noviembre 27, 2011

La sequía

Jean Meyer
Profesor e investigador del CIDE
jean.meyer@cide.edu
El Universal

Las ciudades que albergan 75% de la nación no lo quieren saber, pero la mayor parte de México sufre una sequía que somete a los agricultores a una prueba terrible. Es el momento de la reflexión a largo plazo y de la inmediata solidaridad.

La sequía ha sido presente en la historia de esta región americana desde que el mundo es mundo; es algo que la técnica moderna nos hizo olvidar como si fuese cosa de los tiempos prehispánicos y coloniales, incluso del siglo XIX. Con la Revolución Industrial y la Revolución Mexicana ¡derrotamos a la sequía!

Pues no. De León para arriba impera la sequía, desde Sinaloa hasta Tamaulipas y desde Aguascalientes hasta Texas: 14 estados afectados en el sur de EU, 17 en México. La peor sequía desde 1957, me dicen en Aguascalientes; la peor desde que Texas existe. Sinaloa, castigado por las heladas a principio del año, se encuentra en emergencia por falta de agua. En muchos estados no ha llovido en 16 meses y las presas se encuentran vacías o al 20%, cuando apenas empiezan las secas. Ahora la pregunta es: ¿vendrá la lluvia en el próximo ciclo estacional? ¿Y si ésta no viene?

Puede que no venga, o que tarde, o que sea insuficiente. Eso ha pasado en los últimos milenios, volverá a pasar, y con creces. Por los fenómenos climáticos naturales y por nuestra culpa, entramos en una era de sequía latente. Los climatólogos hablan de “desastre rampante”, porque sus efectos no se hacen sentir inmediatamente; la comparan a una serpiente pitón que, lentamente, ahoga y mata a su presa.

Los modelos de los historiadores y de los climatólogos enseñan que para la zona que nuestros antropólogos, con razón, llaman Aridoamérica, se vale hablar de una progresiva desertificación. Hace seis o siete mil años, el Sahara, este inmenso desierto de arena y roca, presentaba grandes extensiones húmedas, lagos y lagunas; sufrió un largo proceso de desertificación, el mismo que ha empezado en nuestro continente hace siglos y que explica la presencia de grandes lagunas muertas, cubiertas de sal, como en Utah o California. En mis 50 años de vida en México he visto bajar el nivel de nuestras lagunas y ríos, en algunos casos los vi desaparecer. Recuerdo ranchos que bombeaban el agua a 25 metros y que han dejado de bombear porque el manto freático se encuentra ahora a 200 metros. Consecuencia no planeada: dichos ranchos han dejado el lugar a fraccionamientos, con el crecimiento imparable de una mancha urbana que chupa y chupará más agua, hasta acabar con ella.

El crecimiento demográfico, pero más aún el crecimiento urbano, afecta las reservas en agua y, de manera irresponsable, en un frenesí de consumo, gastamos el agua a un ritmo insostenible. Se nos dice que el agua debe ir en prioridad al consumo humano. Lo puedo entender, pero no es lo mismo una familia que gastaba 100 litros al día en 1950 que una familia que gasta mil en 2011. La ciudad de México —que no se encuentra en la peor zona— sufre periódicamente escasez de agua. Sigue creciendo de manera incontrolada, ¿seguirá chupando el agua de regiones cada vez más lejanas? Las ciudades de nuestras zonas áridas ¿llegarán a ser ciudades fantasmas? Dicen que es la suerte que espera a Las Vegas, Phoenix y Los Ángeles, si no se miden.

Pero no se miden, como tampoco se miden los políticos que piensan resolver el problema de Hermosillo con un acueducto de 180 kilómetros que capte agua del río Yaqui. Creemos todavía que todo se resuelve a base de presas y acueductos, que se necesitan presas más grandes, ductos más largos, que algún día llevaremos el agua de Chiapas al altiplano, que nuestros vecinos del norte llevarán el agua del Mississippi al árido oeste.

