febrero 07, 2012

La candidata panista

Héctor Aguilar Camín (@aguilarcamin)
acamin@milenio.com
Día con día
Milenio

Decir buenos discursos no es una especialidad de los políticos mexicanos, ni debatir con intensidad ni improvisar con elegancia.

Así las cosas, creo haber escuchado el domingo pasado un muy buen, muy eficaz, discurso político. Me refiero al pronunciado por Josefina Vázquez Mota con ocasión de su triunfo como candidata del PAN a la Presidencia.

No fue un discurso de conceptos o sustancia. Fue un discurso de emociones y promesas, subrayadas por una promesa transparente, reiterada y creo que contagiosa para su auditorio: la promesa de ganar.

Un discurso de triunfo y certidumbre: Josefina se mostró segura de que será la primera mujer presidenta de México, subrayando con claridad que, por lo pronto, es la primera candidata presidencial con alguna oportunidad real de ganar en nuestra historia.

Fue un discurso de partido, pero no de ideología de estatutos, sino de pertenencia de tribu, de reagrupación y cierre de heridas, de incorporación de los perdedores y de proyecciones emotivas. Josefina dice que quiere cuidar a las familias de México como ha cuidado a la suya, y para ello no cejará, no descansará hasta ganar la Presidencia.

No sé cuánto de todo esto pasó realmente al público. Pero he aprendido a no dudar de la eficacia discursiva de estas imágenes simples, cursis si se quiere, dirigidas sin embargo a emociones simples y cursis que nos habitan a todos.

Me ha parecido eficaz la mezcla de estas solicitaciones llamadas a conmover en medio de un proyecto también emotivo de triunfo de género. La ambición pura y dura de ganar queda envuelta, mejorada, por una causa política y sentimentalmente correcta: ser la primera mujer presidenta de México.

También fue un discurso práctico, orientado a reagrupar al partido, y a marcarle un horizonte de triunfo y un adversario. Josefina disparó duro y a la cabeza de un blanco único: Peña Nieto. No gastó una palabra en López Obrador.

Mientras oía el discurso lo iba comentando por el pin con un amigo. Mi amigo se preguntaba, con escepticismo, para qué podía alcanzar esa arenga un tanto deshilachada y reiterativa.

Por lo pronto, pensé, para lo que creí ver que pasaba en la pantalla de MILENIO Televisión mientras la candidata hablaba: para ganarse al PAN, y para tender un puente de renovación de votos con el primer panista del país, el presidente Calderón, su supuesto malqueriente partidario, aliado indispensable de su candidatura.

En la contienda que viene, Josefina Vázquez Mota será todo menos una adversaria fácil de vencer. Para empezar, la prensa ha empezado a llamarla, simplemente, “Josefina”.

No hay comentarios.: