abril 19, 2012

La “guerra contra las drogas”: La urgencia de repensar la estrategia

Blanca Heredia (@BlancaHerediaR)
La Razón

Miles y miles de muertos, en especial en Colombia, México y Centroamérica; aumento del crimen en buena parte de América Latina; las cárceles americanas a reventar y repletas de jóvenes negros y pobres. Por otra parte, durante la última década en Estados Unidos, principal consumidor mundial de drogas: niveles estables de consumo de cocaína con alguna disminución desde el 2007, reducción del precio de esa droga y aumento del consumo de mariguana.

Estos y otros datos fueron objeto de análisis y discusión en una conferencia sobre la guerra contra las drogas en las Américas, organizada por el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Brown, que tuvo lugar la semana pasada. Si tenía alguna duda, salí de ese encuentro convencida de la necesidad urgente de re-pensar la estrategia dominante en materia de combate al narcotráfico. Los datos son claros y como bien han señalado los ex presidentes Gaviria, Zedillo y Cardoso: la “guerra contra las drogas” ha sido un fracaso, mírese por donde se le mire.

La “guerra” no ha frenado ni el tráfico ni el consumo. Lo que sí ha hecho, en cambio, es producir una cantidad enorme de muertes violentas, especialmente entre los jóvenes, los pobres, los olvidados. Daniel Mejía, joven economista colombiano, presentó en esa conferencia un análisis empírico muy innovador y riguroso en el que muestra con claridad el costo de la estrategia del combate a las drogas en Colombia. Los resultados son escalofriantes. En resumen: si se descuenta el incremento en el valor de mercado de las rentas del tráfico de drogas —fundamentalmente cocaína— provocado, en mucho, por la guerra contra las drogas en ese país, se observarían para el período 1994-2010, 36% menos homicidios y 67% menos desplazamientos forzosos.

Los costos sociales en Estados Unidos también han sido dramáticos. Población carcelaria sin precedentes, misma que rebasa, por mucho, la del total de los países de Europa Occidental. De acuerdo a los datos presentados por Glenn Loury, profesor de economía de Brown, para un joven negro la probabilidad de terminar en un penal es más de 6 veces mayor que para un joven blanco, y buena parte de esos encarcelamientos están vinculados al consumo y tráfico de drogas.

Es de celebrar que el presidente Santos haya hecho un llamado a re-pensar la estrategia dominante y a explorar alternativas durante la más reciente Cumbre de las Américas. Urge mirar la realidad de frente. Necesitamos más investigación empírica seria sobre los costos de esa estrategia; más análisis y discusión informadas sobre la relación entre ilegalidad y violencia, que, como bien señalara Angélica Durán en la conferencia de Brown, no es ni necesaria ni lineal; más y mejores análisis sobre los costos y beneficios de estrategias alternativas, en particular, la de reorientar la estrategia hacia la reducción de la violencia asociada al tráfico de drogas; y mucho mayor atención a las causas de fondo de la violencia y a la construcción de instituciones de seguridad, justicia e integración social, que le den sustento efectivo a los derechos y las libertades sobre las que se funda la democracia.

Tragedia en Sudamérica

Macario Schettino (@macariomx)
schettino@eluniversal.com.mx
Profesor de Humanidades del ITESM-CCM
El Universal

La expropiación se realiza, como es costumbre, por causa de utilidad pública, algo que en México dejó de existir (por fortuna) hace tres lustros, cuando la Suprema Corte de Justicia empezó a funcionar en nuestro país. Lo comento para que no olvidemos la importancia del cambio que hemos vivido en México. Hoy, una medida demencial como la que acaba de tomar la presidenta Argentina sería imposible en nuestro país. Y lo seguirá siendo si no elegimos mal.

