abril 05, 2011

Los toros desde la barrera

Juan Manuel Asai
jasaicamacho@yahoo.com
Códice
La Crónica de Hoy

Incomprensión.—La lucha del gobierno federal contra las bandas del crimen organizado no es conocida, ni comprendida y, en consecuencia, no es respaldada por la comunidad internacional. Hay, en ese flanco, un déficit muy serio. No se comprende el fondo del problema ni las dificultades que representa. Se conforman con ver por encimita, sin escudriñar en las raíces de un problema que no se origina ni concluye en nuestro país. El trasiego de drogas en un crimen globalizado, que requiere un combate internacional en el que todos los implicados hagan su parte. Llama la atención que políticos y funcionarios americanos e integrantes de organismos internacionales se entrometan, descalifiquen, pero no metan las manos al fuego. Se limiten a pontificar viendo los toros desde la barrera.

El Ejército debe estar en los cuarteles, no en las calles. En eso hay consenso. No está a discusión que la preparación y las atribuciones legales del instituto armado se diseñaron para otro tipo de responsabilidades, que patrullar calles, caminos y carreteras no es lo suyo. Para hacerlo, el Ejército ha tenido que reconvertirse. No ha sido sencillo aparecer en la plaza pública para ser visto y juzgado, para convertirse en un emisor institucional relevante y aceptar los cometarios de los formadores de opinión en medios electrónicos y escritos. Ha tenido que implementar un vasto programa de Derechos Humanos para normar sus relaciones con la ciudadanía. Sus nuevas tareas tienen resonancia internacional. Según las relevaciones de Wikileaks, el inefable embajador Pascual se atrevió incluso a dudar de su arrojo y ahora, más recientemente, una delegación de la ONU llegó al extremo de pedir, sin más, que los soldados regresen a sus cuarteles, pues, dijeron, el trabajo desplegado ha tenido como consecuencia el aumento de la criminalidad.

ONU.—Organismos internacionales no conocen el pudor. Al mismo tiempo que el llamado grupo de trabajo de la ONU hacía su recomendación, un grupo, por cierto, encabezado por un diplomático de apellido Osmán, de Líbano, en ese sufrido país de Oriente Medio donde aumentan las bajas civiles ocasionadas por los bombardeos de aviones de la OTAN, que están soltando su carga mortal ¡con la bendición de Naciones Unidas! con el propósito de tumbar a Gadafi. Allá avalan matanzas y aquí le hacen el caldo gordo a las bandas del crimen organizado. Que allá los solados salgan de sus cuarteles y que aquí se regresen.

No necesitamos que nos vengan a decir que los soldados no deben hacer tareas de policías, eso ya lo sabíamos, no están afuera por su gusto, lo que necesitamos de los organismos internacionales es ayuda concreta para detener el tráfico de armas, el lavado de dinero y la producción de drogas en América del Sur, pero también en Asia, de donde salen las drogas sintéticas. Se trata de acciones criminales que involucran a dos o más países. Lo que ayudaría sería organizar una reunión internacional para abordar el problema y que los países involucrados se pusieran fechas para cumplir con sus compromisos. Lo que ayudaría sería entregar abundantes recursos extraordinarios a México, acordes con el sacrificio que se ha hecho aquí, comenzando por los soldados, para combatir en nuestro territorio a los cárteles de la droga. Los señores Osmán y Dzhumhur quieren a los soldados en sus cuarteles, como lo queremos todos, pero no dicen qué fuerza tomará su lugar en la lucha contra los pistoleros del narco. ¿Dejamos que los sicarios trabajen con plena libertad? ¿Quieren meter a los Cascos Azules? ¿Qué pasaría en plazas como Guerrero, Tamaulipas, Michoacán o Chihuahua sin las fuerzas federales?

