enero 30, 2012

Nos veremos... Kiko

Pedro Ferriz (@PedroFerriz)
El búho no ha muerto
Excélsior

Acabo de perder a un ser que estaba más cerca de mí de lo que yo mismo hubiera sospechado; murió sin llevarse una sola prenda

Tenemos formas de comunicarnos, como nunca antes. ¿Ustedes creen que en otros tiempos Maritza Díaz Hernández hubiera tenido acceso a la difusión masiva sobre su situación extra marital con Enrique Peña Nieto? No hemos podido dimensionar hasta dónde va a llegar el impacto de las redes sociales en el contexto de la NUEVA COMUNICACIÓN GLOBAL, que da a todos el instrumento para accionar y reaccionar, provocando un torrente que multiplica el mensaje más allá de los tradicionales de la prensa, radio y televisión.

Los mismos estrategas sociales y políticos no acaban por aquilatar bien a bien lo que todo esto provoca. Lo cierto es que la “aldea del hombre moderno” se vuelve promiscua en el pensamiento, haciendo que la velocidad de los acontecimientos tenga ángulos insospechados.

Caen dictadores que parecen indefensos, procesos electorales toman cursos insospechados, se desmitifican personajes. Quiebran instituciones bancarias, se golpean mercados accionarios y los commodities en el mundo alteran su precio con el paso de los segundos. Todo en la inmediatez.

Hoy les informo en la radio o la tele, que un grupo, “Anonymous”, bloquea los portales de Gobernación y las Cámaras, como protesta por la promoción de una ley que “bloquearía libertades en el ciberespacio”. La democracia extrema es reclamada, desvaneciendo las fronteras de la censura. Los límites conceptuales de la comunicación rebasan el horizonte.

Hoy hay cinco mil millones de celulares en el mundo, con tres millones que se suman diariamente a redes cada vez más interconectadas. Antes había que hacer trámites para acceder a una línea telefónica al llegar a Roma... hoy, sólo tengo que estar ahí para tener el servicio. Todo esto representa, no sólo la multiplicación de los mensajes orales, sino los de texto, video, información, imagen y toda forma imaginable que nos lleve a la integración. De hecho, ahora pende sobre mí una “nube” que es poseedora de toda la información que en otro tiempo hubiera guardado celosamente en mi biblioteca. Guardado está, ¡aunque nunca llegue a ver la famosa nube!

¿ A dónde nos llevará todo esto?

Nunca he visto una onda de radio, pero sé que me rodean en todo momento. Tengo un aparato que no está enchufado a nada, pero me comunica a nivel planetario. He asumido mi capacidad de emitir mensajes de impacto insospechado, aunque no tenga a mis pies la facilidad de acceder a los medios masivos de comunicación. Nada de esto veo, aunque sé que está. Mi mundo material se desvanece gradualmente y voy ingresando poco a poco a un Universo Virtual, que está, sin estar. No lo veo, pero bien lo entiendo, por sus efectos.

Y si todo esto que no existía cuando yo nací, lo creo con convicción, ¿por qué no estoy tan seguro de otras cosas que tampoco veo, aunque intuyo que tienen en mí un efecto? Pongo en duda si tengo alma. Aunque constantemente veo representaciones de Santos con una aureola, (nimbo de luz). Si me rodean espíritus de toda índole. Si al verse alterado mi magnetismo o el de La Tierra, podremos vernos orillados a un cambio de era. Si será posible que mañana nuestra comunicación sea telepática. Si podré estar en otro lugar, con sólo desearlo. Si existe el tránsito a otras dimensiones.

Empiezo a comprender que mi vida material empieza a ser dominada por lo intangible. Que el mundo que toco, huelo, oigo y saboreo con mis sentidos, es sólo parte de un concepto infinitamente más amplio de la realidad. Estamos en el umbral de conocer otros planos de la existencia.

¿ Saben a dónde creo que vamos? A una vida que será dominada por la espiritualidad... Por lo intangible. Será un mundo de sabiduría, más que de conocimiento. De felicidad, más que de justicia. Satisfacción en lugar de acumulación.

Acabo de perder a un ser que estaba más cerca de mí, de lo que yo mismo hubiera sospechado. Mi primo Kiko murió sin llevarse una sola prenda. Un solo bien. No empacó tesoros para la muerte. Sólo se llevó palabras que susurré por más de siete horas a su oído. No hubo en ellas un solo elemento material. Le hablé de la luz como un destino. De la paz de su alma. De bondad acumulada. De quietud. De alegría extrema. Del gusto que nuestras almas se hubieran encontrado. De que hoy lo llevaré a todas partes a donde vaya.

Y todo porque he aprendido a creer en cosas que no veo... sino percibo. Estas que están sin estar. Como todo lo que me rodea, para tomar un lugar en este mundo moderno. Lo virtual se inserta en mi realidad y en la tuya. La vida como concepto, ya nunca será igual. Vamos hacia el mundo de “entenderlo todo”, aunque por el momento todo nos aturda.

Redes intangibles comunican a los humanos vivos. Otras iguales empiezan a ser evidentes ligas... con los que ya se fueron.

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