Pero el acto expropiatorio no es un exabrupto de la presidenta (si alguien quiere leer mejor presidente, por cuestiones gramaticales, adelante, ambas palabras son aceptables). Digo que no es un exabrupto, sino sólo una medida más en un proceso de deterioro muy serio que está viviendo ese país desde hace unos meses, al que tampoco es ajeno su vecino, la gran potencia sudamericana, el Brasil.

Primero permítame detenerme un momento en Argentina. Es el único país que tuvo un siglo XX peor que México, gracias a un experimento similar al nuestro, el Peronismo. La historia de ese siglo no cabe en estas páginas, pero es fácil de recuperar en otras partes. La historia reciente también la puede usted ver en espacios periodísticos en estos días, y seguramente verá usted cómo la señora Kirchner (por el apellido de su extinto marido y antecesor en la presidencia) ha ido acabando con todo: destruyeron el sistema de pensiones, luego eliminaron la autonomía del banco central, y ahora expropian. Y a lo mejor usted no lo vio pasar, pero en los meses previos habían intentado revivir el tema de las Malvinas. En pocas palabras, doña Cristina anda buscando todo el dinero que pueda encontrar, y además algún chivo expiatorio del exterior.

Y es que Argentina, no me lo va usted a creer, está nuevamente quebrada. Es cuestión de meses para que veamos una nueva tragedia en ese país, aunque en realidad la empezamos a ver, pero no le hicimos caso, cuando la señora dio un golpe al banco central.

Ahora vamos a Brasil. Este país, que ha sido la gran estrella latinoamericana en la última década, tiene problemas igualmente serios. Por eso decidieron cerrar sus fronteras a los autos mexicanos. Si realmente Brasil fuese un país competitivo, no hubiese duplicado las importaciones de autos de México durante 2011, ni mucho menos habría reaccionado cerrándose. Y es que Brasil no es un país competitivo. Sin duda han tomado en Brasil medidas muy importantes, pero menos de las que suele uno creer.

En realidad, las grandes reformas las hizo Fernando Henrique Cardoso, el presidente anterior a Lula, que promovió la autonomía de Petrobras, inició la reforma de pensiones, y avanzó el proceso de democratización del Brasil. Lula ya no modificó mucho, pero fue sin duda un gran vendedor. Convenció al mundo de que Brasil ya no sería más el país del futuro, sino del presente. Y ese papel de Lula no debe menospreciarse. No es sólo ser torero, hay que parecerlo.

Desafortunadamente, Brasil no ha sido capaz de diversificar adecuadamente su producción, ni ha tomado medidas de fondo en materia laboral. Como nosotros, tienen un mala legislación, que en su caso es peor si consideramos el tema de pensiones. Recientemente The Economist describía a Brasil como un país de jóvenes con problemas de pensiones similares a los países de viejos (Europa, pues).

Los grandes recursos naturales de Brasil le permitieron convertirse en un proveedor de China (lo mismo que Argentina). Y el gran crecimiento de China a partir de su ingreso a la OMC en noviembre de 2001 se reflejó en la gran década de Brasil. Y, por cierto, en una década regular para nosotros, que fuimos desplazados por China del mercado estadounidense. Pero ahora China está en problemas. No sabemos de qué tamaño, porque no hay cifras. De hecho, el último dato de comercio exterior de ese país es de 2009, y no era nada bueno. Es posible que China esté en problemas más graves de lo que pensamos, y que esté reduciendo significativamente sus exportaciones.

Lo que sí podemos ver es que las exportaciones de Argentina y de Brasil se cayeron durante 2011, e iniciaron este año muy mal. La caída es tan seria que Argentina ya no está creciendo al famoso 8% (que no sé de dónde salió), sino a -2%. Y la industria de Brasil se hunde: su índice de actividad en industria de capital está cayendo al 14% y el de bienes de consumo durables al 15%. Contracciones mayores que las del inicio de la gran crisis de 2008-2009.