Top Ten.—En flanco norteamericano las amenazas son otras. Allá lo que buscan son motivos para justificar una intervención en territorio nacional de los marines. Por eso dicen disparates como que los narcos mexicanos, su poder de fuego equivale al Ejército número diez del mundo, por eso quieren que se les considere terroristas, para poder mandar a sus soldados. Si los pistoleros del narco constituyen un peligroso ejército invasor, o son terroristas de Bin Laden, pues lo que procede es que contingentes de la US Army crucen la frontera para aplastar el peligro. Sus jugadas son obvias, pero no por grotescas debemos pasarlas por alto.

Lo dicho: el flanco internacional de la lucha del gobierno federal contra el crimen organizado es vulnerable.

La foto de Gaddafi y Calderón

Carlos Loret de Mola (@CarlosLoret)
Historias de un reportero
El Universal

En la foto oficial de la Cumbre de la Unión Africana de julio de 2010, el presidente Felipe Calderón sonríe de pie. A una persona de distancia a su derecha, en su habitual traje de beduino rematado con lentes oscuros, el líder de Libia, Muammar Gaddafi, luce distraído ante el flashazo de la cámara. Los separa sólo el anfitrión, el premier de Uganda, Yoweri Museveni. Pero al coronel, hoy bombardeado por la OTAN, no le bastó eso. Deseaba conocer más de cerca al mexicano.

Desde días antes, en Los Pinos nadie quería hacer el largo y tedioso viaje hasta Kampala, la capital de Uganda. El equipo más cercano al primer mandatario intentó torpedear una gira a la que le veían ningún sentido habiendo tantas cosas que enfrentar y resolver en el país. Sin embargo, los organizadores de la XVI Conferencia sobre Cambio Climático (la COP 16 de Cancún) insistieron en que la presencia del panista entre los líderes africanos sería muy apreciada por ellos, quienes por el puro gesto le darían sus 35 votos, que en el concierto internacional —donde una nación es un voto— pesan como toda Europa.

Cuando Calderón entró a la sede de la reunión, volteó hacia la canciller Patricia Espinosa Cantellano, impulsora de la gira, y le regaló su característico ceño fruncido, ceja levantada. Un recorrido de saludos por la sala de jefes de Estado le llevó a conocer personalmente a dictadores, golpistas, represores, genocidas, asesinos, cleptócratas y, desde luego, también algunos mandatarios democráticamente electos.

El Presidente de México les habló del cambio climático, les dijo que los africanos serían los más beneficiados por un endurecimiento de las normas sobre emisiones contaminantes. Lo escucharon con atención y lo vieron con extrañeza. Los cálculos fueron correctos: el puro gesto de su viaje les bastó para garantizarle sus votos en Cancún, en noviembre-diciembre de ese mismo año, claves para lograr los acuerdos que cabildeó personalmente el michoacano.

En medio de la encerrona de mandatarios africanos, la canciller recibió de sus homólogos libios un recado: Gaddafi quiere conocer a Calderón. Para la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana la foto no convenía, así que dieron una contestación burocrática a la invitación. Los hombres de Gaddafi insistieron: una reunión bilateral México-Libia. El gobierno de nuestro país no quería ser descortés, pero tampoco deseaba un encuentro cara a cara con el tirano. La estrategia: ganar tiempo, pues la estancia del panista desde un inicio se anunció que sería corta. Libia no dejaba de solicitar. México no dejaba de responder que la agenda estaba apretada, llena, que estaban tratando de encontrar un espacio... hasta que Calderón abordó de nuevo el TP-01 que lo regresó a suelo azteca.

Gaddafi se quedó sin reunión bilateral, sin la clásica foto de los dos sentados en sillas altas de respaldos ostentosos saludándose mientras sonríen a la cámara. Calderón se salvó. La imagen sería hoy aprovechada a discreción de sus opositores.

SACIAMORBOS

Ya está agendado: el miércoles, debate entre Moreira y Lozano.