Allá ellos. Sería más eficiente administrar bien el agua que tenemos. ¿Cuántas veces y desde cuándo se ha repetido que 30, 40% del agua de México y Hermosillo se pierde antes de llegar a la llave? Y que para concientizar a la gente hay que instalar medidores y cobrar. No se hace nada, casi nada.

¿Por qué no buscar del lado de las lluvias artificiales mediante nueva tecnología? Esperaremos que los gringos inventen o perfeccionen el método. ¿Para qué buscar? Les compraremos la tecnología y algún día proclamaremos con orgullo que este Nobel americano es nuestro, porque nació en México…

¿Qué esperamos para invertir en plantas desalinizadoras? Unas 13 mil funcionan en el mundo. ¿Cuántas en México? ¿Por qué tardamos tanto en tratar y reciclar nuestras aguas usadas, en captar el agua de las lluvias torrenciales que abruman ciudades como México y Guadalajara?

Para enfrentar la permanencia, recurrencia y agravación de la sequía debemos repensar nuestra relación con el agua y con el espacio, inventar un nuevo modelo urbano, puesto que dejamos de vivir en pueblos chicos.

Pasar la página

Enrique Krauze
Reforma

Para José Manuel Valverde Garcés.

¿Por qué la reprobación en las doctrinas ha de cambiarse en odio a las personas? Melchor Ocampo, "Reflexiones sobre la tolerancia".

La primera acepción de la palabra "cómplice" que da el Diccionario de la Real Academia Española es esta: "Que manifiesta o siente solidaridad o camaradería". Es un uso común y corriente en la prensa mexicana. Es el mismo que emplea con frecuencia La Jornada para señalar a quienes critica o denuncia. En una rápida busca en Google encontré varias columnas editoriales de La Jornada donde se utiliza la fórmula "cómplice de" para denunciar (sobre temas como la criminalidad, la pederastia, la violación de derechos humanos, las guerras, etcétera) a entidades como el Gobierno, el Senado, el Congreso, el PRI, el Tribunal Federal Electoral, el Cisen, Estados miembros de la comunidad internacional, etcétera.

Fernando García Ramírez escribió el artículo "Cómplices del terror" en Letras Libres (marzo de 2004) para señalar críticamente (con testimonios del juez Baltasar Garzón y de Fernando Savater, y otras evidencias) la solidaridad de La Jornada por la organización terrorista ETA. Su uso de la fórmula "cómplice de" no fue distinto del que ha empleado La Jornada. Sintiéndose calumniada, la señora Carmen Lira, directora de La Jornada, ejerció su derecho de réplica en Letras Libres, que publicó su reclamación (abril de 2004), pero no conforme con ello quiso meter a la cárcel a García Ramírez, a quien también demandó por la vía civil junto con Letras Libres.

En los siete años que transcurrieron desde el inicio del conflicto hasta el fallo de la Suprema Corte en favor de Letras Libres, el diario La Jornada mencionó mi nombre sólo para hacerme objeto de denuestos, descalificaciones, infundios, o para señalar (con una carga de antisemitismo que no se veía en México desde los tiempos de Salvador Borrego) el hecho de que soy judío. Me pareció lamentable, pero nunca los demandé.

A partir del 18 de noviembre pasado, tras conocer del proyecto de la sentencia elaborado por el ministro Arturo Zaldívar, La Jornada -en el mejor estilo estalinista- comenzó a acusarme en sus páginas de ser agente de todas las fuerzas antipopulares, antinacionales, antimexicanas del mundo: la Mossad, la CIA, el terrorismo cubano de Miami, etc... Con humor, un amigo me escribió que La Jornada rompió el récord Guinness de ataques a una sola persona en un mismo día. Pero en línea la cosa era más seria: algunos lectores escribieron "Muerte a los traidores".

Por encima de todo esto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha negado a La Jornada el amparo que interpuso ante la resolución del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal que le fue adversa. Quienes hacemos Letras Libres tenemos la firme convicción de que la resolución es un triunfo de la libertad de expresión y por tanto de la democracia.

