septiembre 04, 2012

Sin virtuosos

Federico Reyes Heroles
Reforma

"Si la virtud te falta, nada tienes". Anónimo

México mejora en muchos frentes, casi en todos. La esperanza de vida alcanza niveles de país desarrollado. La salud llega hoy a muchos más mexicanos. El promedio de escolaridad se ha elevado, lentamente, pero se ha elevado. La electricidad alcanza a casi el 100% de la población. El rezago habitacional ha descendido, sobre todo en los últimos 10 años. Las viviendas de los mexicanos han mejorado mucho, un 88.7% tiene ya agua. El 60% tienen tres o más recámaras y 90% cuenta con servicios sanitarios. Los hogares mexicanos están hoy mejor equipados, refrigeradores, lavadoras, televisiones, radios, computadoras, todo ha aumentado. El tiempo de las mujeres dedicado a los trabajos domésticos ha disminuido liberándolas para otro tipo de trabajos remunerados. Es un gran avance, los hogares mexicanos en una alta proporción ya tienen dos ingresos. Eso nos permitirá ahorrar como nunca antes.

El proceso de urbanización va muy avanzado. Nos falta mucho para garantizar que las nuevas ciudades crezcan de manera ordenada, pero no hay marcha atrás. Con la urbanización han llegado muchos cambios: la aparición masiva de clases medias; la liberación del yugo comunitario tan frecuente en las poblaciones pequeñas; la incorporación de millones de mexicanos a una forma de vida que ya no los hace sentirse marginados; la homologación de ciertos consumos básicos que unifican a los ciudadanos. Los niveles de información de los mexicanos hoy no tienen nada que ver con los de antaño. Aunque la penetración de la Red va lenta, hay una nueva generación que ya no puede imaginar su vida sin el instrumento.

El Índice de Desarrollo Humano de México ha mejorado, en lo básico, salud, educación, etcétera, hemos invertido bien. Vivimos una verdadera explosión de organizaciones ciudadanas que garantiza una mayor y más estrecha vigilancia de los quehaceres gubernamentales. Esa exigencia ciudadana introduce un sano acicate que mucha falta nos hace. En menos de 20 años, desde la firma del TLC, México se ha convertido en una verdadera potencia exportadora. Hoy estamos exportando a Estados Unidos más de 1000 millones de dólares al día. La ONUDI nos sitúa en el lugar 30 en el desempeño de competitividad industrial. Lo que está sucediendo en la industria automotriz es asombroso. Somos ya la octava potencia, hemos dejado atrás a países como Canadá, España o Francia. Aportamos casi el 1.5% de la economía mundial, seguimos detrás de Brasil e India que aportan el 1.7%. Pero hay una gran diferencia, esos países tienen mucha más población.

La formación de ingenieros en México ha mejorado, hoy egresan más ingenieros aquí que en Alemania, Brasil, España. Las inversiones en la industria aeronáutica son sorprendentes. Embraer piensa instalar una planta en Querétaro. A pesar de la violencia, la Inversión Extrajera Directa se mantiene en niveles que serían la envida de muchos. Los números macro ya no llaman la atención, deuda muy baja, inflación de un dígito y bajo control; déficit ordenado; reservas como nunca antes; flotación auténtica y no traumática; solidez de la banca, etc. Claro, nos quejamos de que el crecimiento no es más alto y nos quejamos con razón porque el país tiene todo para crecer más y así disminuir de manera acelerada la pobreza, sobre todo la extrema que deberíamos poder llevar a un dígito en poco tiempo. La lista de buenas noticias es infinita. Y sin embargo algo está podrido.

