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Cámara Húngara
Milenio

2. El martes 31 de julio, en mi columna “Gajes del orificio” de la sección Hey! de este mismo diario, escribí en buenos términos sobre el festival de rock Corona Capital que se llevará a cabo en octubre próximo. Me sorprendió recibir enseguida varios insultos, sobre todo en Twitter, en los cuales me llamaban “vendido”, “lamebotas” y algunos epítetos todavía más finos. No entendí las razones de ello, hasta que alguien me explicó que dicho festival está siendo boicoteado por el movimiento #YoSoy132, debido a que “Televisa posee 40 por ciento de las acciones de Ocesa”, la empresa que organiza el magno concierto. Es decir que de inmediato me convertí en cómplice de ambas compañías y por tanto en una especie de traditore. Luego supe que lo de los presuntos intereses de Televisa en Ocesa también fue publicado por la revista Proceso, en un “análisis” (es un decir) del reportero Juan Pablo Proal intitulado “Ocesa: la prostitución de la música”, ejemplo claro (el texto es por demás tendencioso y falto de rigor) de lo que no debe ser un reportaje (podría ser mostrado en las escuelas de periodismo como una muestra de lo que no se debe hacer).
3. Juegos Olímpicos, final México-Brasil, festival Corona Capital, espectáculos que para los políticamente correctos son sinónimo de manipulación, corrupción, imposición, etcétera. Aseguran que es una cortina de humo. Pan y circo lo llaman. Igual y sí. Pero, ¿no nos hace buena falta distraernos un poco para descansar de la desgastante farsa poselectoral que estamos padeciendo? La verdad, entre Monreal y Oribe Peralta, me quedo con “El Cepillo”.
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