Nudo Gordiano
Excélsior
David Bagley, uno de los ejecutivos de alto rango de esa institución bancaria, renunció argumentando que sí hubo fallas.

Lo publicado desde hace unos días por The Wall Street Journal, sobre la investigación que autoridades estadunidenses hacen a HSBC por presunta complicidad de algunos de sus directivos para lavar dinero del narcotráfico, nos dice exactamente eso. Esto a causa de una denuncia sobre un presunto uso de cuentas de ese banco para blanquear dinero y financiar a organizaciones criminales en nuestro país. Y fueron tomando más forma las sospechas cuando David Bagley, uno de los ejecutivos de alto rango de esa institución bancaria, renunció ayer argumentando que sí hubo fallas en su sistema que permitieron o pudieron permitir que tales operaciones se efectuaran.
En respuesta ante lo que se discute en el Senado de Estados Unidos, la institución bancaria con sede en Londres anunció que cerrarán todas las cuentas de clientes mexicanos que han mantenido en las Islas Caimán, sí, en aquel lugar referencia de la más ordinaria leyenda de dinero.
¿Y cuántas cuentas serían? Pues, según los registros del mismo banco, en 2002, cuando en México aún operaba Banca Bital y antes de ser absorbida por HSBC, en nuestro país el banco tenía una cartera de 50 mil clientes que, juntas, sumaban un valor total de dos mil 100 millones de dólares. Pero de esas cuentas, al menos mil 500 no aparecieron en los reportes de balances, ejercicio contable que demuestra el manejo operativo de la institución, según lo dijo Paul Thurston, quien hasta 2007 se desempañaba como jefe ejecutivo de la oficina de banca minoritaria de HSBC.
Asimismo, un informe del Senado de Estados Unidos reveló que, desde 2002, la institución bancaria era consciente de importantes problemas del cumplimiento en las operaciones relacionadas con lavado de dinero en nuestro país, las que ya dijo Bagley que sí tuvieron oportunidad de realizarse debido a las fallas en su sistema, como el seguimiento a las cuentas: cuánto entra, de dónde viene, a nombre de quién, cuánto sale y para qué. Y es que la información que se ha filtrado y de la que se habla hoy tanto en Estados Unidos como en nuestro país es que fue justamente mediante esas cuentas como las organizaciones criminales pudieron costear la compra de aviones y armas.
En nuestro país, HSBC tomó algunas medidas mientras las investigaciones terminan: la prohibición de compra-venta de dólares y la programación de cerrar cuentas bancarias, sobre todo las que manejen grandes capitales.
Y es que no pinta nada bien el asunto, menos cuando uno de sus directivos de mayor rango se va de la firma reconociendo que existía una alta probabilidad de que el dinero del narcotráfico se haya lavado a través de sus cuentas, tal como se asegura en documentos del Senado estadunidense. El escándalo financiero del año.
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