En su sentencia, el ministro Zaldívar hizo una exposición sobre el sentido de la libertad de expresión en las sociedades democráticas y fundamentó "la posición preferencial" que esa libertad debe gozar en ellas. "El valor constitucional de una opinión" -dice el texto- "no depende de la conciencia de jueces y tribunales" sino de su "competencia con otras ideas" en lo que se ha denominado "el mercado de ideas". Es esa competencia y el consecuente "debate de ideas" que ella genera lo que "conduce a la verdad y a la plenitud de la vida democrática". El razonamiento concluye así:

El debate en temas de interés público debe ser desinhibido, robusto y abierto, pudiendo incluir ataques vehementes, cáusticos y desagradablemente mordaces sobre personajes públicos o, en general, ideas que puedan ser recibidas desfavorablemente por sus destinatarios y la opinión pública en general... Estas son las demandas de una sociedad plural, tolerante y abierta, sin la cual no existe una verdadera democracia.


A partir de estas premisas, la Corte inscribió el comentario editorial dentro de un debate de ideas y posiciones ideológicas, y no como una imputación de terrorismo. Si expresiones críticas como las que empleó García Ramírez se volviesen materia judicial, tendríamos un tsunami de demandas en los tribunales. La primera afectada con esa restricción hubiera sido La Jornada, que usa con frecuencia esas expresiones y otras similares. Por eso, semanas antes de morir Miguel Ángel Granados Chapa -el mayor periodista de izquierda del último cuarto de siglo XX y principios del XXI- defendió la posición de Letras Libres recordando la máxima de Francisco Zarco, el mayor periodista liberal del siglo XIX: "La prensa se combate con la prensa".

Para La Jornada, este combate de ideas es la "ley de la selva". El león cree que todos son de su condición. Cualquier lector joven de La Jornada, cualquier lector histórico de La Jornada, conoce la inclinación radical del periódico. Señalar críticamente esa postura es un acto legítimo, no un acto salvaje. Contestar con una andanada de insultos, eso sí es la ley de la selva.

La izquierda intelectual de México, la de Narciso Bassols, Heberto Castillo y Jesús Silva Herzog, la de la generación de El Espectador y la de los líderes del 68, era sumamente crítica pero se identificaba con la tradición liberal. La izquierda mexicana debe recobrar su tradición liberal, que es inseparable de las convicciones firmes pero también de la tolerancia. Una amplia franja de la izquierda intelectual de hoy -dispersa en otros periódicos- lo ha comprendido y actúa en consecuencia. Nada le haría mejor al país que esa franja se consolidara.

La izquierda política de México, que ha dado grandes batallas en la era moderna, tiene un líder indiscutido: Andrés Manuel López Obrador. Siempre he sostenido que es un hombre honrado con una profunda y probada vocación social, pero critiqué también -de manera franca y abierta, como él mismo hace- su perfil redentorista. Ahora ese líder ha hablado de establecer una "República amorosa". Enhorabuena. Para comenzar, bastará que con su ascendiente moral influya para desterrar el odio del periodismo de La Jornada.

Por lo que hace a Letras Libres, tras el fallo inapelable y final de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, deseamos pasar la página y reiteramos nuestra franca y abierta disposición para el debate de ideas.

La vida cambia los genes

Luis González de Alba
Se descubrió que...
Milenio

La herencia de los caracteres adquiridos tiene bien ganado descrédito a causa de Trofim Lysenko y la Unión Soviética. Pero el tema resurge: Natura y cultura trabajan juntas, dice un informe presentado este mes al congreso anual de la Society for Neuroscience.

La primera versión de la herencia de rasgos aprendidos está en el Génesis: Isaac pinta rayas en los bebederos para obtener corderos pintos. La de Jean Baptiste Lamarck tuvo más seriedad. Murió en 1829. Treinta años después Darwin publicó su On Origin of Species by Means of Natural Selection.

Desde que el darwinismo se combinó con el redescubrimiento de Mendel y su teoría de los genes, quedó sellada una ley de hierro: las variaciones de una especie se dan por las combinaciones y mutaciones al azar del material genético. Las combinaciones las produce el sexo. Las mutaciones son fallas en el copiado del ADN. Luego el ambiente selecciona las favorables y desecha las perjudiciales para ese lugar, clima y nicho ecológico.

