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Cubículo Estratégico
Milenio

Un Legislativo sensible diseña leyes modernas, y un Ejecutivo fuerte las hace valer.
Uno de los actores públicos que está acelerando el proceso de regulación efectiva y Estado sólido es Mikel Arriola, el comisionado para la Protección contra Riesgos Sanitarios. Arriola dio velocidad a la liberación de permisos para la comercialización de medicamentos, y desatoró muchas licencias sanitarias para que se importen insumos de esa industria.
Ayer, Arriola dio una buena muestra de cómo cumplir la ley: la Cofepris anunció que había asegurado miles de piezas de supuestos medicamentos o productos milagro de variadas marcas, como Prostamax, Purifhígado, Alcachofa de Laon y Chang Moon Flower. La Comisión dijo que la Ley General de Salud en materia de publicidad fue violada por un par de empresas (Marcas de Renombre y Merkacommerce).
Esta fue la segunda acción de este tipo de Arriola en pocos días. Recientemente la empresa CV-Directo también fue sancionada.
Ayer, la empresa suiza Novartis confirmó que uno de sus pacientes que tomó el novedoso medicamento Gilenya —para tratar la esclerosis múltiple— murió, a sólo un día de haberlo ingerido por primera vez. Las firmas globales ejercen una comunicación siempre apegada a la ley y transparente; no obstante, a veces son sujetas de un escrutinio público mayor. En México deberíamos apreciar que firmas como Novartis desvelan información sensible como esta, al mismo tiempo en que deberíamos agradecer a la autoridad cuando mete en cintura a quienes mienten en su publicidad o violan la ley, tal como lo hizo la Cofepris ayer.
Adiós al Purifhígado, o al menos a su publicidad. La sociedad debe seguir el camino correcto, el de las leyes, el de las corporaciones que respetan la reglamentación vigente, y lo comunican con transparencia.
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