febrero 01, 2012

Combate a la venta ilegal de animales, sólo que...

Marielena Hoyo Bastien
producciones_serengueti@yahoo.com
Animalidades
La Crónica de Hoy

En recuerdo de Ita Osorno, un ángel para los perros, a dos años de su muerte

El jueves pasado, vía telefónica, fui enterada por una muy entusiasta Nora Frías, Subsecretaria de Participación Ciudadana y Prevención del Delito de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSP-DF), acerca del operativo que tenían dispuesto para el sábado 28 del enero que recién terminó, cuyo objeto era comenzar a combatir de lleno la venta de animales en la calle, tal como nos lo ofreció directamente mi estimado doctor Manuel Mondragón y Kalb, titular de la dependencia, hace ya casi once meses. Para este debut fue seleccionado un lugar que prácticamente se había convertido en el icono de esa infame práctica comercial, harto sufriente para los cachorros, riesgosa para los compradores, pero más que nada ILEGAL, por cuanto el Artículo 25, fracción V, de la Ley de Protección a los Animales del DF prohíbe por cualquier motivo “La venta y explotación de animales en la vía pública o vehículos”, por lo que todo quedó programado para irse, de principio, sobre los “tradicionales” vendedores de perros que por años tomaron como propio el arrollo vehicular de lo que conocemos muchos capitalinos como el bajopuente de Perisur, arteria conflictiva de por sí, donde sin más pena estos fulanos hicieron su agosto instalados en toda forma y descarada flagrancia, a sabiendas de que ninguna autoridad se metería con ellos al ser portadores de un “amparo” -no se contra qué y otorgado por qué corrupta autoridad- haciendo con ello la desgracia de cientos de miles de perritos ofrecidos al mejor postor con todo y regateo, cual si de cosas se tratara. Así pues y sin los mínimos cuidados que requiere una edad tan joven en los animales y apeñuscados en jaulas, estos pequeños sufrían cada agotadora jornada a rayo de sol o con frío o lluvia, en medio de orines y excremento, con hambre y sed, destetados prematuramente, deshidratados y enfermos, parasitados como menos, en espera de que alguien los adquiriera; un alguien que además de comprar en puestos de venta ilegal, se arriesgaba y con ello a su familia, ante la posibilidad nada remota de introducir al hogar un animal no controlado contra la rabia. Hasta aquí todo bien… sólo que al pasar un corto tiempo de la llamada y conociendo como suelen pasar las cosas, hube de enviarle un correo electrónico a la funcionaria solicitándole tener la precaución de solamente desinhibir la venta y no proceder al “decomiso” de los animales, que para el caso del ordenamiento a su favor solamente puede tratarse como un “aseguramiento precautorio” si llegaran a encontrarse en riesgo inminente debido a actos de crueldad o maltrato. Lo anterior, por no existir ninguna organización formalmente constituida y con la capacidad suficiente para recibir de un jalón y atender debidamente la cantidad de cachorros que produciría una situación como tal e insistí en que no lo hiciera, porque al no contar con el apoyo debido tendría que remitir a los chiquitines al antirrábico correspondiente, donde de no ser reclamados demostrando la legal propiedad y a más tardar a las 72 horas de su ingreso, serían sacrificados tal como lo ordena la insalvable Norma Oficial Mexicana de la materia y, lo que en principio se estaría entendiendo como una loable acción, remataría en contra de un gobierno perennemente acusado de mataperros. Me dijo que por supuesto eso no acontecería, pero sucedió…

Sucedió que de acuerdo a lo que la Subsecretaria me informó directamente, y que coincide con el triunfalista boletín salido prematuramente de la SSP-DF, ese sábado habían “decomisado” 84 animales, que luego se convirtieron en 83, todos cachorros de perro menos un gatito, incluyendo un aproximado de 20 que la traían muy apurada porque desde las 10 de la mañana los vendedores los habían recluido dentro de las camionetas-tienda que utilizan y para cuando me lo platicó eran cerca de las 4 de la tarde, por lo tanto se reportaba a esos inocentes con signos de deshidratación, asunto que no es de extrañar como producto de un procedimiento improvisado y con evidente falta de coordinación tanto interinstitucional (para lograr excelente apoyo jurídico y con los jueces, que para esta causa nunca quieren cumplir con su obligación o de plano la desconocen) como con la sociedad civil dedicada al menester de la protección y defensa de los derechos de los animales no humanos a las que doña Nora acudió, pero solamente para una orientadita, como fue mi caso y que de nada valió, y también para conseguir la presentación de una denuncia ciudadana, cuando este ejercicio es totalmente innecesario al estar los infractores en plena flagrancia, pudiéndoseles además haber acumulado varias multas, dependiendo de la habilidad para fincarles infracciones por diversas causas. En fin, detalles menores de tan compleja situación que provocó, como de costumbre, que los animales salieran perdiendo al quedar ingresados, como lo advertí, en el antirrábico de Tlalpan, instalación obligada a recibirlos pero carente de infraestructura y recursos económicos y humanos para el propósito, peor, al tratarse de fin de semana. Lo curioso es que contrario a la cifra que dio a conocer la SSP-DF, sólo está registrada en el lugar la recepción de 62 perritos y un gato, de los cuales 4 canes ya fallecieron, 7 se encuentran delicados de salud y solamente 22 han sido reclamados por sus “legítimos propietarios”, de acuerdo a los datos que me proporcionó Mara Montrero, presidenta de Comité Pro Animal, organización civil que por 20 años ha sido observadora de los procesos en ese lugar. Entonces… si Pitágoras no me engaña, faltan 20 cachorritos… ¿dónde están?... así como también pregunto por asociación alguna con la capacidad de acoger en su seno a los 37/30 animalitos que todavía restan sin reclamo, sentenciados a morir de no ser retirados a más tardar mañana, y…

En cumplimiento de lo ofrecido, SOBRE EL CASO DE LOS LOBOS MEXICANOS FATALMENTE MUERTOS, informo que con base a datos extraoficiales, al seguir reinando total hermetismo sobre el caso, omisión por cierto referida increíblemente como un acto de discreción, corre la versión de que a 51 días que hoy se cumplen de haber tratado el punto con el comité técnico de evaluación y seguimiento del programa de reintroducción de la especie, allá en Hermosillo, Sonora, tras la muerte de los ejemplares el 6 de diciembre, las autoridades correspondientes están preparando un evento para informar del caso públicamente, lo que por otra parte ya corroboraron informalmente a la comunidad de loberos nacionales, especialistas que han trabajado intensamente y por años en el tema, pero que con todo, muchos fueron ignorados también para la reintroducción, por lo que ahora su molestia es doble y su curiosidad más grande, al citar el comunicado al que hago alusión solamente la muerte de tres lobos -un macho y dos hembras- sin puntualizar nada sobre el que fue inexplicablemente atropellado en plena sierra, cuyo cadáver, me dicen, ya fue trasladado al Instituto Nacional de Biología de la UNAM para su preservación, dejando correr la versión de que ya estaba muerto cuando le pasó el vehículo por encima. ¿Será?

Por hoy me despido, dejando como de costumbre a su disposición mi correo electrónico: producciones_serengueti@yahoo.com

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