Es lo que llamamos, desde Darwin, selección natural: una triple capa de pelo abundante protege a los perros polares, es dañina en animales que habitan entre los trópicos. El azar produce variaciones, el medio selecciona las útiles. La piel blanca beneficia a humanos de zonas con baja insolación porque permite emplear mejor la luz solar necesaria para fijar el calcio. La piel oscura protege de la radiación solar excesiva.

En tiempos de Stalin se decretó que Darwin estaba equivocado porque un ingeniero agrónomo, Trofim Lysenko, había descubierto la teoría materialista de la evolución, equivalente en biología del materialismo histórico y del materialismo dialéctico. La colectivización forzada de la tierra, la colonización forzada de Siberia y la implantación forzada de las teorías de Lysenko produjeron los millones de muertes por hambre que el camarada Stalin atribuyó a la maldad del capitalismo y su asociado el trotskismo.

Nadie quiso volver a oír esos nombres: Lamarck y Lysenko. Pero “investigaciones realizadas en los últimos años han cambiado notoriamente lo que sabemos acerca de cómo se heredan las conductas”, sostuvo ante la prensa en el congreso citado Flora Vaccarino, de la Yale University, experta en el desarrollo del cerebro. “Hallazgos actuales muestran cómo nuestros genes y el medio trabajan juntos para influir el desarrollo del cerebro a lo largo de una vida entera”.

Algunos de los hallazgos son:

• La activación de células cerebrales cambia una proteína necesaria para encender o apagar genes, lo cual sugiere que juega un papel en la plasticidad cerebral.

• La exposición prenatal a anfetaminas y alcohol produce un número anormal de cromosomas en las células cerebrales de ratones. Lo cual sugiere que ese recuento anormal pueda contribuir a defectos en el desarrollo observados en niños expuestos a drogas y alcohol in utero.

• Los cambios inducidos en el cerebro por la cocaína pueden ser heredables. Hijos de ratones macho expuestos a cocaína son resistentes a los efectos recompensantes de la droga.

• La maternidad protege a los ratones hembra contra algunos efectos negativos del estrés.

Otro estudio, éste publicado por la Association for Psychological Science, sostiene, desde su título que “Un feto puede sentir el estado psicológico de mamá”. Curt Sandman, Elysia Davis y Laura Glynn, de la Universidad de California en Irvine, encontraron que los hijos de madres deprimidas mostraban un desarrollo más lento. “Admito que eso nos sorprendió”, dice Sandman. A largo plazo, una madre deprimida puede ser causa de problemas neurológicos y de anomalías psiquiátricas.

“Creemos que el feto humano es un participante activo durante su propio desarrollo y se está preparando para la vida en base a mensajes que la madre provee”, concluye Sandman en Psychological Science.

Nuevas drogas, baratas y en el súper

Las autoridades deberán vigilarnos durante el baño: se ha disparado el uso de sales de baño, esos jabones en polvo para burbujas, como drogas recreativas. La American Association of Poisson Control Centers informa que, a pesar de que los envases previenen que no deben ingerirse, su empleo como diversión se ha disparado de 302 casos de hospitalización en todo el año 2010 a 1,782 en diez meses de 2011.

Las sales para bañera pueden producir un viaje acompañado de hipertensión, incremento del ritmo cardiaco, agitación, alucinaciones y hasta paranoia extrema, que son los casos llegados a hospitales por sus áreas de emergencia.

¿Las sacarán del mercado? El tratamiento médico consiste en sedar a la persona agitada hasta que los efectos desaparecen solos. Ya son 26 los estados de la Unión Americana que las incluyen como sustancias ilegales, aunque Doris Day y otras beldades a mitad del siglo pasado cantaran entre púdicas burbujas y nunca perdían el maquillaje ni el peinado infladito. Y pensar que probarlas les atizaba un viaje impropio para familias.

Maravillas y misterios de la física cuántica, Cal y Arena 2010.