Precampaña

Sergio Sarmiento
Jaque Mate
Reforma

"No hay moral en la política: sólo conveniencia".
Lenin

Aunque usted no lo crea, la campaña al gobierno del Estado de México aún no comienza. Los contendientes no podrán realizar actos formales de proselitismo hasta el lunes 16 de mayo. Por eso el PRD del Estado de México ha presentado una denuncia ante el Tribunal Electoral en contra del precandidato del PRI, Eruviel Ávila, pidiendo que se le impida hacer proselitismo.

La paradoja es que, mientras el PRD se queja, también realiza actos de campaña. El precandidato Alejandro Encinas se presentó este pasado fin de semana en un mitin, pero lo hizo además acompañado del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y de un amplio grupo de funcionarios capitalinos. ¿Qué dirían los perredistas si fuera el gobernador Enrique Peña Nieto el que acudiera a los actos de campaña de Eruviel?

Luis Felipe Bravo Mena, el precandidato del PAN, realiza también actos de campaña con la presencia y apoyo de miembros del gabinete presidencial y de personajes de la política nacional.

La avalancha de spots en medios electrónicos apenas empieza. En el mes de mayo se volverá insoportable. Una de las consecuencias de las reformas electorales de los últimos años ha sido multiplicar el número de anuncios electorales en radio y televisión. La saturación afecta al Distrito Federal y otras entidades vecinas cuyos ciudadanos no pueden votar en el Estado de México. Los anuncios, sin embargo, no ofrecen ninguna idea de fondo.

Pretender que en este momento no debe haber campañas es absurdo cuando vemos que las autoridades electorales han permitido que Andrés Manuel López Obrador contrate tiempos de radio y televisión a través del Partido del Trabajo desde hace años. En México se aplican unas reglas a la mayoría de los políticos y otras distintas a López Obrador.

Las reglas electorales en México se han prestado simplemente a simulaciones. Se prohíbe la contratación de tiempos de radio y televisión para promover ideas políticas, pero la prohibición se aplica solamente a los ciudadanos de a pie y a las organizaciones empresariales. Los políticos siempre encuentran la forma de darle la vuelta, así como han encontrado maneras de violar las restricciones a la realización de campañas fuera de tiempos de campaña.

En Estados Unidos, donde estas limitaciones no existen, nadie se preocupó ayer porque el presidente Barack Obama anunció el inicio de su campaña para las elecciones de noviembre del 2012.

Quizá la mayor diferencia en Estados Unidos es que las campañas no le cuestan al contribuyente. El dinero surge de aportaciones privadas. En México la mayor parte de los recursos proviene del gobierno, que al parecer no tiene mayor prioridad que subsidiar a los políticos. Hay también aportaciones privadas en nuestro país, pero muchas se entregan fuera de la ley, como ocurrió cuando Carlos Ahumada financió campañas del PRD en la Ciudad de México en el 2003 entregando dólares en efectivo a distintos políticos o cuando se desvió dinero de Pemex para financiar al PRI en el 2000.

En el 2012 la campaña de Estados Unidos se llevará a cabo bajo la influencia de una decisión de la Suprema Corte de Justicia de enero del 2010 que estableció que, por razones de libertad de expresión, no se puede prohibir a las empresas o personas que compren tiempos en medios para apoyar a candidatos o partidos. En México un fallo de la Suprema Corte decidió que esta censura sí es constitucional en nuestro país.

Estamos en tiempos de precampaña en el Estado de México. El inicio del proceso nos muestra una vez más que en nuestro país vivimos con una democracia no sólo disfuncional sino hipócrita.

EJECUCIONES

Hasta el pasado 1o. de abril el periódico Reforma registraba ya 3,162 ejecuciones en el país en este año. De mantenerse la tendencia el 2011 será el año más violento en la historia, con más de 12 mil homicidios vinculados al crimen organizado. Se superará el récord de 11,583 ejecuciones de 2010.

