octubre 26, 2012

Enfrentar oportunidades

Macario Schettino (@macariomx)
schettino@eluniversal.com.mx
Profesor de Humanidades del ITESM-CCM
El Universal

Los seres humanos estamos más preparados para enfrentar amenazas que oportunidades. Por eficiencia biológica, porque hay mayor ganancia en seguir vivo, aunque no se coma mucho, que buscar una gran cena y convertirse en ella. Por eso los medios de comunicación son tan “escandalosos”, porque eso es lo que los consumidores buscan, información de cómo las cosas pueden ir mal, de qué amenazas se ciernen sobre nosotros, de cómo el mundo está a punto de llegar a su fin, y si no, al menos nuestra economía.
Eso hace difícil pronosticar buenos tiempos. Nadie quiere oír eso. Al que anuncia un futuro positivo se le acusa de iluso, ignorante, o en nuestro país, de gobiernista, vendido y similares.

Pero todo indica que vienen buenos tiempos, o si prefiere, muy buenos. Como es tan difícil de creer, hay que insistir en ello. El mundo ha sufrido una profunda transformación tecnológica desde inicios de los años sesenta, que ha seguido el camino de esas transformaciones: ha provocado una caída en la productividad de la economía, ha ampliado la brecha entre ricos y pobres, ha desplazado la producción a otros lugares, y ha provocado respuestas de corto plazo de los gobiernos que han ampliado el sufrimiento, como suele ocurrir. De ahí viene la Gran Recesión de 2008 en adelante, de intentos gubernamentales por paliar los efectos distributivos del cambio tecnológico. Como debe ser evidente, no sirvieron de mucho, pero sí costaron una crisis.

En cualquier caso, todo eso ya es pasado. El costo de ajuste de la economía a la transformación tecnológica parece ya haber acabado. Las correcciones frente a la Gran Recesión, lo mismo. Ahora viene la época de cosecha, que puede darnos dos o tres décadas de crecimiento económico récord.

El factor más importante para limitar el crecimiento económico es la energía. Cuando ésta no puede crecer al mismo ritmo que la demanda, todo se complica, y mucho. A nivel mundial, éste no es un problema. Hay ahora energía disponible, abundante y barata, para al menos un siglo, tal vez tres. Es, además, energía más limpia que la que hoy usamos, si bien no alcanza a ser totalmente “verde”. En cualquier caso, nos permitirá reducir el ritmo del cambio climático, comparado con las predicciones catastróficas que tanto gustan al público. No habrá problemas de agua, ni guerras por ello, si hay energía abundante. Y tampoco habrá problemas de alimentación. Hoy hay más comida disponible por persona que en cualquier época anterior, a pesar de que somos hoy 7 mil millones de seres humanos. Si usted quiere sufrir, adelante, pero no hay razón para ello.

Esta etapa de crecimiento va a ser liderada, nuevamente, por EU. Aunque China seguirá creciendo (a ritmos menores), no puede ser el motor mundial que muchos quisieran. Su proceso de ajuste para reducir su nivel de inversión y aumentar el del consumo va a ser complicado, y va a tardar un par de décadas. Para México, el que sea EU el líder mundial por un rato más es una excelente noticia. Aunque muchos mexicanos despotriquen de los gringos (y viceversa), somos y seguiremos siendo socios.

Para que México pueda aprovechar esa época de crecimiento, lo primero que tenemos que hacer es contar con energía suficiente. Y no la tenemos. No nos alcanza la electricidad que producimos, que además es muy cara; no tenemos gas natural suficiente (importamos desde hace 20 años); y la mitad de los petrolíferos que usamos son importados. La reforma energética que ha anunciado el presidente electo, sin detallarla, es urgente y de la mayor importancia. No olvidemos que Estados Unidos está produciendo cada vez más combustibles, ya casi tanto como Arabia Saudita. Canadá, por cierto, tiene ya más reservas de petróleo y produce más que nosotros.

Urge quitarnos la barrera energética, pero también avanzar en las dos áreas que, en mi punto de vista, son los verdaderos problemas: la ausencia del Estado de Derecho y el pensamiento colectivista que atraviesa todas nuestras discusiones públicas. Esto segundo es indispensable para la reforma energética mencionada, mientras que lo primero es lo que puede hacer confiable y predecible al país.

No se necesita más: los mexicanos somos los más trabajadores del mundo, y menos malos de lo que creen los que tanto critican nuestro sistema educativo. No está ahí el problema. Estado de Derecho, pensamiento liberal, energía: vienen los mejores años de nuestras vidas.

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