Si uno revisa los dimes y diretes de los políticos nos encontramos con que se han encargado de enturbiar todo. Hay legisladores que, con la mano en la cintura, dicen que nunca antes había habido tanto pobre. Es totalmente falso, pero lo dicen sin vergüenza. Panistas y priistas no se reconocen mutuamente ningún logro, con lo cual desconciertan a la opinión pública. Qué decir de discurso trágico del PRD que por momentos pareciera anunciar una verdadera catástrofe por venir. Como si sólo denigrando al otro, sólo negando los aciertos, se puede acceder al poder. Eso habla de una clase política mezquina y miope. Las elecciones se efectúan regularmente, en épocas de crisis y de auge y siempre habrá algo que criticar y algo en qué superar a la gestión que se encuentra en el poder. Al negar la realidad, al no reconocer los avances y denigrar a sus opositores, denigran a México. ¡Qué logro!

Como en pocas ocasiones la lectura internacional sobre el futuro de México es muy optimista. A pesar de la violencia, del ridículo de la Izquierda y en su mentirosa invocación de un macro fraude, de fuera nos están leyendo como lo que en verdad somos y podemos ser. Pero el daño está hecho. México está perdiendo su capacidad para desear futuro. La clase política es muy poco virtuosa, la ingratitud, la pequeñez ética, la mentira como forma de vida, la deshonestidad, se han apoderado de ella. El problema no está en las instituciones, está en los gobernantes envenenados por el poder. Esa es nuestra verdadera tragedia.

Vigilantes y garantes de la democracia

Vicente Fox Quesada (@vicentefoxque)
Ex presidente de México
El Universal

México tiene ya nuevo presidente de todas y todos los mexicanos. Qué alegría que la democracia y las elecciones nos abren nuevas oportunidades para reemprender el viaje de construir sobre lo construido, de ganar sobre lo ganado, de lograr sobre lo logrado.

Ahora, el éxito de nuestro país, su adscripción real al desarrollo, depende de que todos los ciudadanos participemos y nos incorporemos plenamente como sujetos activos. Uno para todos, ¡todos por México!

El mandato de cambio reclama un ejercicio democrático del poder, porque en la democracia los asuntos políticos siempre deben ser de dominio público y porque la transparencia de la gobernanza es un valor, pero sobre todo un ejercicio cotidiano.

Ahora, todos y todas debemos ser la voz, los ojos, los oídos de un vigilante de la democracia. Ahora todos y todas debemos convertirnos en garante del cumplimiento de los compromisos del primer mandatario. Ahora todos y todas aseguremos un buen gobierno que pondere al ciudadano y su bienestar como eje de sus acciones. Todos y todas queremos, ahora y siempre, un México fuerte, un México próspero, un México seguro, un México exitoso. Durante las elecciones pasadas manifesté abiertamente mi postura ante el proceso electoral que tuvo como conclusión el voto libre de millones de mexicanas y mexicanos que buscamos, a través de nuestro sufragio, que el destino del país sea retomado hacia la paz y la concordia.

Acepto mi responsabilidad por la postura asumida en la que busqué y voté lo mejor para México, anteponiendo el amor a mi patria, mi compromiso como ciudadano, mi aspiración al bien común para todos y mi deseo de que termine esta terrible violencia en la que estamos inmersos.

Terminemos con esta guerra absurda y sin resultados, alcancemos la paz y la armonía; ya pagamos un precio más que suficiente. Me sumo ahora, con todo México, como vigilante y garante de los principios, valores y programas del nuevo presidente de la república para:


· Garantizar el camino exitoso de México para los próximos años, fundamentado en principios de democracia y libertad. En eso ni un paso atrás.

· Vigilar el cabal cumplimiento del decálogo de compromisos asumidos en campaña por Enrique Peña Nieto, hoy presidente electo de todos los mexicanos.

· Garantizar la trasparencia y la rendición de cuentas.

· Terminar la guerra inútil que dejó la anterior administración. Que lleguen la paz, la tranquilidad y la armonía.

· Vigilar que se garantice a todo ciudadano una verdadera impartición de justicia, un absoluto respeto a los derechos humanos y el debido proceso jurídico. Nadie puede ser exhibido y declarado culpable sin juicio de por medio.

