octubre 18, 2011

Paco Calderón

Las mujeres nos quieren gobernar

Pablo Hiriart (@phiriart)
phl@razon.com.mx
La Razón

Josefina Vázquez Mota y Beatriz Paredes aspiran a gobernar el país y el Distrito Federal bajo las siglas de sus respectivos partidos, el PAN y el PRI.

Falta saber si sería para bien, pero el ambiente sería otro. Menos rijoso, más grato, y el aire más respirable.

Como brisa de aire fresco en Caborca fue la fotografía de un grupo de mujeres, destacadas en la vida pública, que parten un pastel por los 58 años del voto femenino.

Mientras el ambiente nacional se carga por la obstinación de añadir discordias y las noticias que no son de pleitos corresponden a crímenes y redadas, ese grupo de mujeres lanzaron un mensaje.

El mensaje, en plena lucha preelectoral, es que sí se puede convivir de manera alegre, afectuosa, en torno a lo que les une.

En el evento del domingo les unía el aniversario del derecho a voto de la mujer, pero el destino les puede unir para asuntos superiores.

Seguramente a Vázquez Mota le van a recriminar haber aparecido en esa foto riendo con Beatriz Paredes, posible candidata del PRI a gobernar el DF.

Es que en el PAN se ha impreso una lógica de que la precampaña, como preludio de lo que vendrá en la campaña, debe ser a navajazo limpio, sin concesiones ni protocolos.

Los priistas, dolidos por las prematuras y virulentas embestidas desde el gobierno, ven en cada gesto de cortesía hacia el PAN un indicio de deslealtad.

El mensaje de la foto, o uno de los mensajes de la foto, es que antes que nada pertenecemos a una misma comunidad nacional: México.

Y que quienes están en la escena pública tienen un mismo interés, servir al país, aunque difieran en cómo hacerlo.

Lo que las une es mucho más grande que aquello que las enfrenta, dicen en la foto —porque las fotos no sólo retratan, dicen—.

Ahí está también Amalia García, del PRD. Xóchitl Gálvez, ex candidata de la alianza PAN-PRD-PT-Convergencia en Hidalgo. Y la ex candidata presidencial Patricia Mercado. Ruth Zavaleta, ahora sin partido, e Isabel Miranda de Wallace, entre otras.

Vázquez Mota es una mujer carismática e incluyente. Ahora está en campaña para ganar la elección interna del PAN, y debe tomar el tono de la competencia en su partido, que consiste en lanzar la mayor cantidad de acusaciones al PRI.

Pero Josefina es, esencialmente, esa que vimos en la foto. Por eso hay quienes no quieren que gane la candidatura panista.

Y Beatriz Paredes no sólo es la política mejor preparada del país, sino que es una mujer sensible, de elevada calidad humana, virtudes que le vendrían muy bien a la capital de la república.

Trampa, en reglas para firmas del PAN

José Contreras (@pepecontreras_m)
expedientepolitico@yahoo.com.mx
Expediente político
La Crónica de Hoy

Habrá que revisar con lupa las letras pequeñas del método para elegir al candidato presidencial del PAN, que este martes dará a conocer la Comisión de Elecciones de este partido.

Puede pasar lo mismo que con las reglas para la recolección de firmas de apoyo por parte de los aspirantes, que fueron dadas a conocer el pasado viernes.

Estas reglas traen jiribilla y se prestan a una manipulación para favorecer a uno de los precandidatos, que no es precisamente el que está mejor posicionado.

El método que hoy se dará a conocer podría estar encaminado también a favorecer a este precandidato, Ernesto Cordero, quien se mantiene en el tercer lugar de las preferencias electorales entre los tres finalistas de Acción Nacional.

En las reglas para la recolección de firmas vienen varias trampas con las que podrían tropezar Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel.

De acuerdo con el Reglamento de Selección de Candidatos a Cargos de Elección Popular del Partido Acción Nacional, cada uno de los aspirantes debe contar con las firmas de apoyo de por lo menos el 10 por ciento de los militantes activos.

