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Cámara Húngara
Milenio

Para paliar mi ignorancia, acudí al diccionario de la RAE y he aquí lo que encontré:
anomia1.
(Del gr. ἀvoμíα).
1. f. Ausencia de ley.
2. f. Psicol. y Sociol. Conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación.
anomia2.
(Haplología de an-_ y el gr. ὄνομα, nombre).
1. f. Med. Trastorno del lenguaje que impide llamar a las cosas por su nombre.
Dudo que cualquiera de los otros tres candidatos conociera el significado de la dichosa palabra (bueno, en una de esas Gabriel Quadri sí) y seguro se hubieran quedado con la misma cara de juat que tenía EPN al escucharla, pero creo que sí se podría aplicar a la actual situación electoral. Por ejemplo, la definición médica es aplicable a todos los contendientes, habida cuanta de que en sus discursos parecen impedidos de llamar a las cosas por su nombre, mientras que la definición psicológica y social me recuerda aquel momento inolvidable en el cual López Obrador mandó al diablo a las instituciones, al igual que hoy ha mandado al diablo a la piel de oveja de su república amorosa y ha comenzado a desacreditar al IFE de manera temeraria, en algo que parecería la preparación del escenario para sus protestas poselectorales (id tomando vuesas providencias, vecinos y habituales del Paseo de la Reforma).
Estamos ante un caso de anomia que parece anemia: anemia en el respeto a la democracia y anomia ante el desprecio por la decisión que tomen el 1 de julio la mayoría de los electores, si la misma no favorece al ex candidato del amor.
De pronto, me da la impresión de que los ultras del pejismo están incubando el huevo de la serpiente.
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