El tamaño del problema debe superar esas cifras, si vemos la forma de responder de las presidentas. La de Argentina ya la veíamos, y la de Dilma Russef, menos histérica, está siendo igualmente preocupante. No se trata sólo del intento de cerrar mercados (el proteccionismo es respuesta fácil a los problemas de competitividad) sino también su intercambio con el presidente Obama, a quien exigió un cambio de política monetaria, porque el Real se ha sobrevaluado mucho.

En Brasil hay hoy una situación similar a la que México vivió en 1994: una deuda demasiado grande (más de 60% del PIB, que Reinhart y Rogoff ponen como límite para los países no ricos), una moneda sobrevaluada (porque no es flexible), y una caída brusca de ingresos del exterior. Ojalá esta columna esté equivocada.

Es lugar común en México criticar la estabilidad financiera con el sobado argumento de que el dinero no llega a los bolsillos de la gente. Ya olvidamos cómo esos bolsillos quedaron vacíos por presidentes irresponsables que pospusieron medidas serias y culparon al exterior de nuestras dificultades. En unos meses más seremos testigos, otra vez, de los mismos errores, ahora en países cercanos a nosotros. Pero parece que los latinoamericanos simplemente nunca entenderemos.

Petrobras sin mitos

Jorge G. Castañeda (@JorgeGCastaneda)
jorgegcastaneda@gmail.com
Reforma

La expropiación de las acciones de Repsol en la petrolera argentina YPF, por el gobierno de Cristina Fernández vuelve a poner sobre la mesa el debate en torno a la inversión extranjera pública o privada en recursos naturales y en particular de energéticos en países latinoamericanos. Al igual que en los 40 y 50, -y 70 ante el boom del precio de los commodities en el mundo- muchos gobiernos más o menos populistas ven con codicia las ventas extraordinarias que genera la propiedad de dichos recursos. Ese debate se traslada a México en plena época de campañas con las posturas de los candidatos en torno al tema de Pemex. De alguna manera Vázquez Mota, Peña Nieto y Quadri se han manifestado a favor de la inversión privada nacional o extranjera minoritaria en Pemex; AMLO hasta donde se le entiende quisiera emular el ejemplo de Petrobras. Hace poco se publicaron una serie de preguntas a los candidatos, entre ellas "¿estaría de acuerdo en promover la reforma constitucional [...] que permita la inversión privada minoritaria en Pemex [...] y su cotización en las Bolsas de Valores de México y Nueva York?".

Petrobras fue creada en 1953 por Getúlio Vargas (meses antes de su suicidio maravillosamente descrito por Rubem Fonseca en Agosto) a partir de la nacionalización de varias empresas petroleras: un monopolio estatal parecido a Pemex. La diferencia, no de menor importancia simbólica, es que subsistieron en Brasil gasolineras de marca extranjera, de tal suerte que el brasileño de a pie nunca se acostumbró a ver sólo al charro Pemex, sino que se familiarizó con Shell o Exxon. El virtual monopolio estatal no se daba abasto durante los 60, 70 y 80. En el gobierno de Collor de Mello empezaron los cambios, buscando diversas figuras de asociación público privado, nacional y extranjero en energéticos. El presidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) fue el impulsor de las reformas de Petrobras que permitieron a partir de 1997 (ley 9.487 "ley del petróleo") dos reformas trascendentes: la participación de capital privado, brasileño y extranjero, en la exploración, explotación y refinación de hidrocarburos en Brasil, y cotización en la Bolsa de Nueva York de Petrobras a través del sistema de ADR's (American Depositary Receipts). Lo primero permitió a Petrobras allegarse de recursos para iniciar la exploración de las costas que redundaría, casi 10 años después, en el descubrimiento de los llamados yacimientos del "Pré-sal"; la cotización en Nueva York a través de ADR's, desde febrero de 2001, obligó a la empresa a ajustarse a las "mejores prácticas" de todo tipo.

¿De qué se trataba? Básicamente de colocarse una camisa de fuerza para sujetarse a condiciones de transparencia, rendición de cuentas, derechos de accionistas minoritarios, mejores prácticas contables y a la supervisión de sus finanzas, su gestión y su eficiencia en el mercado.

