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Cubículo Estratégico
Milenio

Ninguno de los otros dos candidatos a la Presidencia, del PRI o del PRD, fueron electos con el mismo rigor metodológico. El voto, por sencillo que parezca, es en el PAN donde sí cuenta.
Durante los últimos meses, y con un clímax ayer, el panismo parece haber internalizado con particular madurez la idea central de Josefina: que México debe ser un país de leyes. Hay un hartazgo en la ciudadanía de la gigantesca laxitud con la que funciona el sistema político y de administración y procuración de justicia. Ya basta.
Quizá Josefina fue acartonada en algunos debates del PAN, pero una cosa es cierta: no es una advenediza. Su otro activo, accesorio si se quiere pero no menos valioso, es haber sido la primera mujer secretaria de Educación y de Desarrollo Social. Quién no recuerda su famosa Alianza por la Calidad de la Educación, el primer intento serio en la era moderna de este país para que los maestros ocupen sus cargos con base en méritos, y no en la compra de plazas.
Josefina tiene un cartel internacional de gran calado. Su discurso está en sintonía con las ideas de ejecutores destacados de la era reciente, ya sea en España, Estados Unidos o Sudamérica. Su reciente libro de entrevistas dio sobrada cuenta de ello.
La gran noticia para los mexicanos ayer no sólo fue el ejercicio democrático del PAN, sino que por primera vez una mujer tiene una posibilidad real de ganar la Presidencia, lo cual no tendría por qué ser atractivo si no fuera porque nuestra sociedad sigue siendo preponderantemente machista.
Josefina es incansable, quizá como también lo son AMLO y Peña Nieto. No obstante, su ventaja es que a partir de ahora todo es crecer, para lo cual el país, por su trayectoria y experiencia, parece estar cada día más listo. Ya lo dirán los votantes conforme avance el proceso electoral.
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