· Seamos vigilantes eficaces para que el Congreso se preocupe verdaderamente por México, sus familias y sus comunidades, dejando atrás intereses partidistas, de grupo o particulares.

· Apoyar, particularmente, las reformas fiscal, energética y laboral como camino a recobrar el empleo, el crecimiento y mejorar el poder adquisitivo perdidos en estos últimos seis años.

· Garantizar y apoyar, con decisión, una verdadera revolución educativa de fondo.

· Revertir el proceso de crecimiento de la pobreza y pérdida de ingreso a partir del 2008. Iniciemos una cruzada nacional en contra de la pobreza, por la justicia y la mejor distribución del ingreso.

· Vigilar y garantizar la continuidad, con mayor vigor y eficacia, de todos aquellos programas que han sido causa e impulso para el crecimiento acelerado de clases medias y el mejoramiento real de su calidad de vida.

· Asegurar la inclusión, el desarrollo humano y la protección de nuestros recursos naturales.

La elección quedó atrás, se ha resuelto la conducción de la siguiente etapa. Pongamos la mirada al frente y en el horizonte. Sabemos cuál es nuestro camino y destino, lleguemos juntos, unidos, fuertes. Que nadie quede fuera. Tengamos confianza en nosotros mismos, en nuestro gobierno. Acotémoslo-apoyémoslo. Emprendamos juntos la nueva travesía. Tengamos alteza de miras.

Es momento que mujeres y hombres trabajemos juntos. Es tiempo de que agricultores, campesinos, maestros, profesionistas, empresarios y legisladores trabajemos hombro con hombro para crear un México fuerte para todos. Es hora de remar parejo, es preciso que sociedad y gobierno desarrollemos un esfuerzo de gran aliento. ¡Unidos!

Debemos dar un nuevo impulso a la convocatoria de reformas del Estado, integrando las coincidencias que nos lleven a la construcción de un sistema político y a un Estado de derecho vigoroso y justo. Debemos anteponer a nuestras diferencias la única coincidencia posible: México.

La invitación a sumar, discutir, consensuar, acordar y decidir corresponde a todas las fuerzas y partidos políticos. Y a nosotros, los ciudadanos, ser vigilantes y garantes de la democracia. Es por México.

Estar al lado de México es estar al lado del éxito y del fortalecimiento democrático para igualar oportunidades para todos. Un México de leyes, un México de justicia y oportunidades iguales, un México de reformas, un México de instituciones, un México vigilante y garante del mandato conferido será, siempre, un México fuerte. Hagámoslo.

Y que se le salen del guión al Peje

Francisco Garfias (@panchogarfias)
www.elarsenal.net
Arsenal
Excélsior

El gobernador de Guerrero, Ángel Heladio Aguirre, emanado de una coalición de izquierda, se le salió del guión a Andrés Manuel López Obrador.

No sólo refrendó su voluntad de mantener una relación fructífera con el gobierno federal, que próximamente encabezará el priista Enrique Peña Nieto, sino que reconoció el respaldo que el presidente Calderón le dio a la entidad en dos rubros: el combate a la inseguridad, y la promoción de la actividad turística. Nobleza obliga.

Otro que sutilmente mandó a volar al Peje y su desobediencia civil es Marcelo Ebrard. A más de diez mil kilómetros de distancia —se encuentra en Italia, en un foro mundial sobre urbanización— hizo saber que acatará el fallo del TEPJF. Para no verse tan mal con el líder de Morena, descalificó los trabajos del tribunal. Declaró que le parecía “muy decepcionante” la actuación de los magistrados que unánimemente declararon a Peña Presidente electo. El clásico “sí, pero no”… Miguel Mancera, jefe de Gobierno electo, no se quedó atrás. Él también manifestó que mantendrá un trabajo institucional con el Presidente electo. Los gobernadores electos de Morelos, Graco Ramírez, y de Tabasco, Arturo Núñez, ya habían reconocido la controvertida resolución.

