Jaque Mate
Reforma
"Y que nos diga dónde la quiere y ahí se la damos".
Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre a Ernesto Cordero
Yo no sé si Enrique Peña Nieto representa el rostro de un nuevo PRI, pero sí veo que en el Distrito Federal el candidato del rostro angelical está transando con golpeadores.

Este domingo 5 de febrero los líderes del viejo PRI en la Ciudad de México, como la dirigente de los ambulantes Alejandra Barrios y Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, diputado federal, líder de los pepenadores y del llamado Movimiento Territorial, dieron una demostración de fuerza al llenar el Palacio de los Deportes frente a Paredes, el presidente nacional del partido, Pedro Joaquín Coldwell, y el candidato presidencial Peña Nieto. "Ésta es la estructura real, de carne y hueso", dijo Gutiérrez de la Torre en referencia a los acarreados que abarrotaban el domo de cobre.
Paredes está negociando ya con Gutiérrez de la Torre los cargos de elección. "Yo cedí un poco en el ámbito federal -dijo Cuauhtémoc tras una reunión con ella- porque en lo local sí vamos a pedir se nos permita proponer a la mayor parte de los candidatos". No hay siquiera la pretensión de mostrar un proceso democrático: estamos viendo un retorno al PRI más viejo y autoritario.
Entre los candidatos que busca imponer el líder de los pepenadores se encuentran Israel Betanzos, René Muñoz y Víctor Carrillo. Los tres participaron, bajo la dirección de Christian Vargas, el dipuhooligan, en el violento ataque del 18 de noviembre de 2011 en la sede capitalina del partido contra Rosario Guerra y los miembros de la Tercera Vía que trataban de registrar una planilla para la elección del consejo político del Distrito Federal. Ser golpeador no sólo no implica una sanción en el nuevo PRI sino que es políticamente rentable.
El dipuhooligan ha afirmado que no atacó a Guerra y a sus seguidores, pero las fotografías, algunas publicadas por Reforma el 24 de noviembre, muestran que no sólo participó y dirigió la agresión sino que fingió haber sufrido heridas que no tenía.
Me imagino que Peña Nieto, Paredes y Joaquín Coldwell piensan que no tienen más opción que negociar arreglos con los grupos corporativistas del viejo PRI. La Ciudad de México, baluarte perredista desde 1997, es una plaza crucial en la estrategia priista para ganar la elección del próximo 1o. de julio. Y hay priistas que piensan que, para triunfar en la ciudad, está justificado pactar incluso con el diablo.
Pero mientras se habla de un nuevo PRI, un grupo que ejerce la violencia contra sus propios correligionarios por tratar de registrar una planilla en una elección interna es premiado con cargos de elección popular. El costo para el partido puede ser alto. El dipuhooligan es un hombre poderoso, sobre todo por tener detrás a Gutiérrez de la Torre, pero es muy conocido el daño que le ha hecho al PRI con sus desplantes de violencia.
El que el PRI esté considerando entregar a este grupo violento candidaturas importantes revela que, a pesar de sus pretensiones de modernidad, el partido sigue siendo el mismo que consideraba los cargos públicos como despojos para alimentar a los grupos de poder.
· Sanción laboral
El que un delincuente pague una falta con trabajo para la comunidad en lugar de cárcel es inconstitucional porque viola el derecho a la libertad de trabajo. Esto es por lo menos lo que determinó ayer la Suprema Corte de Justicia en votación de 9 contra 2 en el caso de la Ley de Prevención de las Adicciones de Yucatán. Muchos supuestos derechos, como vemos, terminan siendo contrarios a los intereses no sólo de la comunidad sino de las propias personas que supuestamente se benefician de ellos.
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