noviembre 17, 2011

Ahora busca AMLO Juanitos de pedigrí

José Contreras (@pepecontreras_m)
expedientepolitico@yahoo.com.mx
Expediente político
La Crónica de Hoy

El próximo candidato de la izquierda a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, se mostró ayer tal cual es.

Encontró la forma de evadir las reglas de la competencia electoral que le impedirían, de ser candidato único como se prevé, tener acceso a los tiempos del Estado en radio y televisión durante las precampañas.

La fórmula es muy sencilla: habilitar a los dirigentes nacionales del PRD, Jesús Zambrano; del PT, Alberto Anaya; y de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, como Juanitos.

López Obrador pedirá a los tres que se registren como precandidatos de la coalición de izquierda sólo para simular un proceso interno.

No tuvo empacho en decir ante las cámaras y micrófonos de MVS que el triple registro de los dirigentes nacionales sólo sería para poder acceder a los tiempos en radio y televisión.

Es exactamente el mismo esquema que López Obrador usó con éxito en el 2009, cuando creó a su primer Juanito.

En un templete, ante la multitud, le ordenó a Rafael Acosta que se postulara como candidato a jefe delegacional en Iztapalapa sólo para facilitar la llegada a ese cargo de la perredista Clara Brugada y así burlar una resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Luego, en este 2011, creó a una Juanita: la senadora del PRD Yeidckol Polevnsky, quien aceptó ser destapada como candidata de la izquierda al Gobierno del Estado de México y madrugar, así, a su propio partido.

Después se dio el lujo de cambiarla por un nuevo Juanito, Alejandro Encinas, a quien López Obrador obligó, en un templete, a firmar 10 compromisos con su movimiento.

Ahora, López Obrador se fue más lejos y anunció que buscará tres Juanitos de pedigrí, de alto nivel. Tan alto, que los tres son dirigentes nacionales de sus partidos.

Los dirigentes del PT, Alberto Anaya; y de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, han sido serviles ante López Obrador y no extrañaría que acataran la orden de su jefe.

Sería un poco más difícil ver en la misma situación a Jesús Zambrano, quien es el segundo líder en importancia de Nueva Izquierda.

El anuncio hecho ayer por López Obrador podría quedar sólo en el anecdotario, si no fuera porque revela un rasgo peligroso en el comportamiento de alguien que aspira a gobernar el país.

Ese anuncio revela el poco respeto que tiene López Obrador por las leyes y su proclividad a buscar la forma de evadirlas cuando no le favorecen.

El López Obrador que vimos ayer en MVS es el mismo del 2006 pero remasterizado.

Tiene una envoltura un poco diferente a la que mostró durante el conflicto post-electoral artificial del 2006, pero conserva su esencia y su espíritu originales.

Lo demostró cuando habló de convertir a los dirigentes nacionales del PRD, PT y Movimiento Ciudadano en Juanitos y cuando aseguró que crearía siete millones de empleos en los primeros cinco meses de su gestión.

Mal empieza López Obrador la recta final de su ya larga campaña encubierta por la Presidencia de la República.

Y mal continuará si reacciona con intolerancia —como comúnmente hace— a las críticas que recibirá en distintos medios de comunicación por sus dislates de ayer.

OFF THE RECORD

**MANIOBRA DE NEXTEL

Los involucrados en el pleito relacionado con la famosa licitación 21 descubrieron algo.

Al parecer, Nextel entró en negociaciones con Telcel para cederle el título de concesión que se ha convertido en la manzana de la discordia.

De esa manera, Nextel superaría el obstáculo que consiste en que su red no es financiable por ningún banco.

El pasado lunes, un juez de distrito declaró improcedentes todas las causas de improcedencia que la SCT y la Cofetel habían presentado a favor de Nextel y concedió un amparo a Iusacell.

Ahora Nextel buscaría darle la vuelta al amparo, mediante algunas argucias.

Vaya pleitazo.