La gran incógnita de la controvertida reforma laboral es si ya está consensuada en el seno del Partido Revolucionario Institucional, donde militan algunos de sus principales detractores: los líderes sindicales. Su aprobación o rechazo nos darán una idea de cómo se vienen las cosas en el seno del futuro partido en el gobierno.

¿Les torcerán la manita a los que se opongan a la reforma? ¿Tendremos en la figura de Enrique Peña la restauración del “eje articulador” del PRI? Planteamos las preguntas porque una voz autorizada de ese partido nos adelantó que la cúpula del tricolor ya aceptó “más o menos” los términos de la propuesta enviada al Congreso por el presidente Calderón, en calidad de “iniciativa preferente.” Esto obliga a los diputados a dictaminarla antes del 30 de septiembre. Al preguntarle a la voz si ya la habían consensuado “más o menos” con el sector obrero del partido, nos dio a entender que no habrá problema, siempre y cuando se le hagan adecuaciones que “garanticen” los derechos de los trabajadores. Agregó algo que nos hizo reflexionar sobre la suerte que correrían los que ofrezcan resistencias en el tricolor. “En el PRI nadie se quiere enfrentar con Peña Nieto”, dijo.

La fuente precisó que el famoso outsourcing (subcontratación de una empresa a otra en actividades que originalmente le fueron asignadas) ya fue aceptado en la cúpula, pero incluyendo la figura de “patrón substituto”. El alegato es que eso evitaría la creación de falsas cooperativas que, una vez cumplido el contrato, se desvanecen y dejan a los trabajadores en el aire. “Es lo que sucede actualmente”, aseguró la fuente.

Otro tema en que “más o menos” admite la cúpula del tricolor —la bancada no ha tenido tiempo de procesar la iniciativa— es el de “horario por horas” (contratación por horas.) La única condición es que no sea regido por el salario mínimo.

Nos queda claro también que la transparencia en el uso de recursos que obtienen los sindicatos, afiliados o no a la CTM, será sacrificada para facilitar el tránsito de la reforma. Como quien dice “hay que ir poco a poquito…”, con o sin “eje articulador”. El peso de Elba Esther Gordillo, líder del SNTE; Carlos Romero Deschamps, STPRM; Joel Ayala, FSTSE, y compañía, es todavía mayor que la urgencia de transparentar los recursos de los sindicatos.

Nadie se quiere aventar el tiro de desafiarlos, más allá del discurso. El tema ya se sacó de la reforma laboral. “Ese es otro boleto. Nadie se quiere echar encima al SNTE”, puntualizó la voz.

Va el nombre de un diputado que pronto cobrará relevancia: Ricardo Fidel Pacheco. Este cetemista, abogado de profesión, hombre de confianza de Carlos Aceves del Olmo, uno de los sólidos aspirantes a la sucesión de Joaquín Gamboa Pascoe, será el próximo presidente de la Comisión del Trabajo de la Cámara de Diputados.

Esta Comisión se encargará de dictaminar la mencionada reforma a la Ley Federal del Trabajo, dentro de los 30 días naturales. Se integrará, en principio, el miércoles próximo. “De no tener Comisión, nos acercaríamos definitivamente hasta que se venzan los 30 días, y así como está dispuesta, tendría que pasar a votación”. Reconoció Manlio Fabio Beltrones, jefe de la bancada del PRI en San Lázaro. Y dijo más: “Hay garantías de que la desahogaremos el 30 de septiembre; de que sea aprobada, no; de que sea rechazada, tampoco. A lo mejor puede ser aprobada con modificaciones y para eso necesitamos un dictamen”.

La integración de la Comisión de Trabajo es excepcional. La legislatura se acaba de instalar. Hasta hoy no hay ninguna comisión. Las negociaciones sobre el reparto de las mismas apenas se inicia. Pero el envío de la “iniciativa preferente” del Ejecutivo hace urgente la creación de la citada Comisión de Trabajo.

El tema se trató en la reunión de la Junta de Coordinación Política en San Lázaro. Sólo la fracción del MC, que coordina Ricardo Monreal, se opone a su integración.

