octubre 07, 2011

¡JOBS!

Arturo Damm Arnal
arturodamm@prodigy.net.mx
La Crónica de Hoy

La esencia de la empresarialidad consiste en inventar mejores maneras (desde más baratas hasta más eficaces) de satisfacer las necesidades de los consumidores. Si ello es así, ¡y así es!, pocos empresarios encarnaron esa esencia de la manera en la que lo hizo Steve Jobs. Cito a Sergio Sarmiento: “Pocos empresarios fueron tan originales como Jobs y cambiaron tanto nuestras vidas”, y lo mismo hago con Warren Buffett: “He was one of the most remarkable business managers and innovators in american business history”, y me permito enmendarle, sólo por respeto a la verdad, la plana: in the world businees history.

¿Quién benefició, más, a más gente: Steve Jobs o la Madre Teresa de Calcuta? Jobs, sin duda alguna (sin demérito alguno de lo hecho en vida por la beata), y lo interesante es que lo hizo, no beneficiando al consumidor gratuitamente, regalando sus productos, sino cobrando un precio con la intención de obtener la mayor utilidad posible, es decir, actuando como agente económico egoísta (que busca su ganancia) y racional (que busca la mayor ganancia posible), ¡conducta egoísta y racional, por lo cual los consumidores de los productos Apple debemos estar muy agradecidos! Cito a Ricardo Medina: “Steve Jobs nunca dijo de sí mismo soy un servidor público o estoy aquí para ayudar a los demás o busco la santidad”, y sin embargo lo que hizo fue ayudar a los demás a satisfacer de mejor manera ciertas necesidades, ¡y tan así fue que a quienes sirvió estuvimos dispuestos a pagar un precio por los productos que nos ofreció!

¿Por qué digo que los consumidores de los productos Apple tenemos que estar muy agradecidos por la conducta egoísta y racional de Jobs? Para entenderlo, preguntémonos si quienes mejoramos nuestro bienestar, consumiendo sus productos (hasta el momento las dos mejores compras que he hecho en lo que va del siglo XXI han sido, en primer lugar, mi iPod —¡qué maravilla poder llevar toda mi música a todos lados!— y, en segundo, un par de crocs —¡qué cómodos son!—), lo podríamos seguir haciendo si Jobs hubiera actuado de manera altruista y, por lo tanto, al menos en el mundo de los negocios, irracional, regalando sus productos y no, tal y como lo hizo, cobrando un precio por los mismos con la intención de obtener la mayor ganancia posible. Dios nos ampare a los consumidores el día que los empresarios dejen de actuar de manera egoísta y racional y lo hagan de manera altruista e irracional. Ese día empezará la escasez y, con ella, el declive de nuestro bienestar.

¿Cuál es la contrapartida de la riqueza de Jobs? El mayor bienestar, consecuencia del consumo de los productos Apple, de millones de seres humanos, contrapartida que es lo único que justifica, en el mundo de los negocios, las utilidades del empresario, justificación que en el caso de Jobs es evidente.

Para terminar, y por no dejar, ¿cuántos empresarios mexicanos encarnan, como lo hizo Jobs, la esencia de la empresarialidad: inventar mejores maneras de satisfacer necesidades?

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