enero 30, 2012

Cargada azul

Jorge Chabat
jorge.chabat@cide.edu
Analista político e investigador del CIDE
El Universal

Es comprensible que un político busque que su visión de país permanezca. Es comprensible que un político apoye a quienes considera afines a él, en ideas y en lealtades. Desde luego. Todos los políticos lo hacen. Promueven a quienes creen que harán mejor el trabajo y que instrumentarán mejor sus proyectos. Por ello, no debe sorprender que el presidente Calderón promueva y apoye a Ernesto Cordero para que sea el candidato panista a la Presidencia. Es evidente que de los tres precandidatos panistas, Cordero es el más afín a Calderón. Todo eso se entiende. Lo que ya no es tan comprensible es que este apoyo esté haciendo crujir las estructuras panistas. Que imponga una línea que resienten los funcionarios federales y estatales en entidades gobernadas por panistas y que ello esté ocasionando un resentimiento de una parte de la militancia con el Presidente de la República. No obstante, lo más incomprensible de la actitud de Calderón es que le apueste a un caballo que podrá tener muchas cualidades, pero que no se ve cómo pueda ganar la Presidencia en caso de que resultara el candidato. Todas las encuestas señalan que si Cordero fuera el candidato azul, el PAN que ahora se encuentra en segundo lugar en intención de voto con Josefina Vázquez Mota como candidata, se iría al tercer lugar. En otras palabras, el apoyo calderonista a Cordero no sólo está generando una crisis en el PAN, sino que parece a todas luces un suicidio político. ¿Qué gana Calderón asegurando el triunfo de Peña Nieto o de López Obrador? Francamente, a menos que exista un pacto secreto y conspiratorio, no le veo ninguna lógica a este desmesurado apoyo del Presidente a su delfín.

Algunos han especulado que el apoyo a Cordero es sólo una “finta”. Que Calderón sabe que la candidata va a ser Josefina y que el que ésta no sea vista como la candidata oficial del Presidente le va, finalmente, a beneficiar al PAN. Puede ser. Pero la verdad es que para finta ya se está pasando. Todo indica que el apoyo a Cordero es real y no de a mentiritas. Todo sugiere que de veras Calderón quiere que Cordero sea el candidato a como dé lugar y que la estructura de apoyo que trae el ex secretario de Hacienda se sustenta en el gobierno. Incluso hay rumores de prácticas lamentables como compra de votos de militantes panistas. Si esto es así, la única explicación coherente que encuentro es que de veras Calderón cree que Cordero puede derrotar a Peña Nieto y López Obrador. Y la única forma en que el Presidente pueda tener esta creencia es que tiene guardada una verdadera “bomba H” política que puede cambiar de la noche a la mañana las preferencias del electorado. Esto es, es muy probable que el entusiasmo por Cordero se apoye en una batería de golpes mediáticos o judiciales que puedan convencer de golpe al elector que Peña Nieto no puede ser presidente por ningún motivo. Obviamente, en esa perspectiva cualquier cosa es posible: testimonios documentales, grabaciones, videos, etc., que muestren conductas francamente inaceptables de Peña Nieto y del PRI. En fin, todo hace suponer que Calderón tendría varios esqueletos priístas en el clóset que podrían cambiar el rumbo de la elección.

Si lo anterior es cierto, ésta es, de todos modos, una apuesta arriesgada. Es cierto que es posible cambiar de golpe una elección si la conducta indebida de un funcionario es realmente inaceptable. Pero no está claro que es lo totalmente inaceptable para la población. En ese sentido, los misiles calderonistas tendrían que ser realmente contundentes. Sin embargo, las preguntas obligadas son si tiene tales misiles y si van a hacer algún efecto en Peña Nieto y, eventualmente, en López Obrador.

Estamos a sólo una semana de la definición del candidat@ panista. Realmente se ve muy difícil que el arroz que se cueza sea el de Cordero. Lo más probable es que a pesar de la cargada azul, la candidata sea Vázquez Mota. Si así ocurre, de todos modos Calderón tendrá que echar mano de más de alguna bomba política si quiere que gane su partido. Y, francamente, aunque el corazoncito del Presidente esté con Cordero, lo lógico es que acabe apoyando a Josefina por razones de supervivencia política. La duda es si de veras el Presidente tiene guardada alguna sorpresa política que impacte la elección de julio. Mi apuesta es que sí. Veremos.

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