diciembre 28, 2012

Osazos de 2012

Yuriria Sierra (@YuririaSierra)
Nudo Gordiano
Excélsior

En cuestión informativa, muchas son las ocasiones en que no creemos lo que vemos, noticias que entre el oso y la incredulidad se cuentan a manera de surrealismo. Lo malo es cuando éstas traen consigo consecuencias. Osos noticiosos de los buenos y de los malos:

De la noche a la mañana, Cecilia Giménez se hizo famosa en todo el mundo tras conocerse como la responsable de la restauración de la imagen del Ecce Homo en el santuario de Nuestra Señora de la Misericordia, en Borja, España. El resultado del trabajo voluntario que realizó la española de 81 años se inmortalizó no sólo haciendo de esta pintura una de las más visitadas en el mundo este 2012, atrayendo a la mayor cantidad de turistas de la historia en esa localidad, sino en uno de los temas más comentados en redes sociales. El Ecce Homo recorrió el mundo y se hizo motivo para infinidad de bromas; claro que también el trabajo de la señora Giménez fue objeto de críticas y hasta se habló de una demanda por los daños que provocó a ésta que, en realidad, si bien era una antigüedad, jamás había tenido tal cantidad de reflectores como los tuvo en 2012 y como seguramente los seguirá teniendo. Y es que la acomedida Cecilia declaró que su trabajo no estaba terminado, la cosa es que la dejen acabar la restauración.

En México pasaron cosas que, a lo mejor en el extranjero causaron risa a pierna suelta, pero que para nosotros son osazos de los malos. Sabemos del escape de película de El Chapo, de los mitos que se tejen alrededor de la muerte del Señor de los Cielos... ¿Pero cuándo pensamos que sabríamos de la desaparición de un cuerpo?

Cuando las autoridades anunciaron con bombo y platillos de la muerte de Heriberto Lazcano, se veía como uno de los golpes más fuertes del sexenio; pero cuando horas más tarde al anuncio se supo que en realidad todo se trató de una chiripa y no de un operativo armado con tal finalidad, no pensamos que la conclusión de este escenario quedaría en la desaparición del cuerpo del narcotraficante. Lo mataron de casualidad y supieron de quién se trataba hasta que se escapó... el cadáver. El chiste se cuenta solo, pero no da risa.

Otro que no causó risa fue el papelazo que hizo Andrés Manuel López Obrador cuando, después de varios días anunciando que presentaría las pruebas del fraude electoral, la supuesta compra de votos con la que, otra vez, le quitaron la Presidencia de México, había dicho mucho de las tarjetas Monex... pero la culminación de su muestra de pruebas fue cuando presentó a un puñado de animales de granja, producto, dijo él, del intercambio que los priistas hicieron con algunos ciudadanos: los primeros entregaban un animal (pollos, gallinas, cabras) y los segundos prometían votar por el tricolor. Animales como delincuentes electorales, vaya pruebas que, evidentemente, no lograron que la invalidación que pretendía AMLO se hiciera una realidad.

Pero ése no fue el único oso que dio la elección. El día del primer debate entre los candidatos a la Presidencia, no fue un compromiso, menos un discurso el que llamó la atención. Fue el escote de una modelo de Playboy contratada como la edecán del evento lo que acaparó titulares al día siguiente. Julia Orayén fue la ganadora del primer debate de una campaña que era más un soporífero. Bien por ella, aunque qué mal habló eso de la capacidad de discusión de las figuras políticas que se vieron obligadas a despertar hasta la llegada del movimiento #YoSoy132.

Vaya notas, lo desagradable de estos osos, repito, son aquellos que no dan risa, pero que inevitablemente son reflejo de la realidad. Lo bueno que hay otros que sí la dan... para compensar, al menos.

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