Cuando llegó Lula a la Presidencia en 2003 tenía la posibilidad de revertir las reformas de Cardoso. Hubiera podido "deslistar" a Petrobras de la Bolsa de Nueva York. Hubiera podido renacionalizarla o aumentar el control del Estado. Optó por no hacerlo. Al contrario: no sólo siguió la ruta de Cardoso en esta materia, sino que en 2010, poco antes de terminar su mandato, permitió que Petrobras lanzará una emisión de acciones en Nueva York que le aseguró el ingreso de 70,000 millones de dólares, la mayor cantidad jamás recogida por una empresa en un ejercicio así.

Conviene entonces subrayar la importancia de las dos movidas: capital privado minoritario y cotización en Bolsa. Lo uno sin la otra es un sucedáneo mediocre, y probablemente inútil.

Por ello la pregunta que hacemos a los candidatos en México es doble: ¿están a favor o en contra del capital privado minoritario y de la cotización en Bolsa? Petrobras sin mitos.

Conviene armar bien las preguntas a los candidatos para evitar simulaciones. Ojalá quienes hagan las preguntas tengan el tiempo necesario para prepararlas y lo dediquen a ello.

Bien por el IFE al no retirar las críticas a Peña

Leo Zuckermann (@leozuckermann)
Juegos de Poder
Excélsior

Una excelente noticia nos llega del IFE. Dos de los tres consejeros de la Comisión de Quejas y Denuncias (CQD) decidieron mantener al aire los spots en los que el PAN acusa a Peña Nieto de “mentiroso” por incumplir ciertas promesas en su campaña para gobernador del Estado de México. De esta forma se ha privilegiado el inalienable derecho humano a la libertad de expresión, consagrado en el artículo sexto constitucional, sobre la ridícula prohibición a las campañas políticas negativas del artículo 41 de la misma Constitución. Gracias a los votos de Benito Nacif y Alfredo Figueroa se ganó una batalla importantísima en la defensa de la libertad de expresión.

Ante las críticas que recibió su candidato, el PRI, por un lado, salió a defenderlo públicamente pero, por el otro, recurrió a la vía legal para silenciarlas. Solicitó a la CQD que censurara los spots negativos en contra de Peña. Para tal efecto, el PRI argumentó que dichos spots no cumplen con un “requisito de veracidad”, lo cual “no contribuye a la formación de la opinión pública libre ni se encuentra protegida constitucionalmente, sino que por el contrario, constituye un medio para inducir ilícitamente el voto del electorado, siendo entonces violatoria del principio de libertad del sufragio”. Hágame usted el favor: para el PRI, el cuestionar la actuación de Peña como candidato y gobernador del Edomex es una manera “ilícita” de solicitar el voto.

Por fortuna, la CQD revisó la queja del PRI y decidió que “las expresiones denunciadas no suponen una infracción al principio de libertad del sufragio, pues las frases en ellos contenidas no poseen calificativos que induzcan, coaccionen o generen presión para ejercer el derecho al voto, pues el discurso que se narra se concreta a manifestar el presunto incumplimiento a actividades específicas atribuidas al C. Enrique Peña Nieto con motivo de su gestión como Gobernador del Estado de México”.

Al explicar la decisión de la Comisión que preside, el consejero Nacif declaró: “Nuestro papel como autoridad es aplicar estrictamente la ley, proteger la libertad de expresión y creemos que en aras de tener una ciudadanía más informada nuestra intervención como autoridad no debe inhibir y silenciar la discusión de asuntos que son relevantes para que los ciudadanos tomen su decisión de por quién votar y que esto no es abrir la puerta de la guerra sucia, es abrir la puerta al debate, a la discusión libre, desinhibida, de asuntos que nos interesan a todos, y creemos que la libertad de expresión sirve a los ciudadanos, fomenta el flujo de información que es relevante”.

