enero 20, 2012

SOPA y protestas

Antulio Sánchez (@tulios41)
Internet
tulios41@yahoo.com.mx
Milenio

El miércoles pasado miles de sitios, entre ellos Wikipedia en inglés, suspendieron sus actividades por 24 horas como una forma de protesta y de marcar su rechazo a SOPA (Stop Online Piracy Act), y PIPA (Protect Intellectual Property Act). La acción fue precedida de una intensa movilización de activistas, empresarios, abogados y organizaciones que luchan en favor de la libertad de expresión.

Los titanes de internet (Google, Facebook, Twitter...) se oponen a ambas, ya que cambian el criterio de responsabilidad de los delitos relacionados con el copyright. Con la Digital Millennium Copyright Act de 1998 las empresas están protegidas contra las acusaciones de “infracción indirecta” sobre el contenido subido por los usuarios, y deben seguir un procedimiento para eliminarlo. Pero con SOPA eso se modificaría: ellas serían responsables de lo publicado o subido por los usuarios, por lo que muchos de sus contenidos no podrían existir, e incluso los mismos sistemas de pago en línea como PayPal dejarían de prestarles, a infinidad de sitios, su servicio, como sucedió hace tiempo con AlloFMP3.

Por ahora, SOPA queda en suspenso y se podrá retomar en el futuro tal cual o con variantes. Pero ha ocasionado una primera confrontación entre las viejas y un sector de las nuevas industrias culturales, ya que SOPA es apoyada por las industrias cinematográfica y musical. Las declaraciones del magnate Murdoch contra Google van en esa dirección y se agria la luna de miel mantenida entre ambos tipos de industrias.

Para el gobierno de Estados Unidos y sus empresas, los derechos de propiedad intelectual son estratégicos por el continuo cambio tecnológico y el aumento de la demanda de productos culturales a escala global. Esa nación es una de las principales exportadoras de propiedad intelectual, sólo a inicios del siglo XXI en exportación de bienes culturales (CD, películas, programas de televisión, software, libros y revistas) generó 88 mil 970 millones de dólares y el valor agregado fue de 535 mil millones de dólares. Es, pues, una buena fuente de gravámenes para esa nación.

Pero a medida que los titanes de internet desplacen a las viejas industrias culturales, está claro que las cosas pueden cambiar: los que ahora son timoratos aliados de los usuarios pueden devenir en ogros de los cuales habrá que cuidarse, y mucho.

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