que estaba en la casa de Hidalgo en Dolores, a las 10 de la noche abrió la ventana y, ante la muchedumbre presente elogió a Don Miguel Hidalgo: “mexicanos: más de medio siglo tempestuoso ha transcurrido desde que en esta humilde casa, del pecho de un humilde anciano, resonó la gran palabra de Independencia, que retumbó como un trueno del uno al otro océano por toda la extensión de Anáhuac..” Tal vez sea el antecedente de la celebración del Grito actual. El que le dio más importancia a este aniversario fue nada menos que Porfirio Díaz, quien además enfatizó los festejos para el día 15, día de San Porfirio, puesto que era aniversario de su nacimiento.

Conclusión: la ceremonia del Grito tiene orígenes no muy claros, e irónicamente fue producto de dos personajes odiados por la historia oficial: Maximiliano y Porfirio Díaz.

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