**POR LA LIBRE

El diputado federal del PRD Arturo Santana decidió irse por la libre en el pasado proceso interno de su partido.

Compitió con una planilla propia y no hizo alianza con ninguna de las tribus regionales. Al contrario, se enfrentó a ellas.

Lo sorprendente es que por poco les gana.

Eso sí, la votación que obtuvo le dio fortaleza política, al grado de que varias tribus a las que enfrentó lo ven ya como un candidato natural a la jefatura delegacional de Iztapalapa.

Claro, no será tan fácil obtener la candidatura, porque una cosa es que lo vean como el natural y otra cosa es que le permitan llegar.

**LA OTRA ENCUESTA

Se pone interesante el juego de las sillas en el DF.

De acuerdo con una encuesta de Buendía, Alejandra Barrales encabeza las preferencias electorales entre perredistas, con 22 puntos. En segundo lugar aparece Martí Batres con 9. Miguel Ángel Mancera tiene 6 y Mario Delgado tiene 4 puntos.

Entre los panistas, Demetrio Sodi va a la cabeza con 22 puntos. Gabriela Cuevas tiene 6 y Carlos Orvañanos y José Luis Luege 5 cada uno.

La encuesta sólo contempla a dos posibles en el PRI: Beatriz Paredes con 48 puntos y María de los Ángeles Moreno con 9 puntos.

Si la encuesta fuera el método de los partidos, ya sabríamos quiénes serían los candidatos.

Manlio se baja

Carlos Loret de Mola (@CarlosLoret)
carlosloret@yahoo.com.mx
Historias de un reportero
El Universal

Entre domingo y lunes, Manlio Fabio Beltrones anunciará que abandona la carrera por la candidatura presidencial del PRI. Expresará públicamente que el próximo domingo 27 de noviembre, fecha en que su partido ha determinado recibir las solicitudes de los aspirantes a la primera magistratura del país, él no inscribirá la suya.

Eso ya lo tiene decidido. Lo que aún está pensando y consultando con su equipo es cómo se retira: abrazando al festejado, callado sin despedirse o pateando un par de mesas en la ruta de salida.

A sus más allegados, el coordinador de los senadores del PRI y presidente de la Cámara alta ya hizo el anuncio. Les confió que incluso había hablado con Enrique Peña Nieto —quien con la declinación de Beltrones quedará como precandidato único a la presidencia por el Revolucionario Institucional, salvo sorpresa— y habían negociado que el proceso interno del PRD les marcaría la pauta:

Si Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard seguían peleando la bandera de “las izquierdas”, eso daba tiempo al PRI para una contienda interna Peña-Beltrones, pero si el 15 de noviembre el perredismo mostraba unidad, la única manera de no dañar la posición del PRI en las encuestas era empujando un precandidato “de unidad”.

Antier, López Obrador y Ebrard borraron en 15 minutos de discursos de civilidad política las infames semanas previas: los perredistas siguen tan felices que ya olvidaron que perdieron las elecciones en Michoacán y que las pugnas internas han impedido elegir sus consejeros en todo el país. Los priístas tomaron nota. Y no quieren dejar solo a Andrés Manuel.

Todo estaba “planchado” para la declinación tersa de Beltrones a favor de Peña Nieto. Sin embargo, irritó al senador y su “cuarto de guerra” la convocatoria al registro de precandidatos presidenciales publicada por el dirigente nacional del PRI, Humberto Moreira: presuntamente en contra de lo resuelto de manera unánime por el consejo directivo del partido, el ex gobernador de Coahuila decidió cambiar la redacción del acuerdo para permitir las expresiones abiertas de apoyo a un precandidato presidencial por parte de gobernadores, legisladores, senadores, diputados, sectores, en lo que en el argot electoral se conoce como “cargada”.

Ese “raspón” y la claridad sobre qué le puede ofrecer Peña Nieto a Beltrones a cambio de su declinación (¿nada?, ¿la dirigencia nacional del partido en relevo de Humberto Moreira?, ¿un cargo en la campaña?, ¿una promesa para un eventual futuro gobierno?, ¿espacios para sus mariscales en las listas de diputados y senadores?) serán determinantes de la manera en que el senador abandonará la contienda interna.