Diálogo político, no pacto con narcos

Pablo Hiriart (@phiriart)
phl@razon.com.mx
La Razón

Otra vez se habla de pactar con narcos y grupos delictivos. No se puede.

Los grupos criminales pululan en el país y se multiplican como hongos en medio de la llamada lucha contra el narco “para que la droga no llegue a tus hijos”.

Aunque se quisiera pactar, no hay con quién hacerlo.

¿Con cuántos habría que pactar en Tepito, por ejemplo, donde se alquilan muchachos para asesinar? Y en Sinaloa, Tamaulipas, Chihuahua, etcétera.

Además, ¿pactar qué?

Ante el desorden criminal de narcotraficantes, narcomenudistas y delincuentes en general, el Estado no tenía ni tiene más opción que aplicar la fuerza para imponer la ley y brindar paz a la población.

El problema es que no lo está haciendo bien. No se han alcanzado los objetivos por los cuales el gobierno lanzó una guerra contra el narco en 2006.

La desconfianza entre el gobierno federal y los estatales lo impide.

Lo impide también la falta de diálogo franco entre los partidos y el gobierno.

Todo es elecciones y a ver cómo hago perder al otro.

El consumo de drogas en jóvenes ha crecido de 10.8 por ciento en 2003, a 18.3 por ciento en 2009. Es decir, eso de que “luchamos porque la droga no llegue a tus hijos”, salió mal. Casi se duplicó en seis años.

Y cuando algo sale mal hay que revisarlo.

Por supuesto que la lucha hay que darla, pero si los indicadores señalan que se dispara por la culata, hay que hacer una revisión integral de la estrategia.

¿Cómo es posible que en espacios fáciles de controlar, como los centros nocturnos, se venda droga a los jóvenes, según lo mostró un excelente reportaje de Reforma el domingo?

Los muertos en la lucha contra las drogas, se dice, alcanza una cifra cercana a los 35 mil.

Pero es un engaño eso de que han muerto en “la lucha contra las drogas”.

Esas personas han sido asesinadas por criminales que en la inmensa mayoría de los casos gozan de impunidad.

Unos matan a otros porque hacen justicia, su justicia, por propia mano. Y lo hacen por la impotencia del Estado para investigar y castigar.

Si para el gobierno —para los gobiernos— es imposible aprehender a los asesinos y tenerlos en la cárcel, mucho menos van a poder prevenir los asesinatos.

A cuatro años de lucha contra el narcotráfico, vivimos un periodo de criminalidad sólo comparable con los años de la Revolución.

No son caídos en el combate a las drogas, sino crímenes cometidos por delincuentes que no ven problemas en asesinar, mutilar y secuestrar.

La droga, por otra parte, llega más que nunca a los jóvenes.

Las cosas no se están haciendo bien.

Para corregir el camino se necesita un ambiente político favorable a los acuerdos, sinceridad, buena fe, disposición al diálogo.

Y eso, nomás no hay.

Supuesta revelación de WikiLeaks

Leo Zuckermann (@leozuckermann)
Juegos de Poder
Excélsior

Yo no tengo duda de que panistas y priistas hicieron todo lo posible por ganarle a AMLO en 2006. ¿Qué esperaban?

WikiLeaks le dio a La Jornada los cables que envió la embajada de Estados Unidos en México al Departamento de Estado en Washington. Ayer revelaron uno más. Así lo anunciaron en sus ocho columnas: “Fueron con todo AN y PRI contra AMLO”. Arriba de la cabeza advertían en mayúsculas: WIKILEAKS EN LA JORNADA. La noticia me llamó la atención. Prometía una filtración de WikiLeaks sobre la elección presidencial de 2006. Me dio curiosidad enterarme de qué hicieron los panistas y los priistas para ganarle al candidato de la izquierda según los estadunidenses. Debajo de la noticia aparecían dos cintillos más que todavía hacían más apetitosa la nota principal de La Jornada: “Sabiéndose derrotado, Madrazo aceptó el pacto en 2006, detalló Espino” y “Calderón impuso acuerdo con Gordillo, pese al rechazo de su partido”.