Esto significa que Creel, Vázquez Mota y Cordero deben presentar por lo menos 30 mil firmas cada uno y todas diferentes entre sí, pues un militante no puede otorgar su firma a más de un aspirante.

Pero la Comisión de Elecciones, con el acuerdo que hizo público el pasado viernes, colocó candados a la recolección de las firmas.

Dicha recolección solo podrá llevarse a partir de la publicación del acuerdo, y mediante un formato especial: el (FRO4PDTE).

El árbitro (la Comisión Nacional de Elecciones) tiene la intención de que las firmas se recaben exclusivamente durante los foros regionales que en breve realizará el CEN del PAN para presumir los logros de los gobiernos panistas.

Estos candados afectan a Josefina Vázquez Mota y a Santiago Creel, quienes ya habían iniciado la colecta de firmas a su favor desde hace mucho tiempo.

Todas esas firmas y las obtenidas por Cordero quedarán sin efecto, pues a partir del acuerdo del viernes, los tres aspirantes tendrían que empezar de cero.

En todo caso, tendrían que buscar nuevamente a cada uno de los militantes que ya les había dado su apoyo, para que estampen nuevamente sus datos y su firma, pero ahora en el formato especial.

Esta operación sería más complicada para Ernesto Cordero, quien había obtenido sus firmas de apoyo de manera masiva, mediante una “cargada” encubierta.

Por eso se busca beneficiar al ex secretario de Hacienda con la recolección de firmas a través de los foros regionales, pues de esta manera los gobernadores y los liderazgos panistas podrían acarrear a los militantes para que en esos foros firmen a favor de Cordero.

Eso ya lo vimos antes. Cuando Cordero fue destapado a través de internet, el alcalde de Monterrey, Fernando Larrazabal, le consiguió dos mil firmas de un plumazo. Y el pasado 28 de agosto, el gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, le entregó 30 mil.

Otro candado para la captación de apoyos lo representa el hecho de que por reglamento, todas las firmas deben pertenecer a militantes activos inscritos en el Listado Nominal de Electores Definitivo.

Este padrón no ha sido publicado por la Comisión Nacional de Elecciones y nadie puede recabar firmas mientras no esté publicado, pues quien se adelante corre el riesgo de recibir el apoyo de gente que no esté incluida en ese listado.

El CEN del PAN busca controlar y manipular, a través de las reglas, el proceso interno de selección del candidato presidencial.

Las letras pequeñas del método que hoy se dará a conocer podrían confirmar lo anterior.

OFF THE RECORD

**EL CHIVA SICARIO

Causó polémica la singular forma de celebrar un gol por parte del jugador de Las Chivas, Marco Fabián.

Se le ocurrió celebrar con la simulación de un disparo en la cabeza del Venado Medina.

Muchos dicen que Marco Fabián hizo apología del crimen y de la violencia.

Lo más probable es que Marco ni siquiera entienda qué es hacer apología y que su celebración la haya hecho de manera inocente.

El jugador de Las Chivas actuó, desde luego, influenciado por la ola de violencia que vive el país.

Pero eso no es culpa de él, sino de quienes no han podido cambiar esa realidad.

**ES… LA GUERRA

Las declaraciones del presidente Felipe Calderón al New York Times abrieron un nuevo frente de guerra.

La dirigencia del PRI anunció que actuará legalmente en contra del primer mandatario.

Difícilmente procedería una denuncia por difamación, pues Calderón no acusó al PRI de considerar positivo pactar con la delincuencia, sino que se refirió a “algunos priistas”.

Pero la guerra entre el PRI y el PAN continuará.

Y se reflejará en la discusión del paquete económico.

**PLAN FRONTERA

Los gobernadores fronterizos de Chihuahua, César Duarte, y de Baja California, Guadalupe Osuna Millán, presentarán este martes un proyecto para enfrentar la crisis económica que se vive en estas entidades debido a la inseguridad.