Dependerá de la evaluación que hagan el ex gobernador del Estado de México y su equipo sobre el valor político-electoral de Beltrones. Quedan cuatro días.

SACIAMORBOS

Los Chuchos impulsarán al ex rector para el DF

AMLO 'reloaded'

Jorge G. Castañeda (@JorgeGCastaneda)
jorgegcastaneda@gmail.com
Reforma

Desde hace más de dos años en distintas tribunas he insistido en que a pesar de consejos, deseos y buenas intenciones de la comentocracia, políticos y empresarios, el candidato de la izquierda unida iba a ser AMLO. A quienes veían en Ebrard una esperanza de modernización/renovación de la izquierda; o una opción ciudadana; o una candidatura socialdemócrata -en lo personal nunca pude descubrir el origen de esas virtudes- les insistí que había un pequeño problema con esa tesis: se llama AMLO.

No existió posibilidad alguna de que Ebrard le arrebatara la candidatura del PRD. Pero de haberse dado AMLO ya tenía el plan b: Convergencia y el PT. Que eso hubiera llevado a la izquierda al "precipicio", como dijo Ebrard, es posible pero irrelevante: era una amenaza, un chantaje contra el cual no había antídoto posible. Ebrard siempre lo supo y llevó la posibilidad de su candidatura lo más lejos que pudo por dos motivos. Primero, no ser un "lame duck" antes de tiempo y perder el control de la ciudad; segundo, para lograr el mayor número de posiciones en las demás boletas del 2012. Pensar otra cosa era ingenuo, mañoso o simplemente la evidencia de una de las idiosincrasias mexicanas más socorridas, sobre todo en política: lo que deseo va a suceder sólo porque lo deseo.

Hay varios perdedores en esta aventura y varios ganadores también. Entre los ganadores destacan el propio AMLO y quienes estuvieron a su lado durante su travesía por el desierto. También figuran aquellos rivales de AMLO en la contienda presidencial que piensan que Ebrard hubiera sido un candidato más fuerte, pero que supieron jugar. Y, por último, aquellos que sostienen que México no necesita una izquierda reformista, globalizada, democrática y "aggiornata". Sino más bien una izquierda pura y dura, casi revolucionaria, que no ande con las medias tintas de chilenos, uruguayos y brasileros.

Los perdedores son más numerosos. Primero, los que se hicieron ilusiones y jugaron contra el Peje y hoy regresarán con la cola entre las patas o serán desterrados del edén tabasqueño. En segundo lugar, aquellos que por creer y querer que Ebrard fuera el "deus ex machina" de la izquierda, de la ciudadanía y del país no buscaron o construyeron una opción que podía no ser tan atractiva como Ebrard, pero que hubiera tenido un mérito: existir. Quisiera destacar el caso de un personaje que por el poder y habilidad que implica, y por la enorme oportunidad que desaprovechó, es digna de ser reseñada. Me refiero a Elba Esther Gordillo. Como escribí en Enfoque hace casi seis meses, Elba iba a dejar sus cartas tapadas hasta último momento, pero el último momento llegó antes de lo esperado. No construyó una alternativa ciudadana e independiente por esperar a Ebrard, ya sea con el PRD o con Nueva Alianza. Hoy, ante lo que parece ser la victoria de Josefina Vázquez entre panistas, tampoco tiene la opción del PAN: después de lo que ambas se han dicho no parece probable que se reconcilien y marchen juntas. Tal como dicen los medios, lo más probable es que Nueva Alianza y Elba se vayan con el PRI y Peña hoy mismo, pero es un momento en que Peña puede ponerse sus moños pues llega a la negociación, con quien sea, con 20 puntos sobre sus rivales. Todos sabemos que ese margen se va a estrechar durante la campaña, pero una cosa es negociar con esos 20 puntos y otra con los 7 u 8 que quizás tenga dentro de unos meses. Es el riesgo del tacticismo: sin estrategia no hay rumbo.