Procedí a leer la nota para darme cuenta de que se trataba de un ardid periodístico. La supuesta filtración no revelaba nada nuevo. Además, la parte referente a Gordillo no venía de un cable filtrado por WikiLeaks sino de un libro publicado en 2008.

La fuente del cable, fechado el 4 de mayo de 2006, fue el entonces presidente del PAN quien acudió a platicar a la embajada estadunidense. Manuel Espino les dijo que había hablado “con Roberto Madrazo, candidato del PRI, y los dos acordaron enfocar sus respectivas energías para erosionar el apoyo a Andrés Manuel López Obrador”. Pues claro: si AMLO iba arriba en las encuestas. Tanto a panistas como a priistas les convenía bajarlo de esa posición. Y lo lograron con campañas negativas eficaces. El error del tabasqueño fue no contestarlas.

Espino también les dijo a los funcionarios estadunidenses “que él está fuertemente confiado en que el PAN tiene acuerdos sólidos con los gobernadores rebeldes del PRI que están ayudando a la campaña de Calderón secreta pero activamente, mientras de dientes para afuera apoyan a Madrazo”. Otra vez, nada nuevo. Desde antes de la elección se sabía que había gobernadores priistas que no querían que llegara su candidato a Los Pinos. Desconfiaban de él. Y los panistas, sabiendo esto, pues los jalaron a su campo. Así es la política. Así son las elecciones. Se trata de sumar, no de restar.

En cuanto al apoyo de Elba Esther Gordillo a la campaña de Calderón, Espino confiesa que no hubo acuerdo: “El precio de Gordillo era demasiado alto (en términos de posiciones en el Congreso y posiciones en el gabinete) y las encuestas mostraban que el Panal atraía menos del uno por ciento del voto”. El presidente del PAN admitió que “al equipo de campaña de Calderón no le gustó esa decisión” pero tuvieron que aceptar la del partido.

Y aquí viene lo mejor de la nota de La Jornada. El desenlace de la alianza de la presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación con el candidato Calderón ya no viene en ninguna revelación de un cable de WikiLeaks. Viene del libro Doña Perpetua: el poder y la opulencia de Elba Esther Gordillo, escrito, nada menos y nada más, que por el autor de la nota de La Jornada, es decir, por Arturo Cano (en coautoría con Alberto Aguirre). La versión, por tanto, no tiene nada nuevo (como lo prometía uno de los cintillos que apareció en la primera plana del periódico), ya que el libro salió publicado en 2008. La historia tiene que ver con intrigas palaciegas operadas por Juan Camilo Mouriño, Miguel Ángel Jiménez y Fernando González con “un par de botellas de buen escocés”.

En suma, puro masajeo de información vieja.

Yo no tengo duda de que panistas y priistas hicieron todo lo posible por ganarle a AMLO en 2006. ¿Qué esperaban? ¿Qué les dieran las llaves de Los Pinos al candidato que entonces iba arriba en las encuestas? ¿Que no se comportaran como políticos que ambicionan el poder? ¿Acaso panistas y perredistas no van a tratar de hacer lo mismo con el candidato que ahora va arriba en las encuestas (Peña Nieto)? Y el PRI, ¿no va a contraatacar? Justo antes de mandar este artículo veo una nota en el sitio de internet de El Universal que anuncia: “PRI delinea estrategia para aplastar al PAN en 2012”. ¡Oh sorpresa!