Se trata de un paquete básico de exenciones fiscales que permitan la reactivación económica en la zona.

El proyecto será analizado por la Comisión de Economía de la Cámara de Diputados, que encabeza el priista Ildefonso Guajardo Villarreal.

Indignados

Macario Schettino (@macariomx)
schettino@eluniversal.com.mx
Profesor del ITESM-CCM
El Universal

Y aunque varios grupos han tenido lemas diferentes, el más exitoso parece ser el de los jóvenes españoles: indignados. La indignación, decíamos, es explicable. En España hay ahora uno de los niveles de desempleo más elevados de la historia, y golpea más duro a los jóvenes. Su indignación es resultado de que no se cumplen sus expectativas, que ellos consideran aún más que eso: las entienden como derechos.

Como ya hemos comentado en varias ocasiones, la crisis que vive el mundo desarrollado en estos años es producto de sus excesos previos. En Estados Unidos, la expansión iniciada en 2003 fue alimentada con tasas de interés demasiado bajas, lo que provocó que los consumidores se endeudaran más allá de lo razonable. La crisis vino cuando eso se hizo evidente, y desde entonces los consumidores estadounidenses están reduciendo su deuda, lo que impide el crecimiento. Cuando acaben de hacerlo, volverán a crecer.

En Europa, los excesos vienen desde la década de los 80, según se puede ver en las deudas de los gobiernos, que desde entonces tomaron un camino que no tenía otro final que el que vemos hoy. Ese incremento en deuda tiene su explicación en el otorgamiento de más beneficios a la sociedad de lo que ésta aportaba. Dicho más fácil, se prometieron gastos que no tenían financiamiento en impuestos. Así, con menor edad para jubilarse, pensiones más generosas, pagos de desempleo igualmente generosos, el gasto del gobierno tuvo que financiarse con deuda. Los indignados, si son jóvenes, tienen toda la razón en indignarse: la generación previa decidió vivir mejor cargándoles el costo. Su indignación deben dirigirla a sus mayores, incluyendo a sus padres. Y sin duda a los gobiernos que facilitaron esas decisiones.

Por eso las deudas de los gobiernos son un problema, porque significan un mayor gasto hoy que se está cargando a los que vienen, que además no tienen forma de impedirlo, porque ni siquiera votan. Aquí en México deberíamos estar indignados con el endeudamiento de los años 70, y con el uso del petróleo desde 1982 en adelante. Se desperdició riqueza para permitirle a varias generaciones vivir por encima de lo que producían. No se trasladó la deuda a los jóvenes de hoy, pero tampoco se les dejó petróleo. Digamos que sus padres recibieron una herencia y la dilapidaron.

En este mes las manifestaciones llegaron a Wall Street, con el lema “Occupy Wall Street”, que se ve bastante inferior al de indignados. Tal vez porque en Estados Unidos no es tan fácil indignarse, porque el endeudamiento no resultó de una decisión clara del gobierno. Sí se puede argumentar que la política de la Fed, mantener baja la tasa de corto plazo, resultó dañina, pero no es similar a elevar el gasto y financiar con deuda. Lo que sostienen los que ocupan Wall Street es que hay un complot de financieros y políticos que explica la crisis. Es muy parecido a lo de Fobaproa aquí en México. Y en ambos casos, los manifestantes se equivocan.

Las crisis financieras por exceso de endeudamiento de los consumidores, como la nuestra en los 90 o la de Estados Unidos ahora, parecen siempre un complot coordinado por gobierno y financieros. Es muy explicable que así sea, porque ambos grupos son poco queridos por la sociedad. Unos viven de nuestros impuestos y otros de nuestros ahorros, de forma que uno no percibe claramente cuál es su utilidad social. Por eso es fácil llamarlos zánganos, porque como ese insecto, su aportación parece insignificante, pero bien que comen.

También es cierto que los integrantes de esos dos grupos, políticos y financieros, tienen un gusto superior a lo normal en temas que las personas comunes consideran vicios: el poder y el dinero. Por eso son, y siempre han sido, villanos favoritos. Por eso no costó nada de trabajo que Carlos Salinas pasara de ser el presidente más popular de la historia al más odiado en unos cuantos meses. Y por eso hay quien sigue usando a estos personajes como referencia: la mafia del poder.

Sin embargo, estos dos grupos son de la mayor importancia. No existe país exitoso que no tenga detrás políticos y financieros que lo han llevado al éxito. Así como lo oye: no hay manera de hacer exitoso a un país prescindiendo de estos dos grupos de personas. Ningún país tiene éxito económico sin un sistema financiero fuerte detrás, y ningún país se ha desarrollado de la nada, sino dirigido por una clase política. Si quiere seguir con la imagen del zángano, es momento de recordar que no importa cuánto trabaje la colmena, sin éste no hay reproducción, y no hay futuro.

Pero, como decíamos, estos grupos siempre han servido para desquitar corajes. Nadie en México quiere aceptar que la crisis de 1995 fue producto de los excesos de todos los mexicanos en los años previos. Nadie se acuerda con qué facilidad decidieron comprar cosas que sabían que no podían pagar. Como nadie quiere hoy en Estados Unidos reconocer que sus deudas personales son producto de su codicia personal. Facilitadas ambas por decisiones populistas de los gobiernos, sin duda, pero nadie contrató deudas, ni en México ni en Estados Unidos, obligado por el gobierno.

El movimiento en Estados Unidos es particularmente desagradable por su composición. Howis Carr, del Boston Herald, se tomó el tiempo de rastrear a los detenidos por la manifestación de indignados ocurrida en esa ciudad. Descubrió que la mayoría de los detenidos son estudiantes de Harvard, varios de ellos sin ningún problema económico. Más interesante aún, la mayoría es menor de 25 años, o mayor de 55, lo que sin duda ayuda a entender por qué algunos despistados han llegado a exclamar, frente a la crisis, “Marx tenía razón”. Qué profunda ignorancia.

Pero llevamos en este año primaveras árabes y otoños desarrollados, que habrá quien compare con el 68, sobre todo si es mayor de 55 años. Tal vez. También en 68 ocurrieron manifestaciones que no tenían nada que ver entre sí, salvo las juventudes que participaban en ellas. Y para eso es uno joven, ¿no?

De dignidades e indignados

Federico Reyes Heroles
Reforma

A la memoria de Miguel Ángel Granados Chapa, por su reciedumbre, honestidad y compromiso.

Nacieron en Madrid, en la Puerta del Sol, pero ahora aparecieron en Oceanía y Asia, en Singapur, en China, en Roma en la Plaza de San Juan de Letrán, en Frankfurt frente a la sede del Banco Central Europeo, en Miami, en Washington y por supuesto en Nueva York detrás de la consigna Occupy Wall Street, en 961 ciudades de 82 países. Salieron a las calles convocados, es cierto, por el enojo, por la furia: "Chase, devuélvenos nuestro dinero"; "Arrestad a los banqueros"; "Soy 99% humano"; "Paren la dictadura de los bancos y los mercados"; "Está claro quién se ha llevado mi queso"; "Me sobra mes a final de sueldo"; "Pueblos del mundo, levántense". Hubo grupos pequeños, de unos cuantos cientos, pero también hubo de cientos de miles. Todos convocados por la potencia ahora universal de una palabra: indignación.

"Falta de mérito o disposición para una cosa", ésa es una indignidad dice la RAE. Son jóvenes en la amplia definición del término. Reclaman empleo, reclaman poder seguir estudiando. Reclaman apoyos, más becas mejores condiciones de financiamiento. A diferencia de las tres "bes" de los sesenta, bombas, barbas y barricadas, la palabra revolución hoy no contagia. "Estamos llenos de enojo porque no vemos posibilidades para nosotros en el futuro". Estudiantes que pelean por un empleo en un bar como su mejor opción. Dependientes de tiendas departamentales temerosos de los créditos para financiar sus estudios. "Tendremos que trabajar hasta morir" y no les falta razón. En muchos de sus países el crecimiento poblacional está tan deprimido y las pirámides se avejentan a tal velocidad que no hay escapatoria. Será sobre los brazos jóvenes sobre quienes recaiga el sistema de pensiones. Pero el desfase demográfico no provoca ira y además puede encontrar salida abriendo las puertas a la inmigración. La indignación que los hermana surge por otro motivo.

