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Investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas
El Universal

2) El PRI exige dos de tres consejeros por un principio de proporcionalidad, según el cual el partido que más votación recibió en la última elección tiene derecho a designar a un número mayor de representantes partidistas —es decir, consejeros— ante el IFE. Si hay tres vacantes, corresponderían dos al partido mayor (PRI), uno al segundo lugar (PAN) y nada al tercer lugar (el PRD). Ese criterio lo impuso en 2003, con la complacencia del PAN, rompiendo el principio de equidad y equilibro aplicado en 1994 y en 1996. “Es un problema de aritmética”, dijo el PRI. No, es un problema de autonomía y credibilidad del Instituto, que le tiene sin cuidado.
3) Al PRI le interesa la proporcionalidad sólo cuando es mayoría, pues en los dos procesos de renovación de consejeros en 2008 el PRI era tercera fuerza, por lo que no le hubiera tocado ningún consejero. Sin embargo, el PAN y el PRD no incurrieron en ese error al considerar que importaba restituir al IFE el consenso que perdió en 2003. De tal manera que a cada uno de los partidos fuertes le tocó nombrar a uno de tres consejeros (en cada fase). El PRI puso primero a Marco Antonio Baños, cercano a Manlio Fabio Beltrones, y después a Francisco Guerrero, de la órbita de Emilio Gamboa.
4) Durante la discusión en el pleno, los diputados priístas insistían en que no tenían ninguna cercanía con los consejeros propuestos. Y reprocharon al PAN y al PRD no aceptar la fórmula propuesta por el PRI, bajo el argumento de que esos dos partidos habían dado su visto bueno cuando, concluida la etapa de eliminación, quedaron 17 candidatos. El acuerdo en aquel entonces fue aceptar por consenso las propuestas hechas por cada partido, que sumaron 17, en el entendido de que de ahí vendría la propuesta que cada partido haría para hacer una propuesta final. Pero si de verdad los 17 candidatos finalistas son igual de buenos, si todos garantizan autonomía e independencia, como lo afirma el PRI, entonces pudo también haberse aprobado las propuestas del PAN y el PRD, o bien los tres que faltan podrían surgir de un proceso de insaculación. Pero el PRI no acepta dicha solución, pues lo que le interesa es contar con dos nuevos alfiles (que sumados a los dos que ya tiene en el Consejo arrojarían cuatro de nueve). Dice también ese partido, con la cachaza que lo caracteriza, que son el PAN y el PRD los culpables del estancamiento. En tal caso, el PRI bien puede a tres de los tres consejeros (o de una vez a los nueve), y ante la natural oposición de los demás partidos, responsabilizarlos por la falta de acuerdo. Está visto que ese partido no ha cambiado ni un ápice en estos años (sólo Vicente Fox sostiene lo contrario).
5) Algo que no deja de ser llamativo es que a la propuesta del PRI, que intentaba dejar fuera al PRD, se hayan sumado los dos partidos netamente obradoristas: el PT y el Partido del Movimiento “CiudadAmlo”. ¿No les importó ahora dejar fuera a quien se supone es su principal aliado, el PRD? ¿Qué les ofreció el PRI a cambio? ¿Cuál era la ventaja para la izquierda con una terna de dos consejeros priístas y uno panista? ¿Qué burla es esa de denunciar a la mafia del poder, pero al mismo tiempo allanarle el terreno a su candidato? ¿Actuaron esos dos partidos sin la venia de su jefe en una decisión de tanto peso? ¿Se trata de un nuevo trampeo obradorista al PRD? Habrá que oír qué explicación ofrece Andrés Manuel López Obrador (y si resulta creíble), pues según su criterio PT y MC serían ya “lacayos de la mafia”.
Mientras la votación tenía lugar, diputados del PAN y PRD coreaban “¡IFE ciu-da-da-no!”, pues ahora está más claro que nunca que mientras sean los partidos los que designen a los consejeros no tendremos un IFE ciudadano.
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