febrero 08, 2012

La honestidad según María Rojo

Leopoldo Mendívil
lmendivil@delfos.com.mx
m760531@hotmail.com
La Crónica de Hoy

SEN. MARÍA ROJO,

ACTRIZ:

Es mejor tener una cara fea que una mente deshonesta
James Ellis


Reproduzco el texto del promocional a su cargo que actualmente transmiten la radio y la televisión del país:

“¿Tú quieres que las cosas cambien o sigan igual? Tienes el poder de elegir entre seguir dominados por la corrupción y las falsas promesas de siempre, o darle una oportunidad a los que de veras saben hacer bien las cosas. Trabajemos por el México que siempre hemos querido. Tú tienes el poder en las manos y yo, María, de corazón te lo digo: ¡Sí hay de otra, el cambio verdadero está por venir...!”.

Usted conoce bien a Andrés Manuel López Obrador y debo suponer que siendo su seguidora y admiradora, conoce también el texto que él tituló Fundamentos para una República Amorosa que, puedo asegurar, también lo comparte. Voy a reproducir su primer párrafo cuyo contenido hasta sus peores enemigos lo suscribirían:

“La decadencia que padecemos se ha producido tanto por la falta de oportunidades de empleo, estudio y otros satisfactores culturales, murales y espirituales. Por eso nuestra propuesta para lograr el renacimiento de México tiene el propósito de hacer realidad el progreso con justicia y, al mismo tiempo, auspiciar una manera de vivir sustentada en el amor a la familia y a la patria”.

¿Verdad que sólo un perverso de nacimiento podría negar validez a ese diagnóstico y a esa solución? Político que no comparta este párrafo está frito, porque los primeros tres renglones y medio relacionan la verdad de todos los derrumbes nacionales no provocados por hecatombes naturales, y los tres finales sintetizan la aspiración de todas las sociedades, son la oferta de todas las doctrinas políticas y económicas y la promesa de todas las religiones a lo largo de todos los tiempos. La última unanimidad compartida por casi todos los seres humanos que han existido es que ninguna de sus sociedades ha logrado estos propósitos en su integridad y muchas apenas los habrían arañado, pero no por culpa de ellas, sino de sus respectivas dirigencias, llámense como se hayan llamado.

Y en ese incumplimiento ha estado siempre presente la corrupción dominando a todas las acciones para enfrentar hasta a las más fuertes y puras intenciones, hasta matarlas o al menos debilitarlas.

¿Cree usted en López Obrador, el casi puro, casi casto, siempre honesto e incorruptible; el látigo permanente de la corrupción?

¿No le considera alguna deshonestidad, que a fin de cuentas es corrupción, al hecho de que aun frente a la evidencia de los videos, negó cualquier conducta delictuosa en su ex secretario particular y diputado asambleísta en aquellos tiempos, cuando hizo mundialmente famosas a unas ligas que se guardó en un bolsillo de su saco por no caber ya en el portafolios pletórico de dólares que le entregaba el contratista Carlos Ahumada, que a la postre resultó tildado prácticamente como casi el único responsable de aquellas vergonzosas escenas?

¿Y no es un acto de deshonestidad, a fin de cuentas corrupción, afirmar que no tiene relación alguna con Bejarano, el hombre de las ligas, pero se beneficia con el trabajo que le ha seguido haciendo en esta capital para proveerle de dinero para proseguir la campaña presidencial que en verdad, en verdad, comenzó tan pronto como fue electo jefe de Gobierno del Distrito Federal, en el año 2000?

¿Tampoco le resultó deshonesto y en consecuencia corrupto el haber blindado hasta el año 2016 los gastos de construcción de los segundos pisos, aunque con el tiempo, y siendo terrible la presión, durante el gobierno de Ebrard fueron rotos al menos algunos de sus candados, los que menos daño podían provocar?

¿No fue amplia y plenamente corrupto permitir que el Distrito Federal fuera inundado de taxis fantasmas, que a cambio de permitirles circular y conducir pasaje se volvieron, con sus familias y amigos, carne de marchas y manifestaciones para todo aquello que abonara a su campaña presidencial?

¿Y cerrar ojos y oídos al clamor generalizado en todas las colonias de la ciudad en donde se permitió la construcción indiscriminada de inmuebles sin dotar a las áreas circunvecinas de los servicios que hicieran más llevadera la invasión de edificios multifamiliares o multioficinas? ¿Cuánto dinero por debajo de las mesas produjeron todos esos permisos?

Aún permanece abierta, aunque archivada, la investigación sobre El Encino y el desacato del entonces jefe de gobierno por la cesión de esos terrenos para construir vías de comunicación que permitieran el acceso al ABC, uno de los hospitales más caros y carentes de ética profesional que existan en el país.

Y puedo seguir, pero ya agoté el espacio. Pero hablamos de un a larga lista a la que de momento sólo agrego el cambio de piel para fingir un arrepentimiento de las conductas, discursos y amenazas que tanto dividieron y confrontaron al país. ¿Tampoco eso lo considera usted corrupción, sino saber hacer bien las cosas?

Señora Rojo, es usted una mujer inteligente, no permita que abusen de usted de esa manera…



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