"No tengo problemas con el capitalismo, pero encuentro poco ético la forma como funciona el sistema financiero", lanza Herbert Haberl desde Berlín. Allí está la carencia de mérito que provoca la indignación. Basta con recordar las irresponsables marometas financieras del 2008 que condujeron al colapso, basta con recordar los multimillonarios sueldos y jubilaciones prematuras o liquidaciones más que generosas de los altos ejecutivos de los grandes corporativos involucrados, para sentir la mordedura de la indignidad que provoca la indignación. Allí queda el testimonio de Inside Job (Trabajo Confidencial) de Charles Ferguson donde desfilan hoy orondos los grandes responsables -debiéramos decir irresponsables- de la crisis global. Lo más asombroso es que los entes reguladores no sólo se vieron incapaces sino como cómplices de las truculentas maniobras que llevaron a ganancias súbitas con decenas de ceros.

De ahí la indignación tanto en Colonia como en Seúl que da voz a millones que se sienten timados por los hombres del gran poder -público o financiero- de Grecia, de Irlanda o Portugal o Italia. Mientras tanto la elegante Christine Lagarde, cabeza del FMI, advierte en la reunión del G-20 sobre el posible "contagio" de la crisis a los países emergentes. Del otro lado del mar el Tea Party festeja haber doblegado a Obama bloqueando su propuesta de sanear las finanzas públicas de largo plazo de la mayor potencia económica del mundo. Ésa es la irresponsabilidad electorera que simplemente pospone por unos meses una cirugía inevitable sin importarles que en el horizonte se anuncie otro tropiezo donde volverá a haber millones de jóvenes afectados.

Las demandas son claras y todas terrenales: educación como reclama la bella Camila Vallejo desde Chile, empleos como exigen en Bruselas. Quieren estudiar y cada vez se necesitan más estudios, quieren trabajar y muy frecuentemente liberarse de sus padres y también liberar a los padres de la carga económica. Quieren construirse un futuro, qué mejor. Quieren pagar por viviendas económicas pues saben que nada hay gratis. Grandes liberales como Isaiah Berlin y Octavio Paz advirtieron del riesgo de intoxicación por excesivo consumo de utopías, del signo que fueran. Los intoxicados son capaces de matar para imponer su sueño. Pero los indignados del 2011 no pelean por una revolución como milagrosa partera del Edén. Desnudan el cinismo de los gobernantes y exigen seriedad. No es demasiado. Al final del día exigen que impere una visión de Estado que le ate las manos al egoísmo sin límite, al cinismo rampante.

Y México, cómo sale en todo esto. "30 familias multimillonarias, 60 millones de miserables, 2.6 millones de niños que no van a la escuela" se leía en un pancarta en el Monumento a la Revolución. José Merino (Enfoque 912) realiza un espléndido recuento de nuestros grandes pendientes. Y si de cinismo se trata, para el anecdotario queda la provocación del líder religioso Onésimo Cepeda: "Que el próximo Presidente no robe mucho". Olé.

Todos en el lodazal

Ricardo Alemán (@RicardoAlemanMx)
Excélsior

El Presidente sí le puso nombre y apellido a su señalamiento de que existen políticos del PRI que insisten en pactar con las mafias

La casa presidencial aclaró lo dicho por Felipe Calderón a The New York Times y expuso que, a pregunta expresa, el mandatario dijo que hay pristas, “como Sócrates Rizzo”, que creen que “los arreglos de antes (entre el poder y el crimen) funcionarían ahora”.