Nacif conminó a los candidatos a asumir obligaciones propias de una verdadera campaña de una democracia-liberal: “Tienen ese deber de tolerancia, de fomentar la libre discusión, me refiero a la libre tolerancia a la crítica dura, a la crítica severa, a la crítica cáustica que puede ser incómoda, pero es un nivel de tolerancia que se exige en una democracia, en una República, en aras de servir mejor a la sociedad”.

Suscribo ciento por ciento estas palabras. Me da mucho gusto que haya imperado una visión liberal en la CQD. El árbitro electoral no tiene por qué tratarnos a los votantes como niños que no debemos ver cierto tipo de propaganda. Peña y el PRI tienen todos los instrumentos para defenderse solitos. Es una pena que hayan recurrido al IFE para acallar las acusaciones de sus adversarios: denota su intolerancia a una auténtica democracia donde las voces críticas deben censurarse en lugar de responderse.

La resolución de la CQD puede ser revisada por el Consejo General del IFE y por el Tribunal Electoral. Quizás estos órganos reviertan la decisión. Pero, entre que son peras o manzanas, los spots seguirán al aire. Y esto es un muy buen precedente para todos aquellos que creemos en una campaña auténtica donde partidos y candidatos se critiquen entre ellos por sus errores y fracasos.

Espero que la CQD sea consistente en el futuro y, en caso de que le lleguen más peticiones de censura, las rechace. Por lo pronto, una felicitación para ellos.

La suerte global de México está cambiando

Héctor Aguilar Camín (@aguilarcamin)
acamin@milenio.com
Día con día
Milenio

El futuro económico de México podría vivir un ciclo más positivo que el del resto de la América Latina en los siguientes años.

Esto es justamente lo contrario de lo que ha sucedido hasta ahora, particularmente en comparación con los países del Cono Sur —Brasil, Argentina, Chile— que pudieron subirse, durante la última década, al gran tren de la demanda de minerales y productos agrícolas de China.

The Financial Times ha sugerido esta posibilidad al menos en dos piezas periodísticas. Una, su famosa columna Lex, del 15 de abril pasado, donde analiza un posible fin de fiesta para los retornos de inversiones financieras en América Latina:

Quizá la mayor amenaza potencial para los rendimientos financieros de la región es que los mercados centrales empiezan a ofrecer mejores opciones. Si se mantiene la recuperación de EU, por ejemplo, y las tasas de interés empiezan a normalizarse, los inversionistas podrían pensar que S&P 500 es más interesante como inversión que, digamos, la desaceleración china. México puede celebrar la recuperación estadunidense, pero el resto de América Latina sabrá finalmente hasta qué punto era realmente sostenible el auge de la región.

La otra pieza periodística del FT es un artículo de Paul Rathbone, editor del mismo diario para América Latina, que compara la fiesta brasileña de los últimos años, y su extraordinario crecimiento, con el ritmo melancólico de México.

La suerte de ambos países puede estar cambiando, escribe Rathbone:

Por primera vez en una década hay buenas razones para ser menos optimistas sobre China —y por tanto, sobre Brasil— y más optimistas sobre EU —y por tanto, sobre México. China ha perdido competitividad por el aumento de los costos de transporte y mano de obra, mientras que las cadenas productivas de América del Norte se están acortando. Si la economía estadunidense se recobra, a la industria mexicana le irá bien.
(“Mexico steps out of Brazil’s shadow”, FT, 15/3/12)

Mexico se ha vuelto ya un “productor global de automóviles”, dice Rathbone, industria que “genera 23 mil millones de exportaciones por año, más que el petróleo o el turismo”.

Y respecto a la violencia: “Su salto vertiginoso se ha estabilizado y, en algunas partes, ha descendido”. El por qué “no está claro”, termina Rathbone, aunque sugiere: “El aumento de 74 por ciento del gasto en seguridad pública tarde o temprano debería tener algún efecto”.