Apuesto a que muchos de los que sí le encontraron atributos de renovador de la izquierda, del Lula mexicano, en Ebrard; hoy van a descubrir esas virtudes en el propio AMLO. Van a congratularse de que ya fue a Estados Unidos y España; que se reúne con empresarios; que ya tiene un discurso para las clases medias; que se va a comprometer a no hacer plantones ni mandar a las instituciones al "diablo". Allá ellos. Lo único que muere después de la esperanza es el autoengaño.

La república amorosa de López

Jorge Fernández Menéndez (@jorgeimagen)
Razones
Excélsior

Para Bibiana, que hoy terminará de hacer suya mi vida.

En la política no hay nada peor que la demagogia. Andrés Manuel López Obrador se inaugura como candidato del PRD, el PT y Movimiento Ciudadano proponiendo una "república amorosa" en la cual, para pacificar la situación, retirará al Ejército de las calles en seis meses y va a crear, dice, cuatro millones de empleos en seis semanas. Muy bonito, salvo que es imposible.

Lo de la "república amorosa" vamos a dejarlo como una licencia poética. No hay repúblicas amorosas: hay estados donde se respeta o no la ley; donde se hace o no justicia; donde se respeta o no la democracia; donde se divide o no a la población entre buenos y malos; donde se garantiza o no la seguridad de la gente. Nuestra realidad indica que la inseguridad no se resuelve con amor y paz, sino con políticas públicas muy concretas. ¿Cómo piensa López Obrador sacar al Ejército de las calles en seis meses?, ¿con qué lo va a remplazar? Porque si los gobernadores dicen que ni siquiera pueden cumplir con el compromiso de hacer pasar el examen de control de confianza a todos sus elementos estatales y municipales antes de enero de 2013, ¿cómo van a suplantar al Ejército? Si por lo menos en ocho estados de la República la seguridad pública depende en forma directa de la participación militar, ¿cómo hará para reemplazarlos?, ¿con quiénes?, ¿cómo? Porque la opción es dejarle esos espacios al crimen organizado. ¿O cree, seguramente, como la gente de Javier Sicilia, que hay que pedirle perdón a los narcotraficantes?

Nadie, de ningún partido, en posiciones de responsabilidad, ha dicho algo así, por la sencilla razón de que saben que no es posible. Los gobernadores, incluidos los perredistas y Marcelo Ebrard, siempre han insistido en que el Ejército sí debe dejar las labores de seguridad pública, pero no antes de contar con fuerzas policiales en los tres niveles de gobierno que puedan garantizar la seguridad de la gente. Hablar de amor y paz es muy bonito: se le puede explicar, por ejemplo, a los secuestradores o extorsionadores en Torreón, en Michoacán (ahí están los resultados electorales de Leonel Godoy), en La Huasteca, en Tampico, en Monterrey, en los municipios conurbados del DF. La visión de López Obrador sobre la seguridad siempre ha sido desastrosa: en su administración se dispararon la inseguridad y los secuestros en el DF como nunca antes y a quienes reclamaron seguridad los llamó "pirrurris". La Procuraduría capitalina, cuando terminó su gestión, no tenía ni siquiera un sistema decente de cómputo. Todo el equipamiento tanto de la Procuraduría capitalina como de Seguridad Pública local se hizo durante la administración de Ebrard porque su antecesor consideraba que ese era un gasto superfluo. "Los amorosos callan", comienza el poema de Jaime Sabines y ése, a veces, es un magnífico consejo.

