schettino@eluniversal.com.mx
Profesor del ITESM-CCM
El Universal
Pues parece que el asunto europeo va por buen camino

Sin embargo, hay cada vez más preocupación por China. No porque vaya a convertirse en algo parecido a Grecia, ni mucho menos. Como ya comentamos aquí mismo, China decidió enfrentar la caída de sus exportaciones en 2009 con un incremento importante de la inversión, especialmente en proyectos de infraestructura, financiados a través del sistema bancario local. En otras palabras, un dirigente de alguna provincia se puso a construir algo, financiado por un banco que también es controlado por el gobierno. Keynes al estilo chino, pues.
De acuerdo a Ambrose Evans-Pritchard, de The Telegraph, que cita “estimaciones del FMI”, la deuda interna en China pasó de 100% a 200% del PIB en estos tres años (de 2008 a la fecha). Aunque esa deuda es toda en moneda local (yuan), su equivalente en dólares ronda los 10 billones (de 12 ceros). Aclaro la cifra porque siempre que uno habla de la deuda de China, todo mundo recuerda que ese país tiene grandes reservas en dólares, producto de sus exportaciones. Las reservas de China sin duda son elevadas, mientras nosotros tenemos casi 140 mil millones de dólares, ellos tienen 3 billones. Veinte veces más. Pero a pesar de ser tanto dinero, es sólo una tercera parte de la deuda interna.
La velocidad a la que ha crecido la deuda es de 30 puntos del PIB al año. Eso no lo ha hecho nadie en tiempos recientes. Nosotros, entre 1990 y 1994, elevamos la deuda en 20 puntos del PIB, que luego no se pudo pagar y tuvo que se absorbido por Fobaproa. Más o menos lo mismo hizo Estados Unidos entre 2001 y 2007, cerca de 20% del PIB que no pudo pagar (3 billones de dólares) que se tragó la Reserva Federal, y se irán diluyendo en el futuro. Es decir, el tamaño del problema que enfrenta China es cinco veces mayor que el nuestro o el de Estados Unidos.
El impacto de un ajuste en China, sin embargo, no guarda relación con lo que vivimos en 2009. Cuando México tuvo que ajustar, en 1995, el impacto fue serio en América Latina, y moderado en el resto del mundo. Cuando Estados Unidos hizo lo mismo en 2009, el impacto fue serio en todo el mundo. Es de esperar que un ajuste en China sea serio en Asia, especialmente con sus socios comerciales cercanos, y un poco más que moderado en el resto del mundo.
Este lunes, el fondo de inversión Central Huijin compró acciones de los cuatro bancos principales, para recuperar un poco la confianza. Este fondo es un instrumento de China Investment Corporation, que no es otra cosa que el gobierno chino. La intención era detener la caída del precio de las acciones de estos bancos, y mediante ello estabilizar un poco la bolsa de Shanghai, que lleva 15% de pérdida en los últimos tres meses. De hecho, frente al valor que alcanzó en octubre de 2007, de casi 6 mil puntos, la bolsa hoy, con 2 mil 420 puntos, ha perdido 60% de su valor.
El problema con la bolsa es que en China no hay muchas opciones para que las personas ahorren. Los bancos, todos del gobierno, no dan rendimiento por el ahorro, y no hay un mercado de bonos (como nuestros Cetes). Así, las únicas opciones para los chinos que logran tener dinero es la bolsa de valores o el mercado inmobiliario. Pero la bolsa viene perdiendo mucho, como veíamos, y el mercado inmobiliario se acaba de atorar. En septiembre, dice Evans-Pritchard citando a China Index Academy, una empresa de información acerca del mercado inmobiliario, los precios de las casas empezaron a bajar. Hace un par de días, hubo reportes de que las ventas en la “Semana Dorada”, el momento del año en que más se venden casas, cayeron de forma abrupta. Comparado con el año pasado, las ventas de departamentos en Shanghai fueron 80% menores.
El otro escape para quienes tienen dinero es prestarlo de forma ilegal, como los prestamistas que conocemos en México. El tamaño del mercado negro del crédito en China es desconocido (si no conocemos lo legal, pues lo otro menos), pero se piensa que es muy importante, y que incluso ha sido utilizado por funcionarios locales para enfrentar las restricciones que el gobierno ha empezado a utilizar, en la búsqueda de evitar un estallido brusco de la burbuja de deuda.
Ahora bien, si lo que faltan son yuanes para cubrir las deudas internas, es cosa de imprimirlos, pero esto implicaría una devaluación del yuan frente al dólar. Es la solución que todos utilizamos, así hizo México en 1995. Pero Estados Unidos ahora no quiere ni imaginar un yuan más barato, y amenazan emitir un decreto en el Senado para imponer sanciones a China en caso de que devalúe su moneda. A pesar de que los estadounidenses tengan preocupación de que un yuan más barato pueda provocar mayores importaciones, no hay mucho que puedan hacer. China tendrá que devaluar su moneda por sus excesos de deuda de los últimos tres años, y ya no revaluarla por sus grandes exportaciones, como ocurría hasta 2008. Sería muy mala idea ahora que Estados Unidos sancionara a China, porque nos podríamos meter en una guerra de barreras que a nadie le va a ayudar.
Bueno, pues si efectivamente Europa la libra, y nos dejamos de preocupar por ellos, ni piense en descansar. Ahora le toca moverse más al este y tratar de entender cómo funciona esa parte remota del mundo (para nosotros), de la que todo el mundo habla y casi nadie conoce.
Ahora hay que revisar las cuentas de China, los equilibrios de Japón, la dinámica de Tailandia (a la baja) e Indonesia (al alza, y rápido), porque seguramente de por allá nos van a llegar noticias. Y no todas buenas. Aunque sea poderlos ubicar en el mapa, ¿no?