Daños a la democracia

León Krauze (@Leon_Krauze)
leon@wradio.com.mx
Epicentro
Milenio

Yo no sé si a final de cuentas habrá una alianza opositora en el Estado de México. No sé si la candidatura de Luis Felipe Bravo Mena será sólo testimonial: un ardid para hacer del panista un cordero de sacrificio por allá de las últimas semanas de junio. Tampoco sé si Alejandro Encinas, a quien todo mundo alaba por su admirable congruencia, tiene pactada (cosa casi imposible) su propia dimisión en el caso de que Luis Felipe salga más bravo de lo esperado y se quede con el segundo lugar. No sé, en suma, si habrá una alianza de facto, eufemismo muy mexicano para calificar un acuerdo en el que dos partidos pretenden estar más interesados en la mentada coherencia ideológica que en la persecución del poder para, en el último minuto de juego, asumir exactamente lo contrario frente al electorado. Tampoco sé cómo reaccionará Eruviel Ávila, el aspirante del PRI, ungido candidato de unidad, otro eufemismo tan mexicano que en realidad quiere decir “aspirante electo por los designios del caudillo local”. Desconozco también si el triunfo del candidato de unidad de este o aquel partido beneficia las aspiraciones de Peña Nieto, Ebrard, López Obrador, Josefina Vázquez Mota o quienquiera que sea.

Lo que sí sé es que la elección de gobernador del Estado de México es ya el ejemplo más claro de cómo la clase política mexicana ha atropellado la democracia y sus procesos. La semana pasada fue un suplicio. Después de haber gastado 4 millones de pesos del presupuesto de los partidos (eufemismo que quiere decir mi dinero y el suyo, querido lector); después de haber conseguido la aprobación de la famosa alianza; después de someter a los mexiquenses a semanas de giras, arengas, gritos y sombrerazos… el PRD y el PAN prácticamente anunciaron que siempre no. Seguramente, tras quedarse sin margen de maniobra, Marcelo Ebrard metió reversa y abrazó a Alejandro Encinas, el Gran Congruente de las izquierdas, quien no tardó en anunciar que nunca iría en alianza con el PAN… aunque no vería mal que su contrincante panista declinara en su favor dentro de unas semanas. El panista en cuestión, el señor Bravo Mena, se dijo listo para la contienda. En W Radio le pregunté si, dadas las condiciones y los tiempos, donaría sus votos a Encinas. Su respuesta fue cantinflesca. Dijo que no, pero que sí; que no lo descarta, pero que en una de esas quién sabe. Luego se indignó.

Todo esto sería cómico si no fuera trágico. Contra lo que los partidos políticos pretenden hacernos creer, la paciencia de todo electorado tiene un límite. Y aunque es verdad que a los mexicanos nos falla a veces la memoria, no somos idiotas. Somos, por el contrario, fáciles para la sospecha y el recelo. A lo largo de estos años de pobreza en el discurso y el desempeño de los políticos, los votantes mexicanos han comenzado a desconfiar de la democracia. A fuerza de oír descalificaciones y presenciar pisoteos, la gente duda ya de las reglas e instituciones que, en la más dramática paradoja, ayudaron a crear. ¿Y cómo podría ser de otra manera si los actores políticos son los primeros en burlarlas? En México no progresan las reformas políticas, no se promueven debates de primer mundo y, para colmo, se limita la libertad de expresión de los particulares. En México, el proceso de la democracia no es más que una vía sujeta a continua modificación, a un abuso constante para alcanzar el poder.

Nuestra democracia sobrevivió de milagro la avalancha de 2006. No ocurrirá lo mismo si, en 2012, no hay un esfuerzo consciente por proteger sus engranes esenciales: la forma de elección de los candidatos, el diálogo en campaña, la participación ciudadana, la lúcida y honesta defensa de los proyectos y la ideología, la probidad de la votación. Seguir tratando como lerdos manipulables a los electores puede tener consecuencias desastrosas.

Además, exijo a las autoridades federales y locales que esclarezcan el crimen múltiple en que fue asesinado Juan Francisco Sicilia Ortega, hijo del poeta Javier Sicilia.