La izquierda: el nuevo camino

León Krauze (@Leon_Krauze)
leon@wradio.com.mx
Epicentro
Milenio

Se acabó el suspenso. La decisión del Tribunal Electoral le ha dado luz verde a la Presidencia de Enrique Peña Nieto. El PRI regresará a Los Pinos y la sociedad mexicana entera (comenzando por las corrientes de oposición, en particular la izquierda) tendrá la obligación de poner al nuevo presidente, su equipo y sus propuestas, bajo el más riguroso microscopio. En México, la mecha de la indignación es corta… y debe seguirlo siendo. Es imposible exagerar el riesgo de que el PRI incurra una vez más en sus viejos, prehistóricos, abusos y costumbres. El ogro tendrá que demostrar que ha aprendido a embridar sus peores pasiones. Si, en un acto suicida, opta por lo contrario, la opinión pública deberá usar las herramientas de la democracia —que no son pocas ni ineficaces, aunque algunos quieran creer lo contrario— para ponerle los más severos límites. El PRI podrá haber ganado la Presidencia, pero está muy lejos de ganarse la redención histórica.

Pero así como el PRI tendrá que definir hacia dónde pretende caminar ahora que ha vuelto al poder, las otras fuerzas políticas están obligadas a hacer lo propio. El desenlace de 2012, por ejemplo, lleva al PRD y a esa caótica coalición de fuerzas que forman la izquierda mexicana al momento de la verdad. Durante seis años la izquierda postergó su encuentro con el espejo. Con el pretexto de una supuesta simbiosis, las distintas fuerzas progresistas evitaron una separación que, para muchos, no solo era impostergable sino necesaria. Durante el sexenio que termina, el famoso divorcio de las distintas fracciones perredistas se volvió un lugar común: “son como un matrimonio que ya duerme en camas separadas”, les oí decir muchas veces a colegas analistas. “Tarde o temprano se van a divorciar”. Como sabemos, el matrimonio de izquierda aguantó, sin mayores muestras de factura, seis años. Pero ello no implica que aquel lugar común no tuviera mucho de cierto.

En los últimos años he tenido la oportunidad de hablar, en público y en privado, con muchos hombres y mujeres de izquierda. He podido escucharlos y verlos, “on y off the record”, en casi todas las circunstancias imaginables. Y lo cierto es que las diferencias dentro de la izquierda son enormes. Sin revelar nombres ni detalles, puedo compartir que fui testigo del hartazgo, molestia e incluso desesperación que el cacicazgo lopezobradorista provocaba en muchas voces admirables de la izquierda mexicana. Yo los vi dar golpes en la mesa, los escuché alzar la voz. Nadie me lo cuenta.

Para los hombres y mujeres de izquierda que han querido distanciarse de López Obrador, el momento finalmente ha llegado. No se trata de abandonar los ideales de la izquierda. Mucho menos de refugiarse en la abstracción de los adjetivos fáciles. No hay que etiquetarse de “moderno” o de “vanguardia”. Se trata, en cambio, de poner un hasta aquí, de trazar una línea en el camino para tratar de construir un discurso que apele a millones de votantes que comulgan con la agenda social progresista, creen en la importancia capital de la reducción de la desigualdad y la pobreza (por las mejores vías, no el asistencialismo que muchas veces las perpetúa) y se ilusionan con un México libre de ataduras anacrónicas (como si hubiera otras…).

Marcelo Ebrard debe poner el ejemplo. Pero no debe ser, ni de lejos, el único. Hay muchos otros que han resistido años de silencio, supeditados al proyecto personalista de un líder, de un caudillo. Hoy, el hombre que ha encabezado durante una década ese proyecto debe dejar su sitio a la siguiente generación. Si se niega a hacerlo, sus discípulos tendrían que darle la espalda, echarse al hombro lo suyo y animarse a comenzar una nueva senda. Lo merecen ellos y lo merecemos nosotros.