aziz@ciesas.edu.mx
Investigador del CIESAS
El Universal

El pasado 6 de noviembre los estados de Colorado y Washington votaron en favor del uso recreativo de la mariguana, es decir, una legalización completa. Además, en otros 18 estados de ese país ya se puede usar para fines medicinales. Esta decisión de los votantes estadounidenses no se trata de un problema menor para nuestro país, es una sacudida a varios asuntos graves, en primer lugar a la estrategia punitiva de combate a las drogas que el mismo Estados Unidos inició y ha mantenido por décadas; y en segundo lugar, a la estrategia del gobierno de Calderón, que centró su principal atención en el combate al narcotráfico y dejó ríos de sangre, destrucción y muerte a lo largo y ancho del país. Mientras en Estados Unidos se legaliza, aquí tenemos el operativo Rápido y furioso y el Plan Mérida; algo no cuadra.
Frente a la posibilidad de legalizar la mariguana el argumento de que incrementaría el consumo es muy débil, sobre todo por las terribles consecuencias que ha dejado la “guerra” en su contra. De ahora en adelante será difícil justificar la inversión y el gran aparato para combatir el tráfico de drogas, cuando nuestros vecinos consumidores se dan el gusto de usarla con fines recreativos y de forma legal. La vía punitiva contra las drogas se acaba de hacer añicos el pasado 6 de noviembre. En estos años encontramos en México declaraciones de políticos del PRI que dijeron: “primero que la legalicen en Estados Unidos”; la alta jerarquía de la Iglesia católica está abierta al debate. El grupo de ex presidentes —Gaviria, Cardoso y Zedillo— que encabezan una comisión sobre el tema se ha manifestado en favor de la legalización de ciertas drogas y de una reorientación de la estrategia punitiva hacia otra de prevención y cuidado de las adicciones.
La estrategia punitiva ha engendrado un nudo de consecuencias, como la corrupción dentro del Estado, que ha sido una batalla perdida en este gobierno. Imaginemos lo que se podría hacer con los miles y miles de millones de pesos que en este sexenio fueron para comprar armamento, tanques, aviones y helicópteros. Por ejemplo: escuelas, centros de salud, mejores salarios para enfermeras, doctores, profesores, laboratorios, centros de investigación, etcétera. ¿Cuántas muertes se hubieran podido evitar? Ahora que inicia un nuevo gobierno ha llegado el momento de abrir el debate en serio sobre la legalización de las drogas.
México tiene graves problemas de corrupción y captura del Estado porque la estrategia punitiva ha agudizado la desorganización estatal en los últimos años. Los daños de la mariguana son, en dado caso, muy inferiores a los que ha causado la “guerra” del gobierno. El debate también nos lleva a la propuesta de Peña Nieto para una reorganización del aparato gubernamental. Es el momento de preguntarse si esos cambios servirán para lograr objetivos relevantes o serán una simple manita de gato. Las funciones de seguridad pueden estar en una secretaría, como ahora, o ser parte de Gobernación, como se propone, siempre y cuando se tenga una policía profesional, confiable y preparada para darle seguridad a un país que está urgido de tener menos violencia, menos corrupción, menos extorsión y más protección por parte del Estado. La arquitectura gubernamental por sí sola no es suficiente, se necesita una política de Estado. Son piezas que también gravitan en el debate sobre qué hacer con la mariguana.
Quizá hayamos entrado a una nueva etapa en materia de legalización de las drogas: en Uruguay el gobierno ha decidido legalizar la mariguana; ahora en México el diputado Fernando Belaunzarán, del PRD, propuso una iniciativa de legalización. En una encuesta reciente la ciudadanía está mayoritariamente de acuerdo con el debate (64%) y en contra de la legalización (57%), salvo en el rango de edad de 18 a 29 años, donde hay un empate (EL UNIVERSAL, 15/XI/2012). En estos días la ONU le señaló a Estados Unidos que la legalización viola tratados internacionales. Queda mucho camino por delante, pero tampoco podemos estar años en el debate porque urge aplicar nuevas soluciones. Ya existe un consenso creciente de que no podemos seguir con la actual estrategia punitiva. El gobierno de Peña Nieto está obligado a dar una respuesta inteligente al debate sobre la legalización de las drogas. ¿Será mucho pedir?
1 comentario:
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