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Interludio
Milenio

Helas pues aquí. La primera: ¿es poderosa porque lleva las riendas de un sindicato con una cantidad muy grande de agremiados? Contestación: sí. La segunda: o sea, ¿qué esos tales agremiados le otorgan, a ella, un poder personal directo? Contestación: sí. Tercera pregunta (ya con un tono vagamente dubitativo): pero ¿cómo es que los afiliados a un sindicato determinado, nada más por el hecho de ser parte de dicha organización, le pueden transferir a su lideresa capacidades, poderíos, atribuciones, mandos, autoridades y potestades si el papel de esa dirigente sindical es negociar solamente mejores condiciones para los trabajadores y sanseacabó? Tercera contestación (también ya con cierta entonación vacilante): eh, pues, mire usted, lo que pasa es que los trabajadores la apoyan. Cuarta pregunta: sí, entiendo que la apoyen pero, entonces, ¿de qué clase de apoyos estamos hablando como para que esta persona sea considerada como una de las figuras públicas más poderosas de todo México? Respuesta: bueno, en caso de que ella se asocie con determinada organización política o con cierto grupo, pues ellos van entonces a apoyar a esa organización y a ese grupo. Quinta pregunta (expresando sorpresa): Pero, ¿ellos no deciden de manera independiente a qué partido o a qué agrupación van a apoyar? Respuesta quinta: eh, pues, como le digo, ellos la apoyan a ella. Sexta pregunta: ah… (ya no la hubo).
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