Reforma
Mayo será el mes clave y la última oportunidad. Porque si las tendencias no se modifican en las próximas tres semanas, será muy difícil, por no decir imposible, que en junio se registre un cambio

El dato nuevo es que Josefina ha bajado y la distancia que tenía respecto de López Obrador se ha acortado. En tres de las encuestas mencionadas la candidata del PAN sigue en segundo lugar, pero en las tres restantes (Reforma, OEM y El Universal) la diferencia es tan pequeña que se puede hablar de un empate técnico.
No sobra señalar que Covarrubias y Asociados publicó el 23 de abril los siguientes datos: Peña Nieto 47 por ciento, AMLO 27 por ciento y Vázquez Mota 25 por ciento. Esto significa que la encuestadora oficial de López Obrador coincide con el promedio de las encuestas independientes, es decir, la distancia entre el puntero y el segun- do lugar es de 20 pun- tos y López Obrador se encuentra en empate técnico con Váz- quez Mota.
La comparación con lo ocurrido en las dos elecciones anteriores es particularmente ilustrativa. En el mes de abril de 2000 Labastida (42 por ciento) estaba empatado con Fox (40 por ciento) y Cárdenas se situaba en el tercer sitio (15 por ciento). Seis años después, también en abril, Calderón (36 por ciento) estaba empatado con AMLO (35 por ciento) y Madrazo (26 por ciento) había quedado relegado.
En consecuencia, la gran novedad de este proceso electoral es doble: por una parte, no se ha cerrado la distancia entre el puntero y el segundo lugar. Por la otra, la disputa por el segundo sitio es el verdadero campo de batalla.
Mayo será el mes clave y la última oportunidad. Porque si las tendencias no se modifican en las próximas tres semanas, será muy difícil, por no decir imposible, que en junio se registre un cambio drástico. Sobre todo cuando el puntero lleva una ventaja de 20 puntos o más.
Por razones evidentes el debate de mañana es importante. Se confrontarán las cuatro estrategias de campaña: EPN centrado en sus propuestas guardándose de atacar a sus contendientes. JVM apuntando sus baterías contra EPN, pero sin descuidar el flanco izquierdo ("México no necesita un mesías"). AMLO presentando al PRI y al PAN como la misma cosa. Quadri apostando a posicionar su agenda. Los objetivos de cada uno de los contendientes son evidentemente distintos: EPN se puede dar por bien librado con un empate. JVM busca ganar y posicionarse definitivamente como segunda fuerza. AMLO tiene como propósito fundamental aparecer como el movimiento verdaderamente opositor. Quadri se dará por bien servido con poder mostrar su agenda.
¿Cómo están los pronósticos? Un connotado novelista afirmó que AMLO hará añicos a Peña Nieto. Esta imagen deriva del estereotipo que se ha hecho del candidato del PRI. Sin chícharo o teleprompter está en la lona porque es incapaz de improvisar. Pero dice Sun Tzu, el maestro del arte de la guerra, que no hay peor error que subestimar el poder de tu enemigo... ya veremos.
EPN llega con dos certezas: a) la campaña de contras- te de JVM no ha funcionado; b) AMLO está prácticamente empatado con la candidata del PAN, pero no remonta. De ahí que se pueda dar por descontado que su estrategia persistirá en concentrarse en sus propuestas y no atacar a sus adversarios.
Josefina Vázquez Mota, por su parte, tuvo un ascenso notable durante la precampaña. La favoreció el hecho de ser mujer y la imagen de que nadaba contra la corriente porque no contaba con el apoyo de Felipe Calderón. Pero los errores y la falta de una estrategia clara le han afectado negativamente.
El último giro fue apostar por una campaña de contraste. Y el debate no será el espacio donde ensayará una nueva estrategia, sino el momento culminante de la que ya adaptó: minar la credibilidad de Peña Nieto y denunciar al PRI como emisario del pasado. Así que será el momento definitivo: o la estrategia prende o se convertirá en cartucho mojado.
AMLO ha jugado durante meses con el lenguaje de la república amorosa, lo que le permitió reducir las opiniones negativas en su contra. Pero en las últimas semanas ha vuelto por sus fueros: el IFE está con Peña, los consejeros no sirven para nada, EPN ya rebasó los topes de campaña y el IFE no fiscaliza, EPN es el candidato chatarra de los poderosos.
El debate será el momento de la definición: o la república amorosa queda archivada y el ángel exterminador desenfunda su espada flamígera para la purificación definitiva o persiste en el amor y paz y deja que Vázquez Mota sea la que se enfrente a Peña Nieto.
La primera alternativa está en la naturaleza de López Obrador. Pero conlleva el riesgo que el regreso a su verdadera personalidad cause temor, repunten sus negativos y se mantenga en empate o en el tercer sitio. Así que mañana sabremos cómo resolvió su dilema.
Por lo pronto, ya criticó y descalificó las reglas del debate. Así que si no obtiene una victoria definitiva y contundente, tendrá un elemento más en la estrategia del conflicto poselectoral. El IFE, dirá, protegió a Peña con una campana de cristal para evitar la confrontación.
Y para acabar de curarse en salud ya advirtió nuevos elementos del complot en su contra. El hecho de que las televisoras no trasmitan el debate en cadena nacional es la prueba fehaciente de que la mafia en el poder está con Peña.
Por eso, lo que suceda mañana marcará el derrotero del mes de mayo y volveremos a la lógica de hace seis años: la victoria de AMLO en el debate será la única prueba de imparcialidad y legalidad; su derrota, la confirmación del complot en su contra.
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