En otras palabras, que el Presidente sí le puso nombre y apellido a su señalamiento de que existen políticos y gobernantes del PRI que insisten en pactar con las mafias. Y es que el ex gobernador priista de Nuevo León, Sócrates Rizzo, dijo hace meses que los gobiernos tricolores pactaban con los criminales, a cambio de tranquilidad.

Lo cierto es que el reputado diario de EU sacó de contexto las declaraciones de Calderón, quien también dijo que otros priistas apoyan su estrategia de lucha contra el crimen, y nunca aseveró que es política del PRI negociar con las bandas criminales.

Sin embargo, también es cierto que la declaración presidencial no es aislada, sobre todo si se toma en cuenta que Calderón también habló del tema durante los Diálogos de Chapultepec. Como lo señalamos aquí el domingo y el lunes, al defender su política contra el crimen, el Presidente dijo que muchos le sugirieron no meterse con las bandas criminales, no moverle al asunto.

Pero no fue todo. Al hablar de la crisis de violencia que vive el estado de Veracruz, Calderón deslizó la hipótesis de que los gobiernos de esa entidad habrían dejado el control de la entidad en manos de bandas criminales.

Lo cierto es que, con esa serie de declaraciones, Felipe Calderón puso el dedo en la llaga sobre la simulación y doble —de los pactos entre el poder y las bandas criminales—, no sólo en el PRI, sino en el PAN, el PRD, el PT, el PVEM y Convergencia (ahora Movimiento Ciudadano). Es decir, que en buena parte de la clase política se prefiere pactar con el crimen, sea en tiempos electorales, sea para mantener bajo control un municipio o entidad federativa. Todo esto ante el doble discurso de que los partidos están dispuestos a combatir al crimen.

Y si tienen dudas, vamos a los ejemplos. No sólo el cínico de Sócrates Rizzo habló de pactar con las bandas criminales. No, el tema también fue apoyado por el ex presidente Vicente Fox, quien se pronunció a favor de un pacto. Tampoco fue el único. Si abundamos, recodaremos que el alcalde de San Pedro Garza García, de filiación panista, Mauricio Fernández, en su momento dijo estar de acuerdo con realizar un pacto con los criminales, los que —incluso— habrían “eliminado” a un mafioso que habría amenazado a Fernández.

En el PRD —y la izquierda en general— también se cuecen habas. ¿Qué no fue un pacto del partido amarillo en Michoacán, la diputación que le regalaron a La Familia Michoacana, a través de Julio César Godoy? ¿Qué no es cierto que todos sabían que el narcodiputado Godoy era miembro de La Familia Michoacana? ¿Qué no es cierto que todos los diputados de la llamada izquierda apoyaron y apapacharon al narcodiputado Godoy, a sabiendas de que era hijo predilecto de La Familia Michoacana?

¿No es cierto que los partidos de la chiquillería, como el Verde, registraron a narcotraficantes probados como candidatos a puestos de elección popular? ¿Cuántos gobernadores, alcaldes, diputados federales, locales, senadores, han recibido dinero procedente del narcotráfico? Y, para poner punto final al tema, vale recordar que el ex alcalde panista y el actual alcalde de Monterrey —también de filiación azul— han sido señalados de mantener vínculos con el crimen organizado.

Lo cierto es que aquellos políticos y gobernantes que creen que la mejor forma de enfrentar la violencia y el crimen, pactando con el crimen, no sólo están en el PRI, sino que abundan entre políticos y gobernantes del PAN, del PRD y de la chiquillería. Y es que sea Monterrey, Michoacán o Veracruz, sea el PRI, el PAN o el PRD, cuando se trata de buscar apoyo para una campaña o negociar la permanencia de un gobierno, los políticos pactan hasta con el diablo, con las bandas criminales.

Y hoy resulta que los señores del PRI se dicen agraviados, en tanto los políticos del PAN y los del PRD esconden la cabeza. Doble moral de partidos y políticos, en especial rezagados como Ernesto Cordero. Al tiempo.

EN EL CAMINO.

