enero 21, 2012

El debate

Julio Faesler
Consultor
juliofelipefaesler@yahoo.com
Excélsior

El PAN es el único partido que practica una auténtica democracia interna y por ende puede realizarlo.

Se desperdicia mucho tiempo en discutir si fueron sensatas o no las reglas que el Congreso aprobó para ordenar los debates entre los que aspiran al cargo presidencial.

Muchos periodistas prolongan el tema de la confusa reglamentación sobre qué derechos a divulgar sus propuestas tienen los aspirantes, precandidatos conocidos pero no formalizados. A los medios les enerva la reducción de sus lucrativas ganancias al no publicitar jugosos mensajes y controversias noticiosas.

Con o sin el permiso del IFE, sin embargo, los tres aspirantes del PAN y los precandidatos del PRI y del PRD están bien presentes en los medios. La risible limitación que parecen tener a poder dirigirse sólo a los miembros o afiliados de sus respectivos partidos no les preocupa. La comunicación de los aspirantes con el electorado ya comenzó, sea o no bajo la forma de “debates”. A cuentagotas se van develando en entrevistas directas o propaganda abierta los temas en que se centrará la decisión ciudadana a finales de julio.

La presentación, por ejemplo, que hicieron esta semana los tres precandidatos del PAN, significó un avance efectivo en el laberinto del Cofipe, puesto que por primera vez ellos se presentaron, bajo un formato común, al público supuestamente partidista, pero en realidad muy general. Milenio Televisión transmitió gratuitamente el “debate”. El embargo informativo no resultó. El PAN promete otra presentación en un futuro próximo.

En el evento realizado el pasado martes, cada uno de los precandidatos tuvo oportunidad para describir sus propias virtudes y esbozar esquemáticamente sus propuestas. Recurrieron a sus experiencias en las secretarías de Estado que han encabezado. Tanto Santiago Creel como Ernesto Cordero las mencionaron expresamente, uno aludiendo a sus logros como secretario de Gobernación y el otro en la de Hacienda. En esto, Josefina Vázquez Mota fue más discreta. Sin mencionar ni a Sedesol ni a Educación, ni su función de coordinación parlamentaria, reseñó avances en materia social, educativa y política que ella puede atribuirse.

Es aquí donde mejor resaltó la personalidad y capacidad de Josefina. El conocimiento directo que tiene de los problemas sociales del pueblo mexicano, precisamente en los campos donde más palpitan las necesidades que urge atender, le da los criterios que habrá de aplicar desde la Presidencia de la República para resolver otros asuntos como los económicos y de gobernabilidad. La suprema prioridad de lograr por fin un sistema educativo que prepare a nuestra población para el siglo XXI, junto con la organización en toda la república de los polos de desarrollo integral que generen empleo y producción competitiva, están en su programa.

Los otros precandidatos presentaron sus posiciones. Cordero sorprendió a su auditorio con el simplismo de un gobierno piloteado por el Presidente como capitán del avión y su copiloto hacendario. Mal se vio amarrando navajas contra Vázquez Mota, explicable por su inmadurez política y por ir rezagado en las encuestas. Creel tuvo aciertos en referir su largo y vasto desempeño como concertador de acuerdos y proponiendo una nueva estructura policial.

Los tres dejaron muy clara su determinación de llevar adelante el combate emprendido por el presidente Calderón a la violencia del crimen organizado y del narcotráfico.

Los “debates” en el PAN, dirigidos sólo a sus miembros y adherentes, sirven para que cada panista emita con más información su voto el 5 de febrero para elegir el candidato a la Presidencia.

Aunque muchos calificaron el “debate” como pálido, el PAN es el único partido que practica una auténtica democracia interna y por ende puede realizarlo. No así el PRI ni el PRD, que no han superado el atávico dedazo.

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