Pero si la "seguridad amorosa" deja mucho que desear, la idea de crear cuatro millones de empleos en seis semanas es francamente demagogia pura. Los empleos los crea el sector privado, no el gobierno. Por supuesto que, usando el presupuesto, endeudándose e inventando trabajos se pueden crear empleos, pero siempre serán temporales y financiados por recursos públicos. Lo que López Obrador nos tiene que decir es cómo impulsar la inversión pública y la privada, cómo contar con una mayor recaudación fiscal que permita tener mayores recursos para la inversión, qué planes de infraestructura impulsará para generar empleos y si serán públicos, privados o mixtos. Debe decirnos si abrirá el sector energético para que fluyan hacia allí las inversiones, que esas sí pueden generar miles de empleos, pero nada de eso se puede hacer en mes y medio. México tiene unos 15 millones de empleos formales, registrados ante el IMSS, no es serio decir que aumentarán en cuatro millones en apenas seis semanas, a unos 750 mil cada siete días. Es demagogia pura. Y como ejemplo un botón: ¿cuántos empleos creó López Obrador durante su gestión en el DF?

Me parece que Andrés Manuel no aprendió la lección de hace seis años, sino que decidió redoblar la apuesta populista. Es una lástima.

Mientras tanto, en el PRD las cosas se van a complicar: el principal punto de conflicto es el Distrito Federal. López Obrador, en una declaración extraña, fuera de lugar, cuando fue interrogado el martes sobre el tema, dijo que esa era una decisión de Ebrard, dando a entender que Marcelo sería quien decidiera el candidato en la única entidad donde gobierna el PRD (el caso de Guerrero es especial). Inmediatamente, los lopezobradoristas en la capital han pedido un sistema de encuestas similar al que utilizaron para la candidatura presidencial. Pero, si es así, van a torcer el acuerdo alcanzado por López Obrador y Ebrard. Claro que siempre se puede decir que fueron "las bases" las que rebasaron al candidato presidencial. Remember Iztapalapa. Porque en la "república amorosa" el apetito por el poder es muy mezquino.

López Obrador 2.0

Román Revueltas Retes
revueltas@mac.com
Interludio
Milenio

Obrador se tiene bien merecida la candidatura del PRD a la Presidencia de la República, dicen. Pues sí. A mí el hombre no me gusta —ya se habrán dado ustedes cuenta, amables lectores—, pero no dejo de reconocer que es un tipo (muy) trabajador, (muy) entregado a su causa, (muy) probablemente honrado en lo personal —aunque varios de sus segundones en el Gobierno de Ciudad de México hayan perpetrado algunas raterías por ahí— y (muy) disciplinado en sus asuntos. Se premia, aquí, el empeño de un personaje que no ha bajado la guardia a lo largo de años enteros.

Ahora bien ¿en qué momento volverá a la superficie el Obrador majadero, el provocador, ese intolerante de piel delgada que si no recibe el trato que cree merecer —por ejemplo, de la prensa— comienza a lanzar airadas denuncias contra “la mafia”, el sembrador de divisiones entre los pobres “buenos” y los ricos “malos”, el extremista que espanta a las clases medias, el posible émulo de Hugo Chávez, en fin, el caudillo en ciernes de un país que lo que menos necesita es, justamente, caudillismo?

López Obrador es un hombre del sistema que pretende estar fuera del sistema. Lo ha hecho, supongo, por conveniencia propia. Y también para consumo de la galería. Ello le ha permitido, a la vez, agenciarse las simpatías de un sector de la población que se embelesa, a estas alturas del partido todavía, con el ensueño del “estallido social”; una perspectiva, encima, que les sirve de espantajo para acojonarnos a todos aquellos que no comulgamos con su tremendista visión de las cosas. Pero el hecho de que el flamante candidato de la izquierda conozca a fondo las reglas del juego significa que terminará por aceptarlas, sobre todo ahora que su aventura antisistema se ha reducido a lo que vemos: una declarada aprobación, en tanto que va a participar de nuevo en la carrera, de los requisitos impuestos por las instituciones. En esta nueva aventura, jugándose todas sus cartas, López Obrador ya no podrá construir de nuevo los escenarios que fabricó en 2006. Será todo… o nada. Ya lo veremos.