Por cierto, luego de calificar “de provocación” lo dicho por Calderón —y al concluir el segundo foro de los presidenciables del PRI en Campeche—, Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones se reunieron para comer y platicar, completamente a solas, tres horas. Se hizo el milagro. Por fin, juraron unidad y lealtad.

El “nuevo” AMLO

León Krauze (@Leon_Krauze)
leon@wradio.com.mx
Epicentro
Milenio

Hace algunos meses, cuando comenzaban a delinearse los posibles candidatos presidenciales para el 2012, escribí un texto donde explicaba el principal problema que enfrentaba (y enfrenta) Andrés Manuel López Obrador. Insistí en que, para un político en campaña, es muy complicado revertir una combinación específica: ser muy conocido y cargar con altos índices de reprobación. Para su desgracia, casi todas las encuestas y opiniones alrededor de López Obrador lo ubican, en efecto, en esa categoría. Cuando señalé la compleja disyuntiva que enfrentaría su candidato, muchos lopezobradoristas respondieron como acostumbran: con injurias (alguien tendría que hacer una recopilación de las descalificaciones y denuestos que han desperdigado por las redes sociales y en sus publicaciones afines). En vano traté de explicar que la ecuación no era exclusiva de López Obrador: muchos otros políticos han tenido que moderar su imagen una vez que se acerca una campaña electoral, y el líder de Morena no podía ser la excepción. Recuerdo que más de uno me espetó que aquello no ocurriría con su líder, a quien consideraban, supongo, inmune a las reglas elementales de la política electoral. Pero el tiempo me ha dado la razón. En efecto, con la elección del candidato de la izquierda muy cerca y la votación presidencial también en el horizonte, Andrés Manuel López Obrador está intentando revertir sus “negativos” apelando al centro ideológico.

Por supuesto, el de López Obrador no es, ni de lejos, el único caso de un político de discurso, digamos, polémico que se ve obligado a moderarse en un contexto electoral. Me vienen a la mente algunos ejemplos. El primero, claro, es Lula. El ex presidente brasileño ya había perdido tres elecciones cuando optó por endulzar su imagen y discurso. Lula comenzó a vestir de traje y a acercarse a la misma iniciativa privada que había denunciado de manera feroz en sus tiempos de líder sindicalista. Lo mismo hizo en Perú Ollanta Humala, el ex militar conocido por su cercanía con Hugo Chávez y su retórica populista. En las elecciones de este año, Humala siguió el ejemplo de Lula y se dedicó a moderarse. Al final, el “nuevo” Humala —apoyado por Mario Vargas Llosa— logró convencer a suficientes electores independientes como para hacerse de la presidencia del Perú, en detrimento de Keiko Fujimori, la joven hija de otro político muy conocido y muy reprobado, el ex presidente Alberto Fujimori. Algo similar ocurrió con José Mujica en Uruguay y, años antes, con Alan García en Perú.

Eso es lo que intenta hoy Andrés Manuel López Obrador en México. Debe haberse dado cuenta de que las elecciones presidenciales no se ganan sólo con la base de votantes que le son fieles a un candidato, ni siquiera en un país como México, que sigue sin contar con una segunda vuelta. También debe haber intuido que, en la política moderna, la retórica antiempresarial tiene un límite (ahora acepta que le han recomendado dejar de hablar de “la mafia en el poder”). Parece que ahora también reconoce los riesgos electorales del populismo desbocado. De ahí que López Obrador haya finalmente decidido viajar a Madrid y Washington a explicar su proyecto.

Me pregunto qué habría pensado el López Obrador de otros tiempos, el más beligerante, de ambos discursos. En fin... En cualquier caso, la intención está clara. Andrés Manuel López Obrador ha comenzado su camino hacia el centro político. La apuesta le resultó a Lula porque detrás de su moderación había algo genuino: la humildad de quien reflexiona después de la derrota. Habrá que ver si la transformación lopezobradorista es igualmente auténtica. Y